Plan de Vuelo 2020
PLAN DE VUELO 2020
POR MATAJI SHAKTIANANDA
POR MATAJI SHAKTIANANDA
MEDITACIÓN CON MATAJI SHAKTIANANDA
Encuentra una respiración que se ajuste, que te agrade, que te mantenga sujeto-sujeta a lo que tu Ser, es.
Recuerda que eres un sistema tan perfecto y que solo ahí, respirando, estás también contigo. Ni siquiera sería para que te aislaras, al contrario, sutilmente atiende dónde estás, cómo es que estás aquí, en este planeta, en esta forma, en este tiempo.
Respira eso para que puedas prodigarte un estado, tu estado, desde lo que tu conciencia es. Hazlo de manera consciente, habilitando tu sistema, habilitando tu mente.
Haz que sea tu respiración la que en cierta forma comande.
Hazte de tu ritmo, tu profundidad, tu intensidad y respira libre. Respira libre.
Porque dime qué puede atentar, restar, disentir, de lo que así buscas: crear un estado de libertad, en el que solo exista tu conciencia.
Respira.
Respira porque el aire es libre, todavía. Disfrútalo, interiorízalo y siente cómo es tu aire, qué tan libre ¿Cómo te recorre? ¿Cómo te rodea? ¿Cómo lo asimilas?
Tanto espacio, tanto aire
¿Qué contiene tu aire?
¿De qué lo impregnas?
¿Cómo lo respiras?
Asimismo
¿a quién dejas que respire tu aire?
¿A quién le permites?
Y te hablo de tu realidad creada.
Respira.
Porque puede que en este momento tan íntimo, tan propio,
tan individual, tan particular,
sepas respirar y quieras, además.
Pero existen otras veces,
en las que se dificulta respirar, respirarte, respirarlos.
Y es por tu realidad.
Respira.
¿Qué tan libre te sientes ahí,
al lado de otros?
Y tratas, intentas, cambiar la realidad. Y la realidad es en ti.
Cada quien configura su propia realidad.
Respira ahora en tu realidad.
Respira ahora tu realidad.
Respira encontrándote en tu realidad presente, que sería este momento, en el que estás.
Y pregúntate en qué se diferencia de cualquier otra realidad.
Lo que deberías saber, es que no te buscas ni tampoco te encuentras,
en lo que el otro es.
Entonces, establecerías una única realidad. Tan hermosa como es,
tan perfecta, tan acabada como quieres, tan precisa, tan justa, tan firme.
Tan abierta para que
-si no te gusta demasiado-,
seas capaz de transformarla.
Respira, hermoso ser real.
Respira sintiéndote real.
Respira siendo real.
Respira realidad presente.
Y entiende bien:
si no respiras realidad presente,
no estás, no eres.
Te inhibes de ser.
Respira.
Encuentra y reencuentra
toda realidad.
Sostén el respiro sin respirar, encontrándote,
hasta que quieras respirar,
hasta que te quieras.
¿Te quieres?
Manifiesta serenamente cuánto te quieres.
Manifiesta realmente que te quieres.
Sé que te quieres.
Y, por si no lo sabes, te quiero.
Respira tan profundo como puedas, tan intenso como quieras.
Tan tú, como es.
Respira y hazte presente.
Atiende. Respira consciente.
Manifiesta tu gratitud y como siempre, prométete más.
Respira.
Escuela Valores Divinos | © 2022
MEDITACIÓN CON MATAJI SHAKTIANANDA
Mantente respirando serena y profundamente, construyendo una constante propia que te permita y te haga sentir en tu espacio, brindándote tranquilidad y atiende. Atiende tu organismo, cómo se comporta, cómo se aquieta y busca equilibrar cada pulso, latido a través de tu respiro. Se observante de ti, interioriza el momento, confía en que puedes y quieres hacerlo. ¿Qué te mantiene ahí, así? ¿Simplemente tu respiro? Y ya sabes que hay tanto más.
Ya manejas tu presencia, tu forma de habitar y en cierta forma lo que vives, reconociéndote en esta existencia. Y te conduces en tu propuesta. Así que respira libremente, dejando que lo que eres, esté manifiesto en ti.
Respira con total libertad
¿Qué o quién te podría atrapar en este ejercicio pleno?
Y también lo sabes bien:
tu mente.
Pero también sabes
-así como ella también-
que ya no te atrapa,
más bien te libera.
¿Por qué habremos creído que
tan sólo nos atrapa?
Si puede ser tan libre, tan divertida,
tan ensoñadora, tan realizada.
Y respira así, percibiendo tu mente realizada, sujeta a nada, abierta y nada temerosa. Al contrario, arriesga, reconociendo el tiempo y el espacio en el que la dispones. La dispones para ti. Y permanece respirando libre, sin tensiones, sin que el cuerpo te reclame atención, ni un solo movimiento. Y abstráete en tu mente. Y haz que ella se abstraiga en ti.
