Mantén tus respiros profundos,
sosegados y afina tu atención en ti.
Juega a visualizarte
en postura perfecta y en actitud,
apreciando tu intención
y esa voluntad que te sostiene.
Como siempre, estar así,
en medio de tanto, tiene su valor.
Se trata de tu valor.
Aunque para algunos,
el sistema, la forma, sea virtual,
abstráete, llévate muy internamente.
En el fondo, todo se trata de tu respiro.
Te preguntarás,
-y digo aquellos que se sujetan a lo virtual-
¿cómo se trasciende esto?
E igual, va para todos.
Nuestro Atman
está configurado con tal perfección,
con tal inteligencia, con tanta sensibilidad que,
cuando desde una parte de ti
estableces conexión, simplemente se da.
Nuestra naturaleza
cuenta con tantos recursos comunicativos,
perceptivos, cuidadosamente instalados,
pero queda de ti el sutil manejo.
Como ya sabes,
el sistema está activo con tu respiro.
Y, si avanzas, desbloqueando, sutilizando,
trasciendes todo, hasta esta materia.
Dirás, ¿con qué conecto específicamente?
Siempre será con tu Ser.
Siempre.
El punto es que ese tu Ser, a su vez,
en lo que contiene, en lo que ha experimentado,
en lo que ha sumado,
guarda registros, comuniones, alianzas,
de nuestras aventuras.
Y, buena parte, son de ti,
pero existen otras de Aquello y aquellos,
a los que, en cierta forma, has querido amar.
Considera entonces,
todo lo que existe y todos los que han existido.
Y algo guardas y, en momentos así, te recreas,
te llamas, te atiendes, te sujetas, confías.
Dirás, ¿buscando qué?
Buscándote.
Sabiendo que vives en espacios de desencuentros,
incluso el propio.
Te confieso que, para mí,
todo esto siempre empieza con tu presencia,
la que estimo y agradezco.
Mientras así estás,
lo propio sería escucharte, más si logras silencio.
Si has sabido despejar los pensamientos,
las tensiones y sabes mantenerte en quietud,
alentándote con cada respiro
y produciendo instantes en los que te comunicas
en divina gracia con tu Ser,
encontrando así, tu respiro quedo,
tu mente tranquila, tu actitud indefinible.
Cuando sabes que controlas todo temor,
porque existes en el extraordinario resguardo
de tu Atman y no existe nada.
Y, con lo que sabes eres, percibes eso,
sin acosarte con pregunta alguna,
sin responderte con idea alguna.
Mayor simpleza, mayor profundidad.
Y te extasías sin presumir,
manejas el vacío con esplendor,
más allá de cualquier silencio,
del que brota la sonoridad del principio que Es.
Un murmullo amoroso que te llena,
que te llena, que te llena.
Tanto, que podrías detener el respiro
y no pasa nada.
Aunque es cuando más pasa.
Pasa tu Ser.
Prueba.
Suspéndete.
Nada simulas, es tu gravedad.
Y se abren los Universos, los que nos esperan.
Anhela eso. Anhela salir, sin vuelta.
Respira como si tuvieras mucho que llenar,
porque se trata de tu inmensidad,
de tu esfuerzo, de tu valentía.
Respira profundo
y coincide aquí con tu espacio, tu tiempo.
Respira agradeciéndote
y confiando en que siempre podrás
afrontar, asumir, todo momento presente,
en el que sabes estás, sabiendo ser.
Comunícate eso.
Agradece tu conexión.
Om Namaha Shivaya