Que el respiro se lleve tu furia

Meditación con Mataji Shaktiananda

24·08·2022

Proponte respirar conscientemente, muy consciente,
sin inhibirte, sin vacilar, sin detenerte.
Establece un ritmo armonioso que te haga sentirte
y que produzca cierto ánimo.

Y el ánimo sería que te provoque mucho respirar,
que además de lo natural, lo necesario, lo vital,
lo sientas justo, justo para ti.
Que cada respiro te llene y te convenza de ti,
de eso que eres, de eso que sientes, de eso que aspiras tanto.

Ese respiro se instala,
se hace vasto, hasta que logra alcanzarte.
Ese respiro sabe bien lo que busca,
lo que quiere y lo que debe encontrar.
En principio tu Ser, sujeto a ti,
permanente en ti, en serenidad, abierto, confiando.

Y respiras imperceptiblemente.
Es ahí, es así, cuando te das,
cuando te entregas, cuando te cumples,
cuando solo quieres estar contigo,
desdibujando todo lo demás.

Esta ciudad, la de la furia.
Respira.

Cuántas veces te habrás preguntado, ¿cuál furia?
Además porque quizá, creías sentirla.
Tanta furia.

Dirás igual, ¿a qué?
Y deberías buscar, qué tanta furia guardas,
¿Ante quién? ¿Por qué?
Si entras en la lista, espérate,
respira profundo, con aceptación.

Si quieres, respira igual esa furia,
si la reconoces, si la estás precisando o si ella te precisa.
Y para quienes nos acompañan,
que respiren con nosotros, lo que aquí se respira.

Dirás, ¿cómo la identifico?
¿Cómo la detecto? ¿Cómo la reconozco? ¿Cómo es?
Respira más
 Si de algún modo, ya la has trabajado, respira.
Furioso, a veces el viento, tan libre en su furia,
tan sorpresivo, así como esos aires internos, los tuyos,
los que guardas, los que te baten, lo que te golpean
y, los que, a su vez, golpean a tantos, ¿con qué?

Y es que furia es, furia es.
Furia a no saber, a no saberte.
Furia a no querer, a no quererte.
Furia a desconocer, a desconocerte.

Y respiras porque si estás aquí hoy,
es porque algo quieres.
Y, sin imponerme, me llevas, con tus aires,
a por lo menos intentar, que reconozcas algo.

Así que, respirando, reconoce este momento, este instante,
este tu pulso, este tu latido, este contacto,
para que se lleve tu furia, lejos,
lejos de aquí.

Respira profundo, con todo de ti, profundo.
No te contengas, sé avasallante,
con tus propios respiros.
Sé libre, con tus propios respiros.
Que sepas vaciarte y que se de ese encuentro,
con un justo vacío, un vacío inmenso, incalculable.

Y que tu respiro pueda contigo.
Y que tu respiro pueda contigo.
Y que tu respiro pueda contigo.

Y de tal vacío, insondable por lo demás,
establezcas un propósito:
saber llenarte esta vez,
de todo y con todo lo que te bendice.
Haz esta ciudad bendita,
bendita para ti, bendita para el otro.
Bendita.

Dirás igual, ¿en qué podría consistir tal bendición?
En que estás y que respiras aquí.

Respira bendito como eres
Y no es porque te lo digan, es porque lo sientes.
Dirás igual, ¿cómo se siente estar bendito?
Saberte, más que sentirte, saberte.

Dirás igual, ¿saber qué?
El Ser que eres, eso que eres, eso que respira,
que sabe y quiere respirarse,
que atiende su respiro y que lo sabe bendito,
en tu ciudad, tu ciudad bendita.

Y así, respirarás a tus anchas,
desde tu Ser, siendo, sintiendo
y accionando como es.

Dime que sabrás respirar así.
Dime que quieres, porque lo necesitas.
Te agradezco este respirar contigo,
esta forma de sentir tu Ser,
lo que eres y dónde estás.

¿Y sabes qué?
Respiro bien, respiro a gusto, respiro en fe,
me siento bendita y es por ti.
Respira bien, respira más, respírate.
Confía en ti, ámate más.

Om Namaha Shivaya