Humano aliento de la fuerza divina

Respira con atención, sin ningún mecanicismo, a tu entera y firme voluntad.

Respira, haciendo que cada respiro sea consciente y atendiendo qué te produce, cómo va tomando en ti espacio, ese respiro. Si te es posible, ve llenándote con justa satisfacción, con encanto, con la serenidad que puedas. E imagina a muchos respirando. Son muchos los que respiran y son muchos también los que se atreven a respirar conscientemente.

Asimismo, imagina a algunas personas que conozcas, respirando. Solamente una imagen simple, tranquila, de esa acción. A alguien que quieras mucho, incluso a alguien a quien no. Y juega a que respira acompasadamente, tras el mismo gesto, con la misma intención: vivir, sentir, ser, así como ya estás siendo.

Respira y sigue observando tu respiro. Solo respira, ya no hay nadie, ya estás ahí.

Y, si apenas te sientes, que ningún pensamiento te encuentre.
Que solo habites, solo como estás, esa estancia interna, tan íntima, tan silente.
Que el respiro, apenas sea.Y estás ahí, en ese sostenimiento, recreándote, sin que exista ni una sola razón, ni un solo vicio de conciencia y que no se asome ningún temor.

Que, si algo o alguien viene a ti,
no estás para nada ni nadie, solo para ti. Solo para ti. Solo para ti.
¿Cuánto has aprendido a estar en ti?
Respira brevemente.
¿Qué experimentas cuando estás en ti?
¿Crees que deberías esperar algo?
¿Hay algún otro alguien,
que conozcas o no, en ti?
Respira.
¿Sabrías de dónde viene alguna cosa
que sea o se haga pasar por ti?
¿Cómo lo haría? ¿Qué tomaría?
¿Cómo se expresaría?
Y, si en cierta forma conoces tu mente, sabrías responderte todas esas preguntas.
Igualmente, si sabes que es tu mente, ¿qué caso tiene, hacerle caso?

Respira.

Mente sabia, tan sabia,
que sabe cómo respiras.

Respira.

Que no exista diálogo,
ni siquiera para celebrarte
en lo que es este logro de conectar
tu mente y tu respiro,
con la sabia intuición de responderte desde tu silencio.
Sin vanagloria,
mide ese poder de control, de entrega,
de confianza, de estabilidad,
de aceptación, de alegría, de esfuerzo,
de amorosa necesidad.

Son momentos en los que necesitamos
de esa mente sabia, que sabe respirar, que sabe adaptarse, que sabe conciliar, que sabe expandirse y unificarse,
así como proyectar el humano aliento, de la Fuerza Divina y
convertirlo en un arma universal
de alcance y protección.

Ser infinito,
somos tus aliados en Luz.
Respiro hoy, en el amor de mi Ser,
para extender Tu Fuerza.
Respiro hoy, confiando en mí y
lo que siento de amor.

Respira profundo, tanto como quieras, tanto como puedas, impregnando todo, hasta a aquellos que recordaste.
Respira profundo.
Respira para retornar y continuar estando, siendo.
Respira profundo, agradeciéndote.
Respira.

Om Namaha Shivaya

Permaneces en la Tierra, hasta que te ames más

En la medida de lo posible, desconéctate de ese aparato. Lo más importante sería que busques internamente ese contacto y te mantengas ahí, respirando fluidamente y observando esa respiración, para que sientas qué tan fluida te sale. Así que céntrate, concéntrate en la respiración.También, como ejercicio, visualízate en una postura perfecta y, si detectas alguna tensión, respira más y mejor, para que se disipe. Sea física, mental, siempre ayúdate respirando.

Respirar, siempre ayuda. Y asimismo te preguntarás ¿qué tanta ayuda necesito? Y solo tú sabrás.

Ve haciendo que ese respiro te habite. Busca complacencia.Que te complazca estar en ti, respirando. Sabiendo y queriendo permanecer.

¿Dónde estamos permaneciendo? Primero acepta el lugar, este espacio, esta tierra, este planeta, este sistema, en el que permaneces en este estado de vida.

