Atiende la actitud, la voluntad, la intención
y céntrate en tu respiro.
Actitud de ser, voluntad para ser, intención de ser.
Cada respiro consciente, calmado,
sin mecanisismo alguno,
formulando cada respiración
y, que haga su recorrido.
El recorrido es inmenso,
guardas tanto en tu interior.
Imagínate lo que es,
que cada respiración recorra tu tiempo interno.
Y lo hace, se ajusta, se va, viene,
por todo lo que contienes.
Básicamente, ese es el trabajo,
hacer de esa exploración,
tu real estado, de ser, de conciencia,
que sepas sostenerte ahí,
encuentres lo que encuentres,
veas lo que veas, sientas lo que sientas.
Y tengas el tesón, la firmeza,
de saber estar en ti,
desde esa actitud de vida, la que te has procurado
y puedas alentarte a tener, a crear,
un soplo mayor de voluntad.
Que ante tal exploración,
siempre cuentes, con la mejor de tus intenciones,
sobre todo para ti.
Y pensar, saber, poder hacer,
que sea tu respiro quien te proporcione,
lo que quieres.
Respiras en calma,
sintiendo apenas esas vibraciones
que tu mismo produces,
que te permiten sentirte,
sin mayor confusión ni distracción.
Son tus pequeños anuncios,
muestras, síntomas, signos,
de cómo has aprendido a estar en ti,
sabiendo que son sutil reflejo de lo que eres.
¡Eres tanto más!
En momentos así,
es cuando más juegas con tu tiempo interno,
el que absolutamente confluye en ti.
¿Existe algún tiempo?
Ya sabes que todos y a la vez ninguno.
Y que en tantas formas los contienes,
porque los has ido creando
y, se respiran y te respiran,
sabiendo el compendio que eres de ellos,
lo que has conjugado ahí
y cómo eres capaz de exponerte, de vivenciarlos.
Porque, ¿qué has vivido?
¿Qué has vivido?
Si tuvieras que hacer una síntesis,
¿qué has vivido?
No se trata de que sea un acertijo,
observa cómo existe algo dentro de ti,
que se sabe vivido, experimentado,
de alguna manera conforme, de otra, expectante.
Y lo que más… y tú dirás,
¿cuál es la sensación, el sentimiento,
que podrías estar experimentando,
cuando te sabes aquí, en vida, cumpliendo ciclos?
¿Qué existe ahí?
¿Qué existe en ti?
¿Qué tanto encuentras?
¿Qué crees haber obtenido de ti?
¿Qué te conforma?
¿Qué tienes por hacer?
¿Qué tienes por dar?
¿Qué tanto te ocupa y qué realmente haces?
¿Qué tanto crees haber construido?
¿Qué has superado?
¿Qué has asumido, afrontado?
Y hasta crear lo que te espera.
Dentro de todo eso, ¿quiénes están, además de ti?
¿Cuántos más? ¿Quiénes son?
¿Ya lo sabes?
¿Qué te hizo coincidir?
¿Cuánto de encuentro fue, es, será?
Y el respiro alcanzándote, ¿para qué?
Acuérdate que vives, que estás aquí,
que atiendes una forma,
que ocupas un espacio y vibras,
dentro de una constante creada por ti,
a razón del tiempo que Es, en ti.
Es todo tan fantástico.
¿Te lo crees? ¿Crees en ti?
¿Sientes lo que haces?
¿Has avanzado?
Y lo que debes tener más consciente,
es tiempo ya.
Respiras exhalando intencionadamente,
le imprimes más firmeza a esa exhalación
y te extasías, porque, en buena parte,
ya cuentas con entrega,
ya sientes asistencia,
ya has sabido coincidir, reconocer y amar más.
Y presientes tu bendición,
tu íntimo logro, tu comunión
y esa maravillosa, hermosísima, profunda,
auténtica, grácil, presencia de tu Ser, en ti.
¿Que es quién?
¿Que es quién?
¿Quién podría ser?
La luz que eres, el esplendor eterno,
la fuerza infinita de tu esencia,
la mayor presencia del Ser, tú.
Divino, divino Ser.
No te falles, sostente como sea,
ante quien sea y por lo que sea.
Respira a profundidad
y obsérvate en todo este registro
de tu sublime Ser.
Preserva esta calma, esta paz, este principio,
esta fórmula de unidad
y respira eso.
No hay nada más,
lo que contienes es lo que Es,
cuando en ti haces comunión,
con la presencia que Es.
Ama eso, ten fe en eso.
Respira a voluntad, agradeciéndote.
Om Namaha Shivaya