Cuánto liberas mientras respiras. Mientras la mantienes ahí,
quieta en ti. Cuando sabes y cuando ella sabe que nada le recriminas, menos lo que tan celosamente ha guardado para ti. Ha pretendido guardarlo todo, creyéndolo una necesidad.
Respira.
¿Una necesidad de quién? Y si dentro y en medio y por sobre lo que ya quieres has restado tanta falsa necesidad.
Y tanto recuerdo, hecho oculto, tensiones y culpas, reclamos y agonías, no las necesitas.
Respira.
Si ya has visto, sentido, producido más en ti y aquello no existe más,
¿por qué perpetuar lo que el dolor es? ¿De cuántos filamentos se apropió el dolor? ¿De cuánto espacio interno?
¿De cuántas razones?
Respira porque pulsan y puedes atenuarlos, transformarlos,
tras una disolución consciente.
Prodigios del Ser.
Gradúa tu respiro, hazlo mínimo, imperceptible. Confía en la vitalidad de tu mente, igualmente prodigiosa, a imagen y semejanza. Te abstraes profundamente, sin sentir, sin resentir ¿sobre qué sería? Aspira a la libertad sin dualidad, resta temor y que sea lo que sea.
Un silencio,
una nada,
un vacío,
una fuerza indescifrable,
un latir único,
un soplo expandido,
una constante.
Algo tenue, mudo, invisible, cercano, inmenso.
No habría un nombre, ni siquiera amor. Aunque tu mente lo conoce y se rinde.
Y se rinde. Y se rinde en paz.
Si eso es Dios, bien.
Si eso es Luz, bien.
Si eso es Amor, bien.
Y lo más hermoso, eres tú.
Bien.
Respira profundamente, atendiendo todo, sintiendo todo y agradécete profundamente el espacio, el tiempo.
Hazte presente, hazte tu presente, haz presencia. Y ante tu presencia, ríndete, eres tú.
Hermoso Ser.
Respira.
Escuela Valores Divinos | © 2022
MEDITACIÓN CON MATAJI SHAKTIANANDA
Mantén tus respiraciones profundas y calmadas, aquietando todo, jugando sanamente a tu quietud. Descubriéndola, instalándola, disfrutándola. Sabiendo bien a qué te has dispuesto, a permanecer ahí, un rato en ti.
Con más quietud que de costumbre, con más ganas de ser tú. Con una intención firme de conocerte, de saberte más. Y, principalmente, empieza por saber cómo respiras. ¿Qué vas obteniendo de tu respiración, cómo la asumes, qué te traduce, qué tanto te gusta respirar así?
Respirar para mantenerte en ti.
Dejar por un rato todo lo externo y habitar tu mundo, tu mundo interno, el que has creado tú, el que has construido, en donde en realidad vives. Y a partir de ahí, habitas los otros espacios. Imagina entonces qué tan importante es que conozcas tu mundo.
¿Cómo has ido elaborando, confeccionando cada uno de esos aspectos?
¿Qué quieres manejar, sentir?
¿A quiénes, a cuántos, has escogido para que habiten en ti?
Asimismo, presentes o ausentes, igual, viven en ti.
Tendrías que sentirte en ese, tu mundo.
¿Cómo es que lo habitas?
¿Cómo te sientes en él?
¿Con qué, con cuántas razones cuentas, para habitarlo?
¿Cómo te mantienes?
¿Cómo te alimentas?
¿Qué valía tienen las criaturas en tu mundo?
¿Las conoces? ¿Las aceptas?
¿Las consideras? ¿Las amas?
Respira ahí donde estás, en tu mundo.
Sabiendo que cada uno es un mundo, ¿cómo te relacionas con esos, los otros mundos? ¿Se parecen al tuyo? ¿O los encuentras distintos? Existen tantos.
Respira.
¿Qué tanto conoces y reconoces en tu mundo? ¿Acaso todo?
Todo lo que ha surgido, elegido, contemplado, adquirido.
¿Le temes a algo o a alguien?
Y de ser así, ¿por qué existe en ti?
¿Es que acaso crees que necesitas temer?
Respira gratamente porque es tu mundo.
Respira tan internamente como puedas, firme, además.
¡Estás en ti, habitándote!
Entonces, ¿qué rodea, qué circunda, a tu mundo?
¿A qué te acercas, a qué te alejas?
¿Qué has ido seleccionando para que a tu vista, a tu tacto, puedas percibir así, fácilmente, sin esfuerzo?
Al abrir y cerrar de ojos, al extender una mano, ¿qué está a tu alcance? ¿Quién?
Asimismo, ¿podrían ellos alcanzarte a ti? ¿Quisieras que así fuera?
¿Qué te parece, que haya sido este mundo donde hemos querido coincidir, darnos encuentro?
¿Por qué este mundo?
Piensa, respira y piensa.
Con este pensamiento sutil que sólo respira, ¿por qué este mundo?
¿Sientes que habías dejado algo? ¿Qué? ¿A quién?
¿Cómo sabías de la posibilidad de encuentro?
¿Será que hay mundos que se parecen, que se predestinan hacia el encuentro?