¿Cómo permaneces en esta vida? ¿Con qué elementos juegas durante esta permanencia? ¿Qué has encontrado en ti? ¿En todo este andar, qué has encontrado? Porque lo que hayas encontrado, habla de tu permanencia.

¿Qué tan grato te resulta? ¿Qué tan incómodo? ¿Cuál es tu plan para seguir permaneciendo en esta vida?

Respira

¿Te has dado cuenta, si existen ciclos permanentes?¿Qué tiende a tomar, a tener, permanencia en ti? Ve respirando.

¿Qué es o qué has hecho permanente, casi intocable?

Eso que, en tantas formas, acaso celas, por comodidad, por costumbre, por falsa certeza.

Respira sabiendo que estás permaneciendo.

¿Qué permanece en ese respiro, del que te aferras? ¿Y si más bien, sueltas? Respira soltando. Respira soltando, que eso no compromete, lo que quieres reservar dentro de tu permanencia.

¿Cuánto tiempo hemos permanecido aquí, así? Gestionando quién sabe qué cosa.Incluso, como negociando esta permanencia.Y no te resientas. Existen tantos mecanismos, que bien sabes lo que arriesgas y lo que aseguras.En principio, afectos, emociones, sensaciones.Respira. Porque si de verdad fueran sentimientos, estaríamos más cerca de la impermanencia.¿Qué sería eso? ¿Cómo sería? Te preguntarásRespira por lo pronto, porque se trata de saber estar, siendo másVolverás a preguntar: ¿cuánto soy? ¿Cómo lo sé? ¿Cómo sé que soy?Y sería como cuando nada de esto te arrastre ni te afecte, por tus malos entendidos afectos. Cuando nada ni nadie, pueda arrancarte ni la más mínima emoción, ante su descontrol, su desamor, su atropello.Sería como cuando sientes, sin que te desarmes por el dolor, por la angustia, por la desesperación.

Entonces, ¿cómo serías más? ¿Cómo se es más? Y sería como cuando eres tú, en el justo desprendimiento, en la justa acción, en la justa presencia.

¿Estás ahí? Asegúrate de estar siendo.¿Estás ahí? Sé que estás ahí, siendo tú, respirando en ti, concibiendo cada día, en la más profunda voluntad de amarte.Hazlo así, mientras permanezcas, mientras decidas más.Respira libre, hay que saber permanecer.Respira retornando.

Estás aquí, aquí y ahora, en la Tierra, en nuestra amada Tierra, hasta que te ames más.

Om Namaha Shivaya.

¿Qué tanto de afuera, hay en tu adentro?

Respira pausada y profundamente. Asimismo, visualízate en esa postura, con esa intención y visualiza esa imagen que contemplas de ti.Alienta tu serenidad, haz que ese sea el juego, saber detenerte, querer, además, así como fomentar ese respiro quieto, esa manera de estar en ti.Queriendo mirarlo todo sin ver, te miras, tan adentro, tan reposadamente y ojalá sea con calma. Respira así, con calma. Busca conscientemente que cada respiro venga de tu calma. Igual no inhibas nada. Lo que quiera dejarse sentir, que lo haga, pero busca en el respiro, esa quietud inviolable.Que ni el más mínimo pensamiento, te altere. Es mejor que, explícitamente, sientas eso, la real intención de saber permanecer en ti, a voluntad, sin tensión.Que cada respiro lo vaya logrando. Y aquella imagen, la que visualizaste, tampoco.

Te preguntarás ¿qué tan adentro debo ir? ¿Dónde queda mi adentro? ¿Queda mi adentro, dentro de mí?

Respira.No se trata de que busques o midas lo que crees es tu profundidad, tu adentro.Lo importante es que sepas que está. Así que respira. Ni siquiera lo que sientas o creas es tu adentro, tan solo mantente ahí.¿Qué tanto de afuera, está en tu adentro? ¿Qué tanto permites? ¿Qué tanto de tu adentro, colocas ahí afuera?Respira

Ahora, hoy, que se habla de distancias, ¿qué tan cerca te sientes de ti? ¿Qué tan cerca estás, sientes que estás? ¿Sientes que eso que eres, está adentro? ¿Lo soportas, lo sostienes ahí, adentro? ¿Lo aceptas? ¿Qué tanto te ocupas de eso que sabes eres o crees que eres?

