Plan de vuelo 2022

por Mataji Shaktiananda

A estas alturas,

vuela,

en un viaje directo

a tu

En la nueva entrega Resurrección de la saga Matrix, le preguntan a Neo, El Elegido, si realmente vuela. Con cierta modestia -resintiendo la fama de leyenda viva dentro del escuadrón de la resistencia- responde que sí, sin reparo ni pudor. No mentía. Le precedían glorias pasadas, enmarañadas hoy entre irrealidades virtuales. Más adelante, cuando intenta volar, no puede, en medio de las consabidas contiendas de perenne acecho, no logra ni siquiera despegar sus pies de la tierra, solo con la ayuda de Trinity alza vuelo, discurriendo así entre el espacio-tiempo de escape posible.
Alucinante es cuando Trinity observa el Sol poniente -la hora dorada- impregna la fotografía y, tras un beso, ambos se lanzan al vacío para ascender, evadiendo así toda tramoya oscura. Vuelan. Vuelan. Vuelan.

Fuerza Shiva-Shakti

“Solo si Shiva es unido con Shakti,
Él tendrá el poder para actuar.
De otra manera, el Dios no podría,
ni siquiera, producir un leve temblor”.

Adi Shankaracharya

Sirva la anécdota como épica a emular, sin aferrarnos al evento fílmico de las hermanas Wachowski, libantes como han sido de enseñanzas ancestrales. Rescatemos, más bien, el guiño revelador a la energía femenina, fuerza imprescindible para que la masculina opere. Esto, que no suene a acotación feminista, lejos de eso. Más bien, es el justo complemento de las polaridades primordiales que contemplan la fuerza única, esa que todo mueve.
No hay elevación posible mientras no se active lo contenido, la fuerza Shiva-Shakti, Yin-Yan, la dualidad de las dos fuerzas opuestas que se complementan y que, a estas alturas, a razón de los equívocos trayectos colectivos, también están ya fuera de control.

Alteración de la polaridad

Revelan los Maestros que, como sistemas de almas expresadas en cuerpos, hemos quebrado el eje causal que reproduce las células contentivas del genoma original, la materia que concebía la configuración espacial del género, la carga cromosómica que definía el sexo. Entendiendo sexo como la condición genética “genérica”. Aquello que mostraba, mediante la forma, la carga potencial de consideraciones existenciales que un cuerpo recibía. Aun cuando siempre han existido equívocos, nunca como ahora. Se ha alterado el orden establecido.
La causa fundamental de esta ruptura se debe a la falta de recursos humanos para responder a la ley del karma, y disolver así lo que se arrastra como alteración de la Ley Primordial del Amor. La consecuencia de ignorar el karma ha ralentizado la genética, al perpetuar la consecuencia de acciones imbricadas a la sexualidad, sobre todo, las transgresivas y violentas, que no se disuelven ni redimen con nuevas acciones. Esto no ocurre por lo siguiente: se ignora la posibilidad de revertir causa-efecto, dando así regencia a la implacable Ley.

Quiebre

visibilizado

El desconocimiento masivo de la determinante que la ley aplica es lo que no promueve la consecución y el sostenimiento del principio de polaridad. Por consecuencia -indefectiblemente- arrastra las inexorables cargas que conlleva cada acción negadora. Estas consideraciones, según los Maestros, está más que “visibilizada”, para usar el término que acuñan los tiempos. Nadie podría desconocer lo que hoy ocurre.
De estas consideraciones es que toma importancia la secuencia referida en Matrix. La correspondencia entre las polaridades para el logro y la activación del opuesto en cada uno.

Volar no es el límite

Pero de cualquier manera hay que lograrlo. Desde aquí, con la pandemia encima y sin superar, el sobrepeso existencial propio y ajeno, las tensiones humanas in crescendo bajo la subvención mediática, así como el descreimiento masivo convertido en programa de subsistencia posible. Así y todo, hay que lograrlo.

