Estás vivo para amarte

Meditación con Mataji Shaktiananda

08·06·2022

Respira con intensidad, a profundidad,
buscando ahondar en ti,
porque habría que arriesgarse,
así que trata de recrear, de recrearte,
en un espacio interno,
un lugar que nunca hayas visto,
o lo que puede ser más fantástico,
un lugar que ni siquiera puedas ver,
aunque exista.
Es que, por lo demás, no habría nada que ver,
así que respira encontrando ese espacio,
en el que pareciera que estás situado.

Dirás, ¿qué debo situar ahí?
Lo que eres.
Así que respira tomando confianza,
en voluntad dispuesta
y con inmenso amor hacia ti.

No deberías temer ni cansarte jamás,
de dar con esos espacios,
que solo existen cuando te encuentras así,
ubicado en ti, respirando así.

Dirás, ¿qué o quién lo hace posible?
Adivina.
Tu conciencia, la conciencia.
Y no es que sea el lugar del nunca jamás.
Es el espacio por siempre,
en el que siempre has estado, estás y estarás,
por ser quien eres.

Notarás, advertirás, percibirás,
que no necesitas nada, ni a nadie.
Ni el más prístino pensamiento,
ni el más retorcido.
Respiras para eso.
No hay contacto mental,
es ese umbral de tus espacios
por los que cada vez deberías recorrerte más,
dado que todo está tan viciado y tan precario.


No diríamos el escape ¿Por qué?
Menos la evasión. Tampoco.
Más bien, esa aceptación,
esa instancia tan propia,
para querer saberte.

Respira breve, lo mínimo.
Ese es un alcance, apenas necesitar respirar.
Apenas.

Y estando ahí, en ti, confiar.
¿O es que has perdido tu confianza y te temes?
No deberías.
Eres tan capaz de saber y poder extasiarte,
ordenar tu cuerpo,
sostenerlo y que te sostenga para vaciarte.
Y lo haces, lo creas o no.
Se da un alivio, una suspensión, un reacomodo.

¿Dudarás?
¿Cómo podría?
¿Hacia qué me dispongo, me dirijo?
¿Dónde me situaría?
En tu espacio, llenito como está de tu tiempo vital,
el único que existe y en el que operas,
desde la conciencia obtenida
en la que te puedes manejar,
en todos los espacios y en todos los tiempos.
Los que están en ti,
por la Gracia y la bondad del Ser,
del Ser que eres.

Ni espacio ni tiempo muerto, ¡estás vivo!
¡Tan vivo!
Lo único que tendrías que saber,
tan vivo como estás es
¿para qué estás vivo?
Para amarte.

Y ahí, haces que tu respiro te ame
y tú, amas tu respiro,
índice de lo vivo que estás.

¡Cuánto amor!
¡Cuánto amor contienes
por la sola acción de tu respiro!
Y, por tu sola acción de respirar,
en lo que este espacio es,
este inmenso espacio en el que habitamos todos.

Respira ahora para este espacio todo,
desde tu íntimo y valioso espacio,
el que cada vez obtienes más,
a voluntad y conciencia.

Te agradezco el permiso que nos damos
para habitarnos así,
por unificar nuestros espacios.

Me sumo a tu fuerza, a tu luz, a tu encuentro.
Te confieso,
¡me siento tan bendita por eso!
Y te alcanzo y me alcanzas,
para alcanzar Aquello.
Aquello Nada, Aquello Todo.
Aquello que no se ve.
Aquello sin espacio.
Aquello sin tiempo.
Lo que primordialmente somos.

Tendrías, igual, que sentirte bendito.
Amado Ser, Divina Presencia,
confío que sí.
Es lo que alienta, es lo que permite,

Lo que cuesta siempre un poco, es retornar,
pero hay que hacerlo.
Por eso respira, retorna a este espacio,
consagrado por ti para ti.
Empieza por este recinto,
templo mismo, de tu propio templo.
A esta ciudad, a tu ciudad, en este mundo,
perennemente convulsionado.
Ya es así, irreversiblemente.
Respíralo.

Respíralo desde tu encuentro mismo
y encuéntrate aquí, atendiendo el presente,
asistido en tu amor y con ganas inmensas de vivir,
lo que vives, lo que resta, lo que falta.
Y acuérdate de los que ya no viven.

Respira profundo, agradeciéndote.

Om Namaha Shivaya