De darlo en distancia y colocarlo afuera.Respira.

Respira adentro, respira para adentro, porque en la medida en que sepas respirar adentro, sabrás, podrás y querrás, respirar afuera.

Así que proponte, y si aún crees que no sabes ni puedes ni quieres, hazlo. Respira con la mesura de tu aliento interno. Respira con la bondad, con la que consideras a tu Ser. Respira con el amor, que sientes eres. Asegúrate ese respiro de tu adentro y mantenlo, disfrútalo. Disfrútalo, sabiendo lo que sabes, amando lo que sabes, que es la mayor simpleza:

Soy mi respiro, mi respiro soy . Me respiro mi vida y mi vida me respira. Respiro para ser, el Ser que me respira.

No existe distancia. No existe ni adentro ni afuera. No existe nada, solo esa mágica esencia que sé, soy: eso que respiro.

¿Estás ahí? ¿Respiras consciente? Porque si es así, ya sabes dónde estás, ya sabes quién eres.

Y respiras a profundidad, respiras cercano, tanto, tan cercano, de ti.

Respira profundo.

Respiras el momento y te vacías, a profundidad.

Respiras agradeciéndote por estar ahí, por querer estar ahí, tan cerca de ti.

Respiras más, más consciente, sabiéndote presente y guardando tu promesa más íntima: amarte a totalidad, amarte más.

Respira profundo con complacencia, con fuerza, con alegría, para saber estar como es, en ti.

Om Namaha Shivaya.

La belleza que el bien es ¿Qué tanto sabes es el bien?

Atiende tu respiración, céntrate ahí y optimiza la forma, haciendo revisión consciente. ¿Cómo inhalas? ¿Cuánto inhalas? ¿Sabes retener, mantener, para luego exhalar?
Haciendo que ese recorrido vaya impregnándote, te permita sentirte en placidez, en confianza.

Debería ser siempre grato este acto de sentirte en ti. Por eso, alivia tus pensamientos, cualquier tensión. Ni te generes ansiedad, ni te exijas ni pidas nada. Consciente sí, de tu voluntad, de establecerte en conexión con lo que eres, con quién eres. Así que respira y complácete con eso, con lo más vital, con lo único que te permite vivir. Vivir. Vivir.

Estás viviendo ¿y cómo te va? ¿Cómo es esto de vivir así? ¿Qué tanto aceptas? ¿Qué tanto reconoces? ¿Qué tanto hay?

Y verdad que no sabemos, no sabemos.Pero lejos de que eso te preocupe, trata, mucho, de comprender que todo está dispuesto.Respira serenamente.Dirás, ¿qué tanto está dispuesto para mí?¿Cómo obtengo, por lo menos la certeza, de que así es?

Respira y recuerda que existe un orden, no el que ves, ni siquiera el que apenas sientes. Ese orden, es inmenso y perfecto. Es exacto y nadie es capaz –nadie-, de advertir qué y cómo es.

Respira, porque lo que es aún más importante, es que eres parte de él, de ese orden. Hasta cuando respiras, formas parte de él.

Sabiendo eso, sabiéndote eso ¿qué crees te toca hacer?Si, como te digo, haces parte. Haces, haces, haces.Es decir, todo lo que haces, todo cuanto haces, incluso toda razón en todo lo que haces, se convierte, se transforma, en una operación que permite, que crea, configura, regula y establece, ese orden.

Dime entonces, ¿qué crees debes hacer? Y puede que se te diga: sólo el bien. Y puede que tú digas: ¿qué tanto sé, es el bien?

Respira porque nos hemos herido, nos hemos resentido tanto, nos hemos escondido, nos hemos defendido. Que, en cierta forma, no nos hemos exigido sostener esa linealidad, esa rectitud, esa belleza que el bien es.

