Tu intención de permanecer contigo

Meditación con Mataji Shaktiananda

07·07·2021

Como siempre, al principio, atiende tu respiro.
Que cada respiración sea consciente.
Que sepas exactamente lo que estás haciendo
y, lo que te ocupa: respirar.

A medida que te calmas,
que te dispones y que ganas actitud,
sutiliza cada respiro.
Que sea sereno, imperceptible, calmo, tranquilizador.
Que, asimismo, tu mente reciba eso,
toda esa intencionalidad
de permanecer ahí, contigo.
Tú, contigo.

¿Sabes estar contigo?
Respira, sin afanarte por sentir algo.
Cualquier cosa que pienses, recíbela,
acéptala y que pase. Que te traspase.
Mientras, tú, contigo.

Experiméntate.
¿Qué tan bien te sientes así?
¿Qué retienes, qué guardas, qué aflora?
¿Qué se manifiesta?

Observa tu respiro, absolutamente sutil,
recibiendo, aceptando, tu sutil intención.

En realidad, no tendría que decirte nada.
Ni guiarte ni llevarte a ninguna parte.
Sabes que confío
en lo bien que podrías estar en ti.
En que, poco a poco, has dado con un logro
íntimamente hermoso.
Has reconocido muchas de tus formas internas.
Has sabido aplacar tensiones.
Has aprendido a guardarte amorosamente para ti.
Para estar bien.
Para saber y querer, estar contigo.

Respira con tranquilidad.
Con la serenidad que sabes hoy, contienes.
Respira victorioso,
sabiendo que has sabido asentarte,
aquietarte, reconocerte, aspirar, trascender,
en momentos así, en el que solo existe,
tu Ser abierto, tu Ser contigo.
Respira en tu Ser, respira tu Ser.

Tanto has buscado,
tanta palabrería, tanto método,
técnica, inspiración, consejo, anuncio.
Quédate ahí. Atiéndete.

¿Qué has comprendido?
¿Cómo te has correspondido?
¿Cuánto has sanado?

¿Qué sabes de ti?
¿Qué quieres? ¿Qué esperas? ¿Qué tanto buscas?
¿Qué crees te falta?

Nuestro encuentro, tu encuentro,
es tan propio, tan particular, tan de ti.

Cada vez, te preguntarás:
¿Acaso he meditado?
¿Qué sería? ¿Cómo sería?
¿Cuál sería el fin?
¿Alcanzo algún propósito?

Respira y, que ese respiro te diga.
Que ese respiro te ubique.
Que ese respiro te desubique, también.
A veces, es lo que se quiere,
no contemplar espacio, no advertirlo ni sentirlo.
Abstraerse tanto,
desmaterializarse y, apenas percibir
esa energía, pálpito, hormigueo, cosquillas.

Que sea el Aliento del aliento,
Quien te pronuncie.
Y que, de sentir y de saber quién eres,
qué eres, no seas.
Porque ya eres parte del eco,
de la respuesta infinita:
Soy contigo. Contigo Soy, amado Ser.

Que siempre sea Aquel, Aquello,
la respuesta encontrada en ti, contigo.

Ni el respiro existe.
Y, la mente, es el eco mismo.
No pronuncia nada.
Y tú, sonríes, ante el logro.
Registras el gozo y lo guardas.
Que, si acaso existe un espacio, lo habite.

Ahora respira a profundidad,
tanto como quieras y puedas.
Tu divino respiro.
Y ahí estás, ahora estás, de nuevo, en este planeta,
en este ahora, ahí, contigo igual y, con tantos.
Otros como tú, tú como otros.

Espléndida vida.
Créete eso.
Se necesita tanto.
Respira agradeciéndote.
Respira profundo, acercándote adonde estás,
a cómo estás, a quien eres hoy.
Respira.

Om Namaha Shivaya