Conciencia mía, respira en mi

Meditación con Mataji Shaktiananda

04·09·2024

Concéntrate.
Se trata de que te centres en ti,
priorizando atención en el respiro.
Que se imponga tu respiro consciente,
ante cualquier pensamiento de inquietud,
ansiedad, duda.
Calma todo respirando.

Aventúrate a jugar con tu respiro,
con tu capacidad, tu intención, tu voluntad.
Observa cada respiro,
cómo lo produces, qué te produce.
Y sabes bien que tanto.
Ya sabes lo que es respirar en este planeta,
nutrirte de esa sustancia, el éter dispuesto.

 Y no te evadas en lo absoluto, mantente ahí.
Quien medita para evadir, no alcanza logro.
Tienes que atenderlo todo.
Respiro a conciencia, conciencia en respiro.

Y te vas aplacando, sosegando, tranquilizando.
Y el pensamiento no cesa, pero respira igual.
Cada pensamiento respira, lo llevas ahí.
Esta exacta y perfecta
funcionalidad física es para eso.
Y es como si te fueras vaciando, alivianando,
sin medir sensación, sentimiento,
sin buscarlo tampoco.

El arte es hacer coincidir la mente y el respiro.
Que se encuentren, que se conozcan,
que profundicen hasta aceptarse.
Y tendrías que permitirlo todo, que se brinden,
que se ofrezcan, que exista comunión, fuerza.

Y la mente se luce, espléndida como es,
atendida como se siente y amada como debería.
Y el respiro, toda tu fuerza vital,
más que tu salud, más que tu anhelo,
más que tu verdad.
Y eso es lo que tu respiro da a lo que tu mente es:
sabes tu verdad.
Es que tu mente no quisiera nada más,
ni tampoco necesitaría nada más.

Si eso hicieras,
respirando siempre así, sabiéndote así,
 ni te imaginas lo que tu mente fuera,
el receptáculo más precioso de lo que eres.
Por eso necesitas saberlo,
saber quién eres, saber qué quieres, saber ser.
Y respiras.

Tu mente no necesita más que la verdad que eres,
no necesita nada más.
El asunto es:
¿qué tanta verdad eres?
Y por eso respiras.

Y la comunión permanece ahí,
con tanta concentración, con tanto respeto.
Es cuando habitas lo que tu Conciencia es,
 lo que está tan profundamente en ti,
en lo que habita todo de ti, en esa, tu conciencia.

Tan sabia como es, tan exacta,
y que simplemente refleja lo que eres,
lo que contienes, lo que anhelas, haces, todo.
La que te permite tanto y más.
Y la que sabe lo que hoy sabes
y hoy no niegas más.
Esa instancia tan inherente,
tan de ti, tan por ti, tan contigo.
Eso que alienta tu esencia,
en lo que tu misma conciencia es.
Eso que traduce silencio, manifiesta gozo,
ampara, sostiene, refuerza,
invita la presencia toda,
la presencia que Es.

Y ya casi sin respiro, sin sonido alguno,
sin pregunta ninguna,
lo que existe sin nada ser en ti,
la Divina Conciencia, el Todo que eres.
Es la conciencia quien respira, respira en ti,
y estás ahí, siendo Nada.
Y a la vez, es tanto, tanto, tanto.

Si es que te provoca, manifiéstale algo:

Conciencia mía, Ser Todo, respira en mí.
Atiéndeme siempre.
Hazme ser más de lo que soy,
para saber y poder trascenderlo todo.
Conciencia mía, sé en mí, dame fuerza.
Conciencia mía,

toma mi respiro y llévatelo de aquí.

Respira profundo, atendiendo todo, todo cuanto te habita.
Y respiras más, sabiendo, sintiendo ya,
que alguna verdad eres
y que está ahí al alcance de tu mente.

Respira más y siente ya el amor que te guardas.
Y respira más, para que expreses gratitud
y se expanda en tu conciencia
y cada vez puedas alcanzar
más estados infinitos de ti.

Vela por ti, atiende tu Ser,
manifiéstate en verdad,
agradécete siempre y ámate más.

Om Namaha Shivaya