Dile a tu mente que amas tu silencio

Meditación con Mataji Shaktiananda

08·12·2021

Respira con serenidad, sin la más mínima ansiedad.
Haz que tu respiración te pronuncie,
más que buscar un control exacto.
Que pronuncie tu Ser en calma, en silencio, en ti.
Respira atendiéndote.

Haz una pequeña visualización,
en la que, sencillamente te veas en esa postura,
en esa entrega, en este momento, atendiéndote.

¿Qué podría pronunciar tu respiro?
Solo silencio
No es tarea fácil hoy, alcanzarlo.
Es como si todo emitiera sonidos,
ruidos, sin cesar.

Haz que tu silencio, no cese
y, que los vientos de tu respiro,
produzcan el silencio.

Te preguntarás, ¿para qué se medita?
¿Para qué medito? ¿Qué medito?
Lo creas o no, para producir silencio,
para que escuches tu silencio,
para que seas tu silencio.

Nos hemos acostumbrado
a producir tantas otras cosas.
Y más, con eso que creemos es, nuestro verbo,
tan aparentemente libre, tan fácil.
Y, ni siquiera el que se pronuncia,
el que te habita, el que te habla.

¿Qué te dice tu verbo?
¿De qué está lleno?
¿Cuáles son sus ideas?
¿Acaso te traduce tus sentimientos?
¿Acaso te lleva a producir sentimientos?
¿Con quién guarda alianza? ¿Con tu mente, acaso?

¿Qué sabe tu mente de tu verbo?
¿Acaso se cree tu verbo?
¡Ríete! ¡Ríete! ¡Ríete!
Mantén tu respiro

Tienes que guardar tu verbo,
reservarlo, hasta cuidarlo,
de lo que tu mente es.
Dirás, ¿cómo se hace eso?

Respira, porque lo primero sería eso,
aprender, saber, escuchar, tu silencio,
que, en sí es, todo el verbo.
Algo que definitivamente inquieta a tu mente,
que, no se siente expresada.

Experimenta cómo el respiro, produce silencio.
Aunque creas que se agolpan los pensamientos,
por momentos, ese mismo barullo,
produce silencio,
al no prestarte a la sinrazón de escucharlo.

Notifica a tu mente, que amas tu silencio,
que te calma y que, en cierta forma,
hay un hastío, de tu mal pronunciamiento,
del mal verbo, del mal silencio,
del ocultamiento, de la falsedad y la mentira,
del engaño, del sufrimiento.

Guarda silencio y, que tu silencio te guarde.

Percibe cómo estás ahí, evadiendo sin tensión,
sin agotamiento, lo que tu meditación te produce:
un estado de tu Ser.

Pregúntate, ¿cómo no amarme?
¿Cómo puedo no amarme?
¿Cómo es que no me amo?
Si es que me pronuncio en mi respiro.
Si es que mi respiro, pronuncia mi silencio.
Si es mi silencio, lo que Todo y Nada, es.

Y, en silencio, en tu más profundo silencio,
di que te amas.
Y, que lo pronuncie tu silencio.

Percibe cómo has aprendido
a sostenerte en tu respiro.
Ríndete en gratitud hacia tu Ser.
Prolonga estos momentos, para producir igual,
la fuerza que se necesita.

Respira profundo, profundo, profundo,
acercándote a lo que su Ser es,
hoy, aquí, en este tu cuerpo, tan inmortal,
nunca más, de lo que tu alma es.
Y, ese destello, que ilumina tu Ser.

Poderosa alma, confía.

Om Namaha Shivaya