Debe evaporarse el sentimiento lastimero, así como el drama o la desesperanza para elevar consciencia. Debe lograrse a través de la voluntad, el más genuino y potente recurso humano, dado para que lo transcendental nos sea intrínseco y erradiquemos lo fútil, todo de una buena vez.

Siempre en estos “planes de vuelo” se apelará a la valiente posibilidad de sobrevolarse a uno mismo, de abandonar pesos y negaciones, así como remontar bajones y caídas. Igual, sino estamos marcados por mayores contratiempos, si vivenciamos el dharma, siempre partiremos de la sosegada premisa del avance.

El eterno vuelo dual

hacia el Uno

“Carentes de Sol y envueltos en ciega oscuridad están los mundos de quienes se convierten en asesinos de sus Almas”.

Isha Upanishad

Pocos dudamos ya de que cada vida es un viaje, una travesía, una bitácora propia trazada -lejos de lo que se entiende como destino- para experimentar los tránsitos de existencia humana. Plan cíclico que nos mantiene por esta tierra, cada vez más desgastada y desgraciada por obra del hombre y gracia del “Gran Espíritu”,“Wakan Tanka”, “Gitche Manitou” o el mismísimo Espíritu Santo, como se le quiera llamar a la Ley.

Por eso, disolver es condición sine qua non, para que el plan evolutivo, finalmente, apunte a resoluciones expiatorias de nuestros desmanes. A lo que igualmente le sumamos el latente incentivo del otro lado, el que acecha, no siendo siempre desconocido o ajeno. Sabemos que estamos signados por lastres kármicos, el pasado siempre proyecta condiciones presentes. Vale siempre reconocer el pasado, solo para disolverlo. 

Por eso recalcular, replantear, incluso hasta lo más inocuo que ha surgido de la mente humana: la “reinvención” (invento de débiles), son recursos que han adquirido validez. Cada uno se sostiene a la medida de su conciencia. Son medios viables de la dualidad para jugar desde la verdad innata. Dar con resoluciones que permitan remontar, con libertad de vuelo propio, el principio básico, llámese liberación, iluminación, emancipación o transcendencia, sin mentiras, inventos ni aspavientos.

¿Qué serían las

“re(sol)uciones”?

“En verdad se ha dicho que una cosa es la que proviene del Nacimiento, y otra la que deriva del No-Nacimiento. Esta es la enseñanza que recibimos de los Rishis que revelaron el Ser a nuestra comprensión”.

Taitiriya Upanishad

¿Existe acaso una solución para todo? Y cabría la cínica visión del periodista Henry-Louis Mencken: “para todo problema humano hay siempre una solución fácil, clara, plausible y equivocada”. Lapidaria sentencia que traduce el agridulce sabor de la vida. Bastaría entonces acogerse a una única resolución: ser y hacer.

Sabemos que somos un sistema que gira en torno a las fuerzas gravitacionales que manejan, a su vez, otros sistemas en los que se ejerce, por ley y fuerza que ordena y reordena el universo todo, vivo, lo que gestiona la existencia.

Cómo no creer que surgen y se precipitan eventos que facilitan, así como atentan, los planes que nos mantienen recreando la existencia. Cómo pretender no estar sujetos a eventualidades que podrían ser reveses, a tiempo o destiempo, dentro de lo que creemos es este no-tiempo inexistente, realidad visible del cotidiano evento de la vida diaria, sucedida en el espacio-tiempo que nos contiene.

Cómo no saber que, cada día, se somete a prueba nuestra fuerza, así como la voluntad para dar con resoluciones -previstas o no- para trascender todo suceso o situación. ¿Cómo obviar o desestimar eso? De allí la recurrencia, porque; ¿Qué reflejo más visible y consciente de la mecánica celeste circundante que el Sol resplandeciente, incesante proveedor de vida? Magistral y devocionalmente recitado por Akenatón en su himno a Atón: “Aunque bañas los rostros, nadie conoce tus designios/Es imposible al hombre desvelar la creación”. El misterio inhibe, ciertamente, tanto como atemoriza.