Volverás a preguntarte, ¿cómo me exijo? Y en principio, con amor. Solamente con amor es que podrías exigirte algo. Y volverás a preguntar: ¿acaso sé, lo que el amor es? Y escucha bien: respirando.

Escucha bien: eres la forma perfecta, eres el recurso único, eres la propuesta clara y abierta, eres la fuerza de luz. Eres la parte que puede obrar, para que todo ese sistema de orden justo, opere.

La única respuesta que existe ante la pregunta ¿qué es el amor?: eres tú. Y respirando, volverás a preguntarte, ¿soy amor? Y solo tú sabes la respuesta. Solo tú

Y si insistes en la pregunta, siempre habrá quien pronuncie en ti, la respuesta que es.Así que respira.

Respira atendiéndote, respira a plenitud, prometiéndote que prolongarás este tu respiro, ante lo que sea, ante quien sea.

Respira presente, sintiéndote bien, sintiéndote aquí, estando aquí, agradeciéndote.

Respira.

Om Namaha Shivaya.

Ofrenda tus componentes de luz

Concéntrate en el tono, mantén ese fondo ahí, para que termines de armonizarte, serenarte, entregarte. Respira con toda tu serenidad y revisa siempre tu intencionalidad, tus ganas de estar ahí, en ti, contigo, proporcionándote un espacio propio, explorando lo que tu mente es y conciliando con todo lo que tu energía produce.

Así que respira con toda tu atención colocada ahí y ábrete a ese espacio tan interno, tan necesario. Porque puede que todos estos días hayas estado ahí, sintiéndote desde todas tus partes y a la vez, sintiéndolo todo, y al mismo tiempo esa profusión desmedida de pensamientos, tan encontrados como tus sentimientos.

Y ves tanto y te ves tanto.Respira sin objetarte, haz que tú, como objeto de ti, como objetivo propio, se disuelva y se distancie un poco. Respira y te repito, sin objetarte nada. Que seas como estás y que estés como seas. Y respírate ahí, procurándote ese sostenimiento, consintiéndote en esa voluntad y desde ahí sí permite más acercamiento, estableciéndote en tu confianza, en tu certeza, en tu pronunciamiento, en tu manifiesto, en tu estado, en tu conciencia, en tu pensamiento, en tu sentimiento.Respira.Y que no se te de ninguna dificultad, que no se te atreviese temor alguno, que respirando mantengas ese ímpetu de libertad ganada y extiéndelo, extiéndelo respirando.

Que, si se quiere, lo más valioso que hoy posees, y que al mismo tiempo que respiras, ese respiro, lo ofrendas al Ser. Tal y como te he dicho, al Ser que te respira.

Y que con cada uno de tus respiros, sepas estar, sepas pensar, sepas contenerte, sepas aceptar, porque es tan importante que sepas bien dónde estás, haciendo qué, y asimismo sepas lo que estás haciendo.Atiende tu respiro. En principio, conversa con él ¿Qué te traduce? ¿Qué te dice? Y que ese diálogo sea calmo, responsable, atento, amoroso, y que cualquier pronunciamiento desde tu silencio, parta desde un entendimiento profundo de tu estado del Ser.

Mantente ahí, respirando con placidez, en medio de tanta alteración, respira con placidez. Una placidez que te amplifique, que te sensibilice, hasta el extremo de que puedas comprender y aceptar toda realidad presente.

Respira.

Mantente, porque solo desde esa forma que bien ganas en ti, es que podrías ser capaz de proyectar, de generar y de expandirte desde lo que son tus componentes de luz y ofrendarlos a quien hoy no respira en sosiego, más bien, resiente el caos, la negligencia, la devastación y esa indefensión, ante tanta demanifestación.

Respira en tu serenidad, acoplando tus circuitos, conectándolos con la Fuerza Uno.

Y si puedes pensar en bien, piensa en por y para aquellos, que no tienen paz.

