SIN AFERRARTE, CLAMA POR LOS QUE SUFREN

Meditación con Mataji Shaktiananda

08·02·2023

Confía en tu actitud.
Confía en tu respiración
y confía en tus ganas.
Mantén tu serenidad
y encuentra en tu respiración, quietud.

Deja afuera la ansiedad,
así como alguna emoción que te desvincule,
de este, tu momento.
Es tu momento.
En el que has detenido todo, para estar contigo,
así todo siga, tus propios pendientes,
alguna que otra circunstancia latente,
algún resabio.

Mantén tu respiro.

Si algo piensas, que solo sea
lo que te ha traído aquí,
lo que te mantiene así,
bajo la necesidad de saber de ti,
de ocuparte de ti.

Respira en quietud,
abstrayéndote de todo lo que pasa,
que nunca es poco.

No tropieces con ninguna imagen,
ningún recuerdo, ningún reclamo.
Encuentra quietud.
Y solo el respiro la produce.

Se trata del más valiente mecanismo,
que regula todo, que estabiliza
y, que además considera,
lo que tu sistema es.
Te advierte, te avisa y te permite
acceder a tu propio estado del Ser.

No podría ser de otra forma.
Todo esto es así.
Sostienes tu campo, lo haces tú,
en comunión y consonancia
con todo lo que existe.

Pero es tu tarea.
Así que tendrías que esmerarte,
sabia, amorosamente, a configurarte así.
Asentando tu materia, regulando tus pulsos,
tus latidos, con tan solo tu respiro,
tu consciente respiro.
El que no se piensa,
el que no se siente, el que fluye.
Y busca integrarse a todo y lo logra.

No te imagines nada, no forces nada,
no alimentes idea.

Sé todo respiro.
Sé todo respiro.
Sé todo respiro.

Es como si algo te llenara.
¿Qué crees podría ser?
Y eres tú.
Todos tus tú.
Y percibes toda esa inmensidad,
toda esa inmensidad que respira,
desde el sistema que sea
y que palpita en quietud.

Palpita en tu quietud
Y cuando tu quietud palpita,
¿quién crees que es?

El respiro disminuye,
se aquieta más, apenas lo justo,
lo necesariamente vital.
Mínimo respiro.

Quien Es, te atiende, se atiende, se reconoce.

Y estás ahí,
siendo la inmensa palpitación,
sin defecto ni cualidad, sin dolor,
sin recuerdos, sin obligación,
libre, en expansión.

Nada que simular.
Y, desde ahí,
expandes lo que eres.
Y vas al alcance, de todo lo que Es.
Y te sabes aquí, en este Planeta,
que evidencia desgracias, colapsos, destrucción.

Sin aferrarte, mantienes el respiro,
hasta que sanas este dolor,
esta inconsciencia, este desatino.
Y soplas, silente. Soplas un poquito.

Sin aferrarte a dolor alguno,
consagras tu fuerza,
para ser, para soportar, para no padecer.

Sin aferrarte, clamas por aquellos que sufren.
Y respira en quietud.

Respira profundo,
con toda la fuerza que contienes.
Te acercas de nuevo al espacio que ocupas,
al cuerpo que vibra, a la ilusión que guardas,
al encuentro que esperas
y al amor que das.

Respira profundo.
Consciente y amado.

Om Namaha Shivaya