¿Qué tanto le pides al Universo y qué tanto le das?
¿Qué tanto le das al Universo,
ante todo lo que pides?
Dirás, ¿qué necesita el Universo de mi?
¿Qué soy, qué contengo?
¿Qué me puede pedir, además?
Que estés consciente, que seas consciente y,
que consciente como estás o crees estar,
sepas y puedas avanzar, ¿hacia dónde?
Hacia el estado perfecto de tu Ser.
¿Estás consciente?
Y puede que sí, en algún grado.
Eso es lo que deberías brindar.
Dirás igual,
y si le pido al Universo ser más consciente,
¿cómo sería?
Es cuando tienes que responder a toda Ley.
Responder y corresponder.
¿O en qué condición crees
que debes estar para atreverte a pedir?
¿Desafiando la Ley? ¿Defenestrando la Ley?
¿Transgrediendo la Ley? ¿Burlándote de la Ley?
Como bien sabes, aunque la desconozcas, actúa.
Y ni te imagines que,
si de alguna forma la conoces,
la quebrantas o la violentas. Por eso, serénate.
No se trata de hacer, como saben decir,
bien o mal por ahí,
“hazte un examen de conciencia”.
No llegues hasta ahí,
permite que esa evaluación
sea firme y consciente.
¿Qué crees, arma, configura, sujeta,
moviliza, sostiene, el Universo creado?
Lo que tu conciencia es.
Eres parte de, estás ahí.
¿Cómo podría entonces, concederte,
darte algo que no te corresponda?
Y podrías empezar a ver
cuán mezquino eres contigo mismo,
cuán ignorante eres de ti.
Y, si por fin o definitivamente,
abandonarás un poco más esa cobardía
para decidirte a actuar
en función de lo que el amor, es.
Igual, ¿dejarás que te asalte
alguna duda que te favorezca?
¿Y si no sé realmente lo que el amor es,
cómo actuar en consecuencia?
Hay mentes tan hábiles,
que se nublan y obstaculizan ese torrente,
ese fluído, por demás innato, natural,
que poseemos, que contenemos.
Por lo que no podrías dejar que sea tu mente
olvidadiza y cobarde,
quien te inhiba de actuar en luz.
Son tiempos en los que la mente
ha encontrado competencia,
en lo que es esta proliferación de programas
adaptados hacia el humano,
que ha preferido restarse y quedarse aquí.
Y, aunque la mente sabe lo que ocurre,
ninguna resistencia vale ante lo ingeniado.
Pronto tu mente no será solo tuya.
¡Qué peligro! Y dirás ¿peligro para quién?
Para la conciencia, aquella que reina en luz.
Así que mientras habites este universo,
con sus formas, sus característas, sus manejos,
hazte de los tuyos, consciente como eres
y no desperdicies el tiempo que es en ti,
con peticiones fatuas
y por demás incalculables para ti.
Si me aceptas, lo que ha sido mi eterna petición,
te la comparto: fuerza.
Que es la más pura cualidad de lo que el amor es.
Pide fuerzas, valor, constancia y entrega mayor.
Del resto, haz lo que quieras,
pide lo que creas, solo tú sabrás.
Solo tú sabrás y el Universo también.
Om Namaha Shivaya