Conciencia eres, aunque finjas

Meditación con Mataji Shaktiananda

08·01·2025

Hazte presente, sitúate acá,
haz una breve introducción íntima,
para ti, por ti, refiriendo lo que haces ahora mismo.
Trata de que lo que pienses sea lo que sientas,
lo que quieres, lo que tu verdad es.

Hazte en tu propósito,
en la voluntad que te mueve,
y da inicio a ese respirar más que consciente.

Cada respiro intencionado
y exactamente realizado,
con todo lo que contienes y con lo que sabes tomar,
haciéndote consciente de todo tu sistema,
lo que es permanecer así,
equilibrándote, sosegándote
y reconociendo esto que eres.

Obsérvate cómo estás respirando,
cómo elaboras, cómo demarcas la cualidad
de cada respiro y lo que produce,
¿acaso un despeje?
¿Te vas aligerando?

Cada respiro introduce prana
y ahí empieza tu trabajo, en ese tu laboratorio.
¿En qué lo transformas?
¿Hacia dónde lo conduces?
Y tienes que darle prioridad a tu circuito neural.
Percibe cómo circula el prana,
cómo reaccionas a eso.

Y más allá de lo físico que ocurre,
pasa más, te alimentas etéricamente, pránicamente.
Asistes, proporcionas.
Y, los pensamientos aunque se producen,
se aquietan, te acompañan,
y eso ya es un logro,
que sea esa la decisión.
Ni te confrontan ni te perturban,
ni te obstruyen, son de ti, están contigo.
Y ceden, ceden ante ti, te reconocen
y saben lo que haces.
Respiras complacidamente.

Experimenta eso,
cómo se da ese intento
y se queda ahí, sin concreción.
No se elabora perturbación.
Eso lo produce tu respiro, en comunión,
 con lo que permanece
absolutamente habilitada tu mente.

Estás ahí y no parece.
¿Quién está?
¿Quién eres ahí, así?
Vas abriendo el espacio con cada respiro,
con tal sensación de quietud.

Atrévete a más, date confianza,
respira sin temor, créete el momento,
asume tu capacidad,
refleja tu interior, acepta el Ser,
registra el vacío, clama el silencio.

Claro que puedes hacerlo
si abandonas formas, doctrina,
dogma, creencia.
Si no te afanas en pretender algo
o ser alguien, nada de eso.

Un respiro, un ser vivo,
un alma despierta, una conciencia plena,
una verdad latiendo, un aliento firme,
una constante eterna, la Fuerza que Es.

Y solo queda sentir el amor que eres,
sin definir, sin esperarlo,
porque siempre ha existido,
siempre ha sido, siempre lo has tenido.
Siempre, siempre ha estado.

El respiro cesa, ni necesario es.
Te suspendes en el vacío,
nada ni nadie se muestra,
no existes.

Entonces, ¿por qué sufres?
¿Por qué niegas?
¿Por qué reclamas?
¿Por qué dañas?
¿Por qué temes?

El respiro alienta, te alienta.
Respira.

¿Cuánto te crees de este drama?
¿Cuánto lo produces?
¿Por qué te prestas?
¿Es que acaso no lo recuerdas?
Eras amor, eras luz, eras principio, eras verdad.
¿Qué te pasó?
¿No te creíste? ¿No confiaste?
¿Cuándo pararás? ¿Cuándo dejarás?

Proponte, prométete,
rescata el propósito.
Hazte el camino, hazte en camino.
Si no lo has hecho empieza,
depúrate reconociéndote,
atendiendo todo lo que sabes te pesa,
más, el desgano, pero sobre todo,
aquello que te hunde.
Y sería todo aquello que sabes
no te permite elevarte.
No te mientas, sabes bien todo lo que Es.
Lo sabes.

Conciencia eres, aunque finjas,
conciencia eres.

Respira profundo
considerando el momento,
el logro interno, la mente que pudo,
la fuerza que te diste y el compromiso creado.
Lo haces por ti.

Ya lo sabes, con el respiro tod puedes,
más allá de vivir, que es bastante.

Respira en gratitud,
a profundidad y hazte presente.
Nada ganas estando ausente.
Tu Ser te necesita vivo y activo,
consciente, pero más, siendo verdad.
Es la premisa de la conciencia en luz.
No hay más. Tú elige.

Om Namaha Shivaya