LA VÍA A LA IMPERMANENCIA

Meditación con Mataji Shaktiananda

22·03·2023


Tomando este primer respiro consciente,
me hago en la voluntad de atenderme hoy.
Respiro para saber ser y estar.
Por eso atiendo lo que soy y siento
y hago este ejercicio de introspección,
de concentración y de expansión.

Sé que respirando puedo lograr
todo lo que soy en mí.
Por que sé igual,
que soy un logro de mi Ser,
de mi existencia, de mi vida toda.

Así que respiro de manera profunda, consciente.
Permanezco así,
en el simple hecho de sentir quién soy.
Cada respiro me lo hace saber,
¡Es tan fascinante!
Tanto, que no existe espacio para dudar de mí.
No existe forma de desistir de mí.
Simplemente estoy haciendo
el sutil contacto con mi Ser.

Sé que existe algo,
 de lo que no me percato del todo,
pero existe igual.
Y es todo eso que me resisto a percibir.
Serían tantas las razones,
aunque sé la fundamental:
mi mente guarda reservas.
Y lo que puede ser aún inquietante,
se lo permito.

Pero hoy sé,
la manera en que puedo disuadir esa intención.
Y no dejar que mi mente
pueda seguir actuando así.
Por eso respiro.
Es como si abriera compuertas,
por las que deben salir tensiones
conscientes o inconscientes.
Y se van.

Es cuando siento, al respirar,
que me aligero, me hago más sutil.
Al respirar,
encuentro que no existen trabas ni bloqueos.
Es como si todo se ampliara,
 más, mi percepción sobre mí.

Es un sentimiento indescriptible,
que se va acrecentando
y, que sé que no existe nada en mí,
que pueda dejar de corresponder.
Es cuando me entrego en cada respiro.
Y respiro.

Esta forma de permanecer,
sé que es la vía a la impermanencia,
a ese otro estado que tanto anhelo,
al saber que he sabido corresponder
a lo que mi Ser es, trae y quiere seguir siendo.
Dentro de esa constante en la que fluyó,
por existir y por haber aprendido a vivir.

Lo que percibo,
es hasta el mismo vacío expandido.
¿Cómo no entregarme?
¿Cómo no extasiarme?
¿Cómo no agradecerme?
Ante la imperiosa voluntad que ejerzo en mí.

Respiro en gratitud, correspondiéndome.
Sabiendo que puedo y sé habitar,
el vacío de mi espacio
y el saber encontrarlo así,
hoy, en mí.

¡Es grandioso!
Es querer estar solo ahí.
No hay nada.
Ni pensamiento, ni palabra alguna.
Ni sensación, ni sentimiento ninguno.

¡Es inmenso!
Si apenas mi latido, al unísono con la constante.
Es cuando puedo prepararme
una y mil veces, para saber retornar
y habitar mi espacio.
Y respirar mi vida y agradecerla toda.
Por eso respiro,
restableciendo los sentidos
y, por encima de todo,
amándome más.

Om Namaha Shivaya