Te visualizas
con aquella imagen que guardas de ti,
se asemeje o no a ti.
Nos pasa que nos hacemos en formas distantes,
imaginando, recreando,
incluso inventándonos algo.
¿Cómo querrías elaborar esa visión de ti?
¿Qué quieres reflejar?
Ve respirando para que tu forma te alcance,
te complazca y seas real.
¿A quién estarás viendo?
¿Serás realmente tú, desde este,
el mundo de las formas?
Y más ahora, cuando buscas que,
desde tus formas,
produzcas y proyectes algo.
Lo ideal sería que trasciendas esta visión de ti
y pases a percibirte, desconfigurándote,
desdibujándote y, que el respiro te ayude
a percibir lo que realmente eres.
Que sea desde ahí desde donde surja todo.
Todo lo que eres, en principio, ese respiro:
consciente, sereno, profundo, que recorre sistema.
Y del respiro, lo que piensas.
Piensa en ti, piénsate.
Ve estimando lo que tu pensamiento te dice de ti.
Si hay atención, la misma percepción.
Si existe tranquilidad o inquietud.
Si te emocionas o prefieres sentirte.
¿Cómo te piensas?
Que de tu pensamiento pases a tu sentir.
Siéntete,
sin que el pensamiento diga mucho, siéntete.
Y te dirá el respiro cómo logras nutrirte.
¿Cómo expresa tu sentir el respiro?
¿Cómo el respiro expresa tu sentir?
Busca quietud, estabilidad, certeza,
encanto, amor por ti.
Y ya hay más, ya estás siendo más.
Porque de todo eso,
pasas a otro estado de tu mismo Ser,
algo más grande, algo superior,
en el que, en realidad, ni existes,
porque vas prescindiendo de todo esto que eres
y que termina siendo tan incómodo,
ante lo que realmente eres.
Es cuando te expandes
a través de eso que ni siquiera existe,
pero que todo es.
Y te olvidas hasta del respiro
y, te acuerdas de lo que eres,
te extasías y no reparas en nada.
¿Cuál dolor? ¿Cuál negación? ¿Cuál angustia?
¿Cuál carencia? ¿Cuál apego? ¿Cuál desconsuelo?
No existen
Ahí no finges, ahí eres.
Eres lo que eres, eres lo que Es.
Y te encuentras en una totalidad.
¿Para qué entonces, te fraccionarías?
¿Para padecer?
Pero es la recurrencia, es el vicio humano,
es el acondicionamiento, esta irrealidad.
Ahí se instala una parte de ti, la que más conoces,
la que más atención busca y, ante la que cedes.
Respira profundo.
Que algo se la lleve, quizá esa otra parte tuya,
tan perfecta, tan firmemente amorosa,
tan radical, esa que crees desconocer
y que ignoras porque no te la crees.
Hazte un cumplido.
Realiza un cumplido íntimo:
Me creo lo que soy.
Me creo lo que soy.
Me creo lo que soy.
Pero no soy lo que creo.
Esto es otra cosa, eres otra cosa.
¡Eres tanto!, criatura hermosa.
Y te atribulas por cualquier cosa.
Respira confiando en que sabes estar en ti,
con aplomo, con fuerza, con luz, entendimiento,
con voluntad y con credo propio.
Tú sabrás.
Mientras, respira para ser más que esto.
Saca tus recursos internos.
Para ser hay que resistir todo esto.
Respira profundo,
siente tu calor, el que te prodigas,
el que sabes y puedes darte a ti mismo,
en la humanidad que eres,
en la que la frialdad hiela.
Respóndete, solo tú puedes hacerlo.
Respira profundo, agradeciéndote la bondad
que contienes para ti, para ser, para amar.
Respira.
Om Namaha Shivaya