¿Qué te dice tu mundo? ¿Qué dice? ¿Crees que los mundos son ofrendables?
¿O más bien deberíamos permanecer ahí?
¿Cierto que no?
Te traes, retornas, vuelves, para ofrendarte.
Más, cuando conoces tu mundo y quién lo habita.
Y si has entendido bien, así como actuado bien, tu mundo, debería estar lleno por tu amor.
De seres que amas y te aman, empezando por ti, habitable criatura, porque deberías dejar, permitir, querer, aceptar, que te habite el amor.
Sea lo que eso sea en ti.
Por lo pronto, no invadas, no huyas, no forces, no te resistas, no te conformes, no te mientas, no niegues. Y permanece en lo que creas el amor es.
Respira plácidamente, es tu mundo.
Respira amablemente, es tu mundo.
Respira confiando, es tu mundo.
Y lo que tu mundo sea, los demás también lo serán.
Pese a lo que ves.
Respira conscientemente, sabiendo cómo te habitas, sabiendo quién te habita, sabiendo tu propuesta, la que siempre fue, es y será: amarte más.
Respira profundo, queriendo estar, sabiendo estar.
Respírate con amor, abriendo tu mundo.
Respira en paz, sabiendo que quieres paz en tu mundo.
Y respira para estar aquí, ahora, en este, nuestro mundo,
el que compartimos y es tanto tuyo como mío,
es de todos.
Respira.
16 de mayo de 2019
Escuela Valores Divinos | © 2022
MEDITACIÓN CON MATAJI SHAKTIANANDA
Recórrete perceptivamente, externa como internamente. Trata de percibir cada parte de tu cuerpo. Cómo se instala, cómo se encuentra ahí, en tu conjunto. Percibe toda tu forma. Ve respirando profundamente, en la medida que te recorres.
Haciendo depósito en ti, de ti.
Asimismo, percibe tu interno. No te hablo de los órganos, sino de lo que guardas.
Cúmulos, depósitos de tus sensaciones, tus percepciones y de lo que sientes. Respira todo eso, hasta que te permitas librarte, extenderte, incluso deshabitarte.
Que sólo penda lo que tu mente es. Esa constante de ti.
Respira a conciencia y, si puedes, mentalmente. Que sea tu mente quien te perciba, que perciba lo que respiras. Y que poco a poco, se vaya aquietando. Mantenla quieta con cada respiro. Juega con las distancias entre uno y otro respiro. Hazlos que duren cuanto así necesites. Es decir, procúrate un éxtasis con tus respiros, un deleite, un extraordinario disfrute. Sólo sería tu mente, la que podría generarte eso. La que mueve y remueve tus neuronas, maquinaria y filtros, de todo lo que eres.
Haz que cada respiro te brinde más serenidad,
más confianza en esa estancia que eres tú.
Eres tu propia estación de Luz.
Eres el elemento creador.
Eres la constante viva.
Eres la mente activa.
Eres.
Mantente, logra eso. Siéntete capaz de sentir que habitas en conciencia, tu estación. Y que desde todos tus circuitos, internos y externos, estás produciendo lo que se llama vida. Eres vida, eres una vida, bastaría que lo sepas conscientemente, el habitáculo de tu conciencia y que tu mente lo sepa más, lo sepa bien, sepa eso.
¿Qué quisiera saber tu mente, que no sepa ya? Si te sabe a ti, ¿qué más quisiera saber? ¿Qué sabe de ti? ¿Qué sabe tu mente de ti? ¿Qué sabes tú, de tu mente? Y es en este momento, en el que se produce esa correspondencia.
¿Sientes alguna correspondencia entre tu mente y tú?
O por el contrario, ¿sientes una disociación?
¿Está haciendo lo que quieres?
¿O tú estás haciendo lo que ella quiere?
Habrás oído, que todo es mental.
¿Quién es entonces la mente?
Respira.
Tendrías que revisar si tu mente niega o afirma.
¿A qué o a quién tendría que negar o afirmar?
A ti ¿tú, siendo quién?
Respira.
¿Quién cree tu mente que eres tú?
¿Acaso ella?
Respira sutilmente, delicadamente, amorosamente, sólo para decirle:
soy más, soy más, soy mucho más.
Porque existe tanto más, me habita tanto más, siento tanto más, percibo tanto más, quiero tanto más.
Reserva aliento, reserva respiro. Y déjala que produzca esa sana suspensión. Que recorra su vacío y ya no te encuentre. Porque estás produciendo otro encuentro. Otro encuentro, no precisamente ahí. No se trata de un más allá… ¿dónde? ¿Dónde quedaría? Es tan en ti, es en ti.
Respira profundamente tan profundo y lento como puedas y tráete de vuelta, una vez más. Recuerda la vida, la que estás viviendo.
Respira y prométete algo, cualquier cosa. Ríndete en gratitud a tu hermoso Ser, tan despierto y abierto, tan voluntarioso, tan amado.
Respira.
24 de abril de 2019
Escuela Valores Divinos | © 2022
Om Namaha Shivaya
Mataji Shaktiananda