Es tan simple lo que tienes que hacer,
saber estar ahí, tan dentro de ti como puedas,
procurando ese logro de la siguiente manera:
respirando profunda y conscientemente,
estableciendo una relación entre tu cuerpo,
tu posición y tu disposición.
Tomar una postura, que te permita meditar,
que no sería más que estar
en un estado de confianza contigo,
con lo que tu cuerpo es,
con lo que tu mente es, con lo que eres.
Estás ahí, permaneces ahí,
bajo la sutil premisa
de querer estar un rato con tu Ser,
sentirlo, explorarlo, hasta que nada ocurra.
Así que respira pausada, conscientemente,
manteniendo la actitud, la intención y la voluntad
y, que cada respiro te lleve a tu Ser, a ser.
Todo se va condicionando,
todo se va disponiendo,
y, lo que más, lo que existe y habita dentro de ti,
en esa comunión.
El respiro se va haciendo cada vez más sutil,
más distanciado y mejor obtenido.
Es como si poco a poco,
vas extendiéndote, expandiéndote,
al mismo tiempo que recogiéndote.
Es así como tu sistema se va configurando,
para lo que este espacio del tiempo es,
sabiendo que estás en el ejercicio consciente
de saber estar y ser.
Y tu respiro te acompaña,
te brinda la Gracia de lo que la vida es.
Cada respiro es aislado, particular, propio,
convirtiendo cada pensamiento
en una imperceptible ráfaga de luz, y pasan…
Hasta podrías encantarte
con lo que eres capaz de pensar
en un momento así.
Piensas en lo que eres,
en lo que haces, en lo que existe en ti
y, a saber, podría ser tanto.
Eso es lo que encanta, darse cuenta
de que en cada quien existe una plenitud,
traducida en sensaciones,
emociones, sentimientos, fuerzas,
intenciones, vibraciones, pulsaciones,
cada vez más conscientes, más sujetas
a lo que tu ordenamiento en luz, es.
Es que existe un alineamiento,
una manera de situarse, de ubicarse,
de buscarse y de encontrarse,
para eso, para permanecer en ti.
Es como sabes, como has escuchado,
como te han dicho, como te dices:
estoy en mí, soy en mí.
Es que, a partir de ahí, de eso,
la posibilidad de ser en Todo es tan probable.
Te preguntarás,
¿es que acaso debo saber ser ese Todo?
Sabiendo lo que ese Todo es
y, a la misma vez, desconociendo tanto.
Respira y recuerda lo dicho:
nos alineamos,
sabiendo que existe una Fuente, una matriz,
de la que Todo fluye, porque es Todo.
Cada uno, cada quien,
puede y sabe interpretar eso.
Y cuando ocurre es tan venturoso,
es cuando abres toda posibilidad de dar con Todo.
También debes advertir que existen en ti,
algunos vestigios que podrían impedirlo.
Es cuando inevitablemente, puede que te pierdas,
entrar en algún desasosiego,
algún desconocimiento,
incluso, una incursión a espacios propios y ajenos,
que no es que no deberías, podrías evitarlo,
si desde alguna parte de ti
sabes que guardas, que tienes,
una propuesta, un propósito de alinearte,
de concebirte, de reconstruirte,
de redireccionarte, a lo que sabes, Es.
Y, que quizá,
por alguna razón, en algún momento,
todo eso se disipó, se precipitó
y hasta dudaste tanto,
te desconociste tanto, que todo se te nubló,
entrando así, en lo que podrían ser unas tinieblas.
Existen, están, las formas
y hasta las produces, las provocas.
¿Por qué te digo? Porque tienes que saberlo,
no es posible alcanzar un éxtasis en luz
si no vences todo eso en ti,
si no buscas recurrir sabiamente,
conscientemente, voluntariamente,
a lo que indefectiblemente existe en ti: luz pura.
No es momento que te disocies,
te castigues, tampoco te niegues,
pero debes avanzar hacia ese espacio de ti,
en el que todo existe, todo Es y, la luz es posible.
Respira más, confía más, atiende más y decide.
Todo está ahí, en la decisión que tomes.
Respira y sé capaz de sostener eso.
Hazte capaz de saber y poder decidir,
elegir, lo que Es,
porque, de lo contrario, darás con una parte de ti
que no te gustaría y ni siquiera aceptarías.
Respira más.
Debes saberlo, para que cuando ocurra algo,
te tiente algo, se apersone alguien
y te encuentres en ti, sepas decidir.
Respira eso.
Somos, estamos hechos, de conciencia definitoria,
plena de potestad, de decisión, todavía.
Debes saberlo por lo que resta, de ti, de todo.
Respira, hazte presente, hazte consciente,
responde con firmeza ante lo que eres
y, por encima de todo, agradécete siempre
la voluntad que muestras, de querer ser.
Om Namaha Shivaya