Hombros relajados, rostro altivo,
como si estuvieras dando la cara.
Respira con esta sensación, este sentimiento
y, produce un respirar sereno,
con esa actitud de saber y querer estar en ti,
dando la cara.
Te preguntarás, ¿a qué o quién?
¿Ante quién doy la cara?
Si, aparentemente, nadie me ve.
Tan solo visualízate en esa actitud.
Porque con lo primero que te enfrentarías,
es con lo llamado realidad.
¿Cuánta realidad? O, más bien, ninguna.
¿Qué tanto te la crees y te la creas?
¿Cuál sería? ¿Cuán capaz?
¿Con cuanta seguridad crees que la creas?
¿Cuántas existen en ti?
¿Con cuál decides quedarte, aceptar?
Profundiza respirando y sumérgete ahí,
dentro de ti, en ti,
consintiendo o escapando, de esa realidad.
¿Cómo se perciben las realidades?
¿Qué se toma y qué se deja?
¿Qué te hace susceptible a lo que ves,
a lo que sientes?
¿Y qué no?
¿Cómo discriminas entre esto o aquello?
¿Entre aquel o aquella?
¿Qué o quién es en realidad, parte de tu realidad?
¿Cómo y cuánto estimas
lo que crees es tu realidad?
¿Cómo se configura? ¿Qué elementos existen?
¿Qué presencias?
La función de los objetos.
Todo lo que ha respondido a tus deseos.
A los que has elegido, ¿a cuántos, a quienes?
A los que has creído necesitar, o ellos a ti.
Todo inmerso en una espacialidad,
en la que te mueves, ¿siendo quién?
¿Parte también?
En las realidades, supuestas o no, ocurre todo.
Situación, hecho, circunstancia,
en la que deberías decidir, si estar o no.
Dirás, ¿cómo?
Y, entiende bien,
Existe un juego que no ves,
aunque formas parte, queriendo o no.
Cuidadosamente entretejido y en él se encuentra,
buena parte de tu Ser.
Es tu parte.
Lo que tendrías que saber, porque sí,
es que, parte de ti, puede y quiere,
jugar en esa parte.
Dirás, ¿y si no quiero?
¿Y si no me gusta?
¿Y si me golpea?
¿Y si resiento?
Te toca confiar en alguna que otra capacidad.
La más latente: habitarte, conocerte,
reconocerte, aceptarte, no rendirte,
escuchar, comprender, compasivamente.
Porque, estando ahí, en tu íntimo habitáculo,
toda realidad -posible o imposible-, es.
¿Qué tan imposible la posible?
¿Qué tan posible la imposible?
No importa.
Nuestro Ser es tan profundo y tan sabio,
que habita sin realidad.
Dirás, no me acuerdo
Claro que no.
No importa. No importa. No importa.
Lo que importa es, que ésta,
no sea la importante.
Y, que, cuando te sientas en desesperanza,
agobio, inconformidad y desconsuelo,
sepas bien, lo que tu Ser es y sabe.
Respira confiando en tu respiro.
Respira profundamente y hazte consciente
de que estas, eres, aquí, ahora, presente, activo.
Que puedes prodigarte profunda gratitud,
por todo, por ti, por lo que haces,
por lo que quieres, por lo que sientes.
Como siempre, prepárate a contemplar
lo que pareciera ser, alguna realidad.
Sonríe con fe, con fuerza y entendimiento.
Respira.
Om Namaha Shivaya