Mantén tu respiro sereno, profundo,
ejecutando cada respiración libre, sin exigirte,
más bien, atendiendo lo que tu Ser realiza,
a razón de ese alimento que es el prana.
Imagina, siente, que es así,
que te estás alimentando
y, que cada respiración te nutre
y que cubre lo que requieres, lo que necesitas,
de obtener ese vital alimento
Brevemente sensibilízate ante toda esa captación.
Aliméntate.
Aliméntate con tu respiro.
Evalúa un poco que tan hambriento crees estar,
qué tan sediento, cómo registras tu Ser.
Sigue nutriéndote,
a sabiendas que es lo más puro,
lo más natural, lo más vital, con lo que cuentas.
Asimismo, considera
¿Qué o quién, te lo proporciona?
¿Qué tipo, qué forma, qué aspecto existe,
que produce eso, que te alimenta así
y te permite permanecer vital?
Hazte consciente de lo creado,
de lo proporcionado,
de la magnitud de tal bondad.
Recréate en el manifiesto que eres,
que encaja, habita, vive.
Igual, hazte consciente de esa tu presencia,
tan circunstancial, tan coincidente
y, en lo que tan valientemente has elaborado
como tu vida, tu presencia, tu respiro.
Reflexiona, si es que, en algún momento,
has ignorado esto.
Quizá por lo que te pareciera común,
populoso, multitudinario,
le restas y no adviertes
lo que verdaderamente es y significa.
Eres un Ser, eres una criatura, eres un humano,
eres una persona, eres un cuerpo.
¿Qué más se te ocurre?
¿Qué más concibes?
¿Qué más percibes?
¿Qué sientes? ¿Qué sientes? ¿Qué sientes?
Y hay tanto que sentir,
desde eso tan inmenso que eres,
con todo lo que contienes,
lo que has obtenido y permanece en ti.
Respira tu alimento.
Puede que realmente percibas,
desde el mecanismo,
esa sustancia vital y habilites en todo tu sistema,
un mecanismo igual, con el que logres
sentir, percibir, todo lo que produces.
¿Qué estarías produciendo?
Una vez que generas
toda esa constante de aliento y produces tanto.
Respira, porque tendrías que pensar:
si el alimento existe, si el mecanismo está,
si el sistema opera, ¿qué se produce?
Y, en principio es esa energía, que vibra,
que se expande hacia adentro y hacia afuera,
toda de ti.
Es tu sustento lo que te capacita,
lo que te mueve aquí.
Como siempre dirás,
somos tantos, somos todos, ¿haciendo qué?
No deberías confundirte y, mucho menos menospreciarte.
Respira vital, entendido, conforme.
Siente, percibe, que lo que produces,
es lo que quieres:
ser ese manifiesto sutil, infinito,
creado con sentido y sentimiento
de alcance y logro, de respuesta.
Dirás, dirás, dirás
¿Cómo creo eso?
¿Cómo lo creo y cómo me lo creo?
Respira porque necesitas de todo lo que produces.
Necesitas que te alcance y, no solo eso.
Que se extienda en ti una fuerza para prodigarlo,
con tus acciones, con tus formas,
tus habilidades, tus contenidos,
tus respuestas, tus principios,
tus valores, tus intenciones.
No podrías ni deberías restarte en nada.
Es como si, ciertamente,
supieras lo que te corresponde.
Y, tus ganas y tu fuerza de ejercer tu Ser,
al que ya conoces y reconoces
y amas infinitamente.
Ante todo esto, que no pareciera una respuesta,
igualmente confías en ti, en que sí.
Sí puedes y quieres,
no solo darte ese alcance
sino producir con tu alimento:
Fuerza y Luz.
¿Cómo? Dirás.
Piénsalo, exprésalo, haz tu parte
y, siéntete en paz, siéntete bien.
No hay que amilanarse ni desconfiar.
Existe bondad, asistencia, cobijo, refugio,
entendimiento, compañía, acercamiento,
compromisos, atenciones, manifiestos.
Existen.
Respira profundamente,
conviniendo íntimamente un resultado,
un alcance, un fruto.
Más amor. Más amor. Más amor, en ti.
Respira profundo, tan profundo,
tan libre, tan consciente
tan amoroso, tan presente,
para estar aquí de nuevo, contigo
y, prometiéndote brindarte.
Respira.
Om Namaha Shivaya