Piano di Volo 2017

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Plan de Vuelo 2017

Un ejercicio de Libertad

SE TU LEY. HAZTE EN TU LEY. ACTÚA EN TU LEY.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Toma previsiones y precauciones porque, aún siendo tan simple el despegue y el posicionamiento en tu más perfecto presente, quizá puedas perderte.

Atiende: siempre podrás encontrarte.

Tienes que planear tu propio Plan. Aquel que manejas entre suelo y cielo.  Si acaso lo tocas –el suelo, digo- conviértelo en un cielo más y sigue, hasta formar una progresión que sólo sea eso: lo infinito que te habita, partículas de la Nada y el Todo.

¿O qué te imaginas es el cielo? Si ya sabes lo que ha pasado con la “Tierra Prometida” o el “Reino Celestial” y qué decir del “Paraíso”, espacios tan controversial y convenientemente repartidos en promesas mí(s)ticas que sólo nos circunscriben al patio mental que hemos preferido habitar.

Planea: sé Ser.

Crea dentro de este espacio que habitas, lo que Eres. Eres tu Ley, la que has activado en ti a partir de cómo existes dentro de lo que existe. Seguro que eso es lo que te asusta e inhibe, prefiriendo la inercia y la apatía, o la consecución casi autómata de lo socialmente inducido. Esto responde al temor contenido.

Entiende: ya no más.

Todo lo que comienza, termina. Eso también es Ley, menos lo que trasciende al ras del alcance-logro. Y se trata de fuerza cuántica, lo que sabes Eres, y eso te inquieta, te abruma, te desgasta ante lo que crees no saber detener.  

Comprende: sí puedes.

Todo es posible disolverlo. Puedes producir lo que necesites. Entonces: ¿sabes lo que necesitas? Y esa interrogante abierta y sin respuesta es lo que determina tu incertidumbre. Otra Ley, otro principio. Entonces ¿cómo te harías de lo preciso, lo previsible, lo que te de seguridad y certeza?

¿Ves cómo es todo?

No se trata de fuerzas de azar, aunque circunden como leyes, por lo aleatorio e impredecible de esas fuerzas, algo que no debes desconocer. Por eso, mientras más te conoces y te aceptas, es más probable que todo resulte como quieres.

Transformarte.

Si eso es lo que quieres, porque hay quien se anquilosó, se estacionó, se acomodó y no le interesa hacerlo.

Somos mutantes dentro de nuestras configuraciones genéticas. ADN que se modifica y se transfiere. ¿Te vas a asustar por eso?

¿Le seguirás temiendo a una naturaleza tan exacta?

Por supuesto que tras tantas tesis existenciales, revelaciones, contactos y propuestas, no pareciera ser fácil discernir y definirse, alinearse ni enfocarse, pero imposible no es. Tan sólo debes seguir tu propio instinto. Intuición -en nuestro caso- que no es más que esa auto-transferencia que has preservado en ti para subsistir y proseguir.

Ánimo.

Vamos con el Plan, que no es receta, ni consejo, ni decálogo alguno, pero si lo adaptas a tu Ley vamos a ir bien.

¡Si es Ley!

Sal, cada vez más pronto, de ti. Surge porque te urge, aunque no lo creas.  Busca y encuentra, así como rescata y descifra lo que te impele ser. Disipa lo que te atrofia e inhibe. Sal de ahí, no eres eso.

Muévete en cada espacio interno. Hazlo a tu antojo, con el ímpetu de quien no conoce desgano ni cansancio, menosprecio o desconfianza. Introspecta desde tus formas conocidas, para que llegues a las desconocidas y sorpréndete a ti mismo aceptándote y queriendo cambiar.

Atraviésate con tu Verdad, como quien se cruza a sabiendas de quien es: un invencible, un poderoso, un inmortal. Jamás para herirte, ni generarte más dolor o sufrimiento, más bien para evitarlo y resistir.

Suspéndete en la mitad de tu nada. Así adquirirás el valor para maravillarte y extasiarte en ti mismo. ¿Para qué o quién haces qué? ¿Hacia dónde te llevas y hasta dónde quieres llegar? ¿Esperas qué o a quién?

Abre las compuertas de tu interior hacia lo inmediato. El momento siempre es ahora. ¿Lo sientes o no? De no sentirlo, revisa pasado y detecta la sujeción para que se libere hoy. Asume el temor a lo que crees el devenir es. Aún siendo consciente y activo, es el temor oculto lo que te separa de lo que eres.

Cierra cada espacio que se brinde como entrada para lo que ya no quieres contener. No reincidas.  Sana, sutura.

Remonta tras cada adversidad, si es que así resientes. No te aferres a vínculos ya rotos. Que nada te obligue ni sostengas soportes falsos. Que nada ni nadie te sujete si así no lo quieres.  Las glorias internas son íntimas batallas –ganadas todas- y nadie le dará el valor que eso tiene, más que tú. De allí que ganas confianza para encumbrar una y mil veces más.

Eleva todo lo que te impulsa dentro y fuera de ti. Hazte en la serenidad que brindan la nobleza y la integridad. Así tengas que ejecutar programas que otros desconocen ante los velos impuestos por la doble moral y los falsos arraigos a patrones de conducta aparentemente probos.

Intachable es la Verdad. Lo único que resguarda tu ser.

Vuela sin retorno, ni siquiera hasta ti mismo.

Pruébate: siempre eres otro.

Condúcete con valentía hasta donde nada existe, ni siquiera tú.

Om Namaha Shivaya

Ma Shaktiananda