Ocúpate en obrar en bien

Si es que tienes, si es que has traído, preservas, conservas,
algún murti que me represente,
imagínatelo, visualízalo ahí donde estás.
Y a medida que respiras, que esa imagen,
si es que la logras, se disuelva,
y que quede reposando
en el lugar donde está, donde sea.

Y cuando te provoque, ahora mismo si es posible,
lánzame un soplido y empieza a respirar calmadamente,
profundo, para ti, sentido.
Que te veas y te sientas erguido,
con toda tu atención dispuesta.

Y que ese soplido,
en cierta forma libere algo que contienes,
más, si es algo oculto.
Y lo sabes o no, pero sabemos,
bien sabes que sabemos.

Dirás, ¿qué sacas de mi silencio?
Y si supieras que todo.
Y no es que me interese o me importe,
a quien debería interesarle, importarle, es a ti.
Tan solo te incito a que hagas un ejercicio
que te permita exponerte a ti, en ti.

No puedo guardarme nada,
ya que no contemplo sombra,
ni se me impregna ni se me adhiere,
ni puedo llevármelo.
Pero algo estalla, algo choca, algo se rompe,
y prefiero detenerlo en mí,
antes que te siga consumiendo,
y te hagas y hagas daño.

No estoy para cuestionarte
ni hacerme responsable
de lo que podría ser tu enfado,
tu frustración, tu demora.
Pero tu aliento me alienta, ¿sabes a qué?
A demolerte, a que todo eso que te obstaculiza,
te frena, te denigra, no esté más,
sepas identificarlo, lo aceptes, y lo entregues,
a eso que se llama: tu verdad,
que solo la guardas tú y la conoces tú,
¿quién más?
Y es la que te hace ser y estar aquí.
Sea cual fuere, es tu verdad.

Te conmino
a que siempre me ofrezcas más de ese aliento,
ante lo que sea que te está pasando,
que te mires, que te observes, que te aquietes, incluso que te calles.
Que sepas guardar tu silencio,
ese que te dice, no el que calla,
y el que te va liberando de tanto pesar oculto,
para que entonces con más facilidad,
menos tensión, sepas regocijarte,
y, por sobre todo, agradecer.
Que alcances esa virtud.

Tienes que alcanzar virtudes,
a través de lo que tus valores son.
Y los valores crecen a medida que obras en bien,
que te desplazas en luz, que sostienes principios,
y que sientes amor, compasión.
Y estableces realidad y habitas en ella,
siendo quien eres, sin fingir más, sin falsear nada,
y confiando en lo que el Ser en tu Ser, es.

Alma divina, ocúpate en obrar en bien.
Y avísame siempre para agilizar y sumar,
ante todo lo que hay y existe.
No te limites, no te venzas ni te traiciones.
Invoca siempre fuerzas,
porque existen y porque están en ti,
si las potencias con luz, con amor y con verdad.
No hay más.

Om Namaha Shivaya
Om Gam Ganapataye Namaha