La resolución sería esa línea que traza el sentido menos común de la razón aturdida con la fuerza más consciente del presentir amoroso. Una fusión exacta de la intuición innata con la acción inmediata. Sí, se trata de concebir luces internas que nos aclaren todo proceder ante el perenne riesgo en el que nos coloca esta existencia, sucesión de vidas sin propósito ni resoluciones.  La resolución debe ser definitiva: dejar de nacer, que no sería precisa ni simplemente morir. Morir es tan solo un evento dentro del circuito causal-sucesional del karma-vida.

Obtener la fuerza para alcanzar las resoluciones

Hay que hacerse de talones alados, así como Pipatón, el valeroso cacique de los Yariguies de precolombina data (siglo XVI), quien supo sobrevolar las selvas del Magdalena Medio liderando la resistencia contra los españoles. Tan temido por sus movimientos que llevó a los colonizadores a la barbarie de mutilarle los talones, y ni así lograron detenerlo. Se escapó para seguir librando contiendas aunque, finalmente, se entregó para fallecer en un convento de frailes. Pipatón corrió urgido, con apremiante propósito: resistirse al dominio.

Por eso, el despliegue de vuelo hay que imaginarlo, planearlo, circunvolarlo y concretarlo. Atender variables y eventualidades, pero que nada anule el primordial propósito interno, antagónico por lo demás, a las lastradas cargas de pecados como el “original” y los “mortales”, esas formas de condena perpetua a la permanencia en estos planos.

Control

y desorden

“¡Oh, Gran Nutridor, oh único Vidente! ¡Oh, Ordenador! ¡Oh Sol Iluminador! ¡Oh poder del Padre de las Criaturas! Guía tus rayos. Aduna tu Luz. El Brillo que, entre todas, es tu forma más bendita. Eres el Purusha aquí y allá. Eres el Yo Soy”.

Isha Upanishad

La ficha maniqueísta de este juego se encuentra del lado del tablero del control impuesto y el desorden que reina exprofeso, validado en presunciones mal encausadas en falsos valores y demandantes derechos que no aplican. Nada aplica sobre el trastocado orden terrenal hoy, lo que se ha visto como el caos hacia la deconstrucción de la genética en todos sus aspectos.

Este par de años pandémicos han producido una resistencia mayor, producto de la deliberadamente provocada inercia. Es como si se hubiesen movido conductos más temerarios que solo buscan incompetencia afectiva, egoísmo, ensañamiento, así como indiferencia. Tal descalabro existencial incrementa cifras de toda índole, sumando a las estadísticas en las que se ha convertido al humano.

Quedémonos con la poética de Akenatón en su descifre profundo de esta desventura humana de ignorar principios y leyes.

“…Las criaturas que vuelan y se posan,

reviven cuando te ven aparecer.

¡Tú que has hecho fecundas a las mujeres,

tú que formas el semen en el hombre,

que mantienes al hijo en las entrañas maternas,

que lo apaciguas para que su llanto cese,

tú mismo fecundas incluso la matriz

que da aliento para sostener lo creado!

Cuando el niño desciende por las entrañas

para nacer y respirar en el aire,

tú abres su boca por completo,

tú atiendes a todas sus necesidades.

Cuando el polluelo pía dentro del cascarón,

tú le otorgas respiro y ayuda.

Cuando has completado su cuerpo en el huevo,

él lo rompe y pía en su justo momento;

y cuando sale de él ya anda sobre sus patas.

¡Cuantas y que diversas son tus creaciones!

Imposible le es al hombre desvelarlas

¡Oh Dios único, que no tienes igual!”

Para la lectura se recomienda escuchar Metamorphosis (completa) de Philip Glass.