Cuando el propósito te alcanza

Meditación con Mataji Shaktiananda

10·04·2024

Guarda entera concentración en tu respiración,
a tu ritmo natural, no provoques nada más
ni te produzcas ninguna inquietud,
todo lo que hagas, estará bien.

Si buscas atención, en tu respiro solamente,
no atiendas nada más.
Si alguna parte de ti quiere distraerte,
no la atiendas.
Algún malestar, alguna resistencia,
nada, no estás.
Estás solo para ti.

Así que respira con serenidad,
tan profundo como lo requieras,
hasta que eso que requiere algo,
se calme y solo quiera calma.

En espacios así, observa, capta, qué ocurre.
Si requieres más, respira más.
Suele ser la mente
la que traduce todo requerimiento,
así que céntrate en ella, respira para ella,
hasta que se aquiete.
Si solo supiera lo maravillosa que es,
no se inquietara tanto, no lo permitiría.
Pero de alguna forma,
sabe que existe tanto en ti, que,
 ¿cómo lo reduce?, ¿lo calla?,¿ lo oculta?
Y por eso respiras.

Evalúa tu respiro, gradúalo,
atiéndelo con confianza en ti,
ante lo insegura que se siente la mente
en un momento así.
Casi siempre resuelve agitarse,
y tu respiro la calma.

Todo se va disipando
y requieres menos respiros.
Es que el respiro no requiere nada.
Haz que termine haciendo la tarea,
haz que termine siendo sutil,
tu sutil aliento, tu sutil respiro.

Que ningún pensamiento intente nada,
ante tu sutil respiro.
Que ningún temor elabore nada,
para eso respiras.
Te vas percibiendo en tu cálido estado del Ser,
con tu respiro cálido, que te arropa tanto.

Y es tu valioso estado
de permanencia consciente,
sabiendo que habitas, que vives, que actúas,
y que siempre, siempre, siempre,
guardas un propósito.
Que pase lo que pase, estés donde estés,
guardas ese propósito.
Y que si respiras, es por ese propósito.
Y que ahora mismo, no existe nada más.
El respiro sabe eso y por eso se produce,
pronunciando nada.

Y el propósito ni siquiera se dice, se siente.
No existiría ningún sentido que te lo defina
o te lo pronuncie, no podría.
Y respiras tan sutilmente,
tan imperceptiblemente.
Y una nada es tu respiro, una nada.
Es cuando el propósito te descubre,
se descubre y descubre todo.

Eres el amor mismo.
Eres el amor mismo.
Es cuando el propósito te alcanza,
no creas que tú a él.
Él te alcanza.
Por eso, ¿cuál es la angustia?
¿Cuál es el rechazo?
¿Por qué la resistencia?

Es que eres el propósito mismo.
Eres el propósito de Eso.
¿Qué más grande amor?
¿Que te tengan, que te guarden,
que te acepten, que te amen,
como propósito?
¿Qué más? ¿Qué más hay? ¿Dónde?

Y si eres capaz de percibirlo, más.
Por eso es que eres lo que eres:
lo más grande, el más grande amor posible.

El respiro cesa,
está en su propósito.
El respiro cesa.
Sostente ahí.
Ni siquiera lo requieras,
ya ni siquiera te requiere a ti.
Inmenso, todo inmenso.
Y sueltas, te sueltas, te liberas.

Respiras profundo y atiendes el respiro,
así como el momento ,
en el que ya sabes estás y eres
y, persistes en el ahora y respiras ahí.

Te agradeces,
con profundo amor y respeto,
te agradeces.
Por tu esfuerzo,
tu valentía y tu entendimiento.
Te agradeces el propósito
y le gradeces a lo que Es.

Om Namaha Shivaya