Y si quieres sentir, siente por ellos, porque se restablezcan y se guarden en su fe.

Y si te atreves a amar, respira amando a todos los que aún no creen en la genuina capacidad humana de amar al Ser.

Respira a profundidad, respira en calma, retornando a ti, respira profundamente, sintiéndote en tu momento presente, considerándote, prometiéndote y comprometiéndote a ser cada vez más, más tú, más de ti.

Respira para agradecerte, sintiendo y presintiendo que cada vez que quieras, podrás, sobre todo eso, agradecerte.

Respira.

El infinito propósito de tu mente

En principio, atiende tu respiración, concéntrate en ella. Respira en entera libertad, desacelerando el ritmo, entregándote a tu profundidad. Es tan grato sentir como se respira y tienes que ir disfrutándolo, en medio de tanta inhibición. Respira con tranquilidad, sabiéndote en tu espacio y en este tiempo que te dedicas y no sintiendo nada propio o impropio, más bien, sumérgete en esa sutilidad, en la que también habitas, tanto como aquí.

Observa cómo tu propio mecanismo
se libera hasta de ti y una parte va quedando aquí y, otra se extiende. Respirar es un concilio
que media entre esas dos partes.

Respiras con confianza, cuando pareciera hoy un atrevimiento.
Pero tienes confianza porque sabes que has acondicionado tu espacio para ti,
sin condición ninguna,
más que este querer estar en ti.

Lo sabes necesidad,
refugio, constante.
Que nada ni nadie
te demarque
o te limite.

El respiro es una gracia,
una gracia infinita,
que lo tomas como el aliento que Es,
más que vital.
Y nada pasa,
nada pasa en ti.

Respira.

Nada pasa.
Porque así, donde estás, como estás,
¿qué podría pasar?
Solo estás pasando tú, una y otra vez, desde la constante que eres en ti.
Pasa tu sustancia, pasa tu esencia, pasan tus pensamientos,
pasa lo que sientes,
pasa lo que crees y
lo que no, también.

Te preguntarás, ¿qué más pasa?
Y creerás que el tiempo.
Solo si lo activas.
Solo si sabes permanecer
en la constante, que ni tiempo es.
Verás tu cuerpo, lo sentirás, lo has preparado para estar aquí,
para hacerte presente.
Lo tocas y lo sientes,
lo observas y lo ves.
Es tu mejor signo de permanencia.

Respira brevemente.

Obsérvate más,
porque igualmente,
existes en otra presencia.
Es lo que tu mente es.
Es la que más entiende el sentido
de tu presencia.
Ahora pregúntate, ¿la entiendes tú? ¿Has visto cómo se presenta a sí misma? Hace que te dice y dice que te habla.
habla lo que quieres y
quieres lo que sientes.
sientes lo que eres.
Fascinante.
En momentos así,
del tiempo que crea,
¿crees que lo crea, para qué?

Respira profundo y percibe cómo está, si se cree esto, esto que estás haciendo y que estás siendo. Es tan infinita, es tan abierta, es tan única. Hazla libre, hazla pura, vuelve a confiar en ella.

Confía en tu mente.
Es quien te ha traído y es quien te lleva. Sabe quien la ha creado y para qué.
Para que albergues la conciencia que es. Es su único plan,
su infinito propósito,
su verdad última.
Suspéndete ahí, sostenla.
Haz que también confíe,
en lo que crees de ti.
Ríndete y haz que se rinda a la infinitud de lo que sientes por ti.
No lo llames nada, no te confundas,
solo respira brevemente.

Respira libre, estás bien.
Respira profundo y vuelve a sentirte en este cuerpo, que has estado aceptando y que deberías cuidar. Respira profundo y acércate más a tu propio espacio. Sigue respirando hasta que te provoque estar bien. Respira profundo, hasta que puedas sentir gratitud. Respira firme y retorna aquí, a lo que vives, a estar con quienes vives y a querer vivir. Siempre se puede.

Tienes firmes alianzas y más con tu Ser.

Respira profundo y agradece.

Om Namaha Shivaya!