Tu más certero contacto

Meditación con Mataji Shaktiananda

08·09·2021

No atiendas más que tu respiro.
Solo atiéndelo.
Si te es posible, hazme parte de él,
porque, en cierta forma, tú eres parte del mío.
Así que atiende tu respiro y haz que te serene,
te tranquilice, te sostenga ahí,
como el habitante que eres,
el habitante que se busca
y, que quiere tanto su encuentro.

Y es que, cada vez que te das a la tarea
de respirarte así,
hay algo de tu encuentro.
Así que respira sutil, con serenidad.
Respira libre.

Reconoce lo que has avanzado.
Las ganas de estar, que te acompañan,
así como sentirte desde esta forma,
en la que los sentidos no intervienen,
se desplazan, permitiendo que tu sentir,
se sujete a lo que la Luz es,
sea lo que sea.

Respira firme, constante, deleitándote,
haciendo que cada respiro, sea consciente,
más que necesitado, provocado.
Balancea bien lo que inhalas y lo que exhalas,
sin mayor retención, más bien,
haciendo de esa constante,
un fluido que te recorre,
que te activa, así como te escruta.
Y, en ese recorrido, te pronuncia, te dices a ti,
en lo que tu silencio es,
tu serenidad y tu confianza.

Es cuando permites habitarte,
sin temor, sin angustia,
sin reclamo, sin petición alguna.
Es tu contacto.
¿Estarías contactando con qué, con quién?
Y podría existir tanto y, a la vez, nada.

Respira, que todo de ti sabe,
lo que necesita ser contactado.
Cada respiro informa, se ocupa, atiende,
lo que en ti amerita, ser contactado.

En principio sería, con tu Ser mismo.
Aquello que Es, que siempre Es,
que has ido aceptando,
desde lo que tu naturaleza humana es.

Que no te cueste comprender
lo que eres como Ser,
más allá de este aspecto, este cuerpo,
esta tu psique y, tu valiente mente,
que se arriesga tanto, que preserva tanto
y que, a su vez, es capaz de evitar contactos,
al creer, presumir, que no es lo que quieres.

Así que respira,
asintiendo el momento que produces
y, el contacto que aspiras.
Deberías seguir notando que cada vez más,
los pensamientos invasivos se debilitan.
Y, que tu respiro, los invalida sin atacarlos,
al contrario, permiten su paso, sin intervención,
sin desaliento ni urgencia.

Estás en tu contacto.
¿Qué más?
Quizás creas,
que deberías contactar con algo o alguien,
que se asome por ahí, advirtiendo tu presencia.
¿Qué o quién podría ser?
¿Qué crees existe,
que estaría en la voluntad de atenderte?
No te apresures, no nombres a nadie ni a nada,
sigue respirando, cada vez más sutil
y, avócate a percibir, qué Manifiesto existe
dentro de lo que imaginas o no,
que puede querer hacer contacto en ti.
Solo percibe.

Es tan solo tu respiro,
lo que produce esa atracción,
esa magia, eso esencial, eso infinito,
que no sería más, que el Ser que eres.
El infinito que Ser que eres.

Respírate, contáctate, recíbete.
Sin mostrarte ni demostrarte nada.
Sin aferrarte siquiera, sin figurarte, sin limitarte
y, sostente ahí, con el mínimo respiro,
lo apenas vital.

No te niegues, no reduzcas, no obvies el contacto.
Lo que, en realidad no te produce nada,
ni tensión ni apego, ni exaltación,
ni sonido alguno, tampoco destellos.

Tienes poco a poco, que reconocerte en la Nada,
percibirla sin susto alguno,
sin reclamo, sin aspavientos.
Conéctate.
No hay respiro, no hay nada.
Solo eso, el encuentro con tu Nada.

Y, de a poco, lo vas logrando,
con firmeza y disciplina, sin agobio ni ansiedad.
Es lo necesario, lo justo, lo perfecto, lo vital,
lo que te permitirá trascenderte, desprenderte.
Confía.

Respira a profundidad, con ganas,
como muestra de que vives, de que estás aquí
de que, a respiros, estableces tu tiempo
y, que existes en el Ser. Tu más certero contacto.

Respira profundo,
convirtiendo cada respiro, en un paso nuevo,
hacia el ahora en el que estás, en el que te mueves.
Respira con gratitud y con compromiso
de servirte siempre, de servirte en bien,
que, sería la única forma, de servir al otro.

Busca tu calma, refúgiate,
reserva ánimos, contempla.
Preserva tu verbo y alienta a los tuyos.
Complejos tiempos,
así que busca sutiles resoluciones.
Respira.

Om Namaha Shivaya