Mantén tu respiración sosegada, tranquila.
Sin querer producir nada que requiera más.
Observa el ritmo y como sabes llevarlo.
Y lo que te satisface ese dominio, ese balance.
Ya sé que aprecias la manera en como te conectas,
lo que te ha costado y cuánto lo agradeces.
En estos momentos,
pareciera que no existe nada que te preocupe
y que te haga desistir de esta comunión
que has sabido establecer contigo.
Has sabido dominar tus reclamos.
Porque, en momentos así,
ya no evades tu encuentro.
Más bien te preparas
para poder decirte en silencio, cuánto te amas.
Y lo que ese amor te ha permitido:
más claridad, más confianza, más aceptación
y no rendirte ni ceder, ante los otros dominios.
Los que te pretenden y creen que ya no sabes.
Ya tu respiro te ha liberado de confusión,
de negación, hasta de conflictos.
Te has estado preparando tanto
para momentos así,
en los que se ven tantas tribulaciones.
Y no es que no te afecte, sientes todo,
pero prefieres seguir, no quedarte ahí.
Y saber seguir, es una manera de ayudar,
de no sumarte a la devastación,
a la destrucción, al dolor.
Sientes.
¿Acaso podrías evitar algo?
¿Estaría en ti evitarlo?
Y, aunque quisieras, nada podrías hacer.
Y no es que te resignes a los designios,
más bien,
sabes que todo opera en orden perfecto.
Aunque creas que se trata de imperfección,
no siendo eso.
Cuando el hombre decidió
hacer todo cuanto quería,
por encima de otros hombres, además,
e incluso sobre las fuerzas que todo son,
todo saben, todo pueden y todo hacen,
desafió a la constante misma.
Y esa constante es indetenible.
Puro Orden, pura Ley.
Eso es lo que contemplas, aunque no te guste.
Por eso, en la medida de lo que puedes,
hazte en tu orden.
Te preguntarás ¿cómo hacerlo?
Y empiezas aquí, en esta conexión
con lo que tu Ser, es.
Con tu compromiso de asimilarte,
de lidiar con el reflejo.
Depurarte y confiar, en que toda esta actividad,
la que realizas en ti, desde tu fuerza,
es tu aporte, es tu entrega de amor.
Y lo que puede ser mejor, cada vez será más.
Más firmeza, más comprensión,
más entrega, más tú.
Por eso, amado Ser:
si quieres ser más fuerte, lógralo.
Si quieres ser más compasivo, lógralo.
Si quieres ser más altruista, hazlo.
Si quieres ser más, sé más,
más fuerza, más luz.
Y haz siempre por el otro,
una atención desde tu amor.
Pide por su amor.
Pide por su amor.
Pide por su amor.
Nuevamente contempla tu respiro.
Contempla tu Ser.
Atiende toda sensación
y expande el sentimiento.
Tu Ser puede, tu Ser quiere, tu Ser Es.
Om Namaha Shivaya
