entiende las claves, no temas más

Meditación con Mataji Shaktiananda

16·06·2021

Sabiendo que quieres y sabes respirar, hazlo.
Observándote, atendiéndote, por lo que,
cualquier incomodidad física, deberías resolverla,
hasta que te sientas bien.

No es que busques un estado de confort
ni de extrema placidez,
pero sí mantenerte, sostenerte,
en una quietud agradable, genuina,
conduciendo a tu cuerpo
hacia su respuesta natural.
Igualmente, tu mente,
que sepa y quiera estar presente,
hasta donde quiera y pueda.

Estabilízate ahí, recreándote en ti,
visualizándote en tu postura brevemente,
aceptando y agradeciendo tu voluntad
-grande o pequeña-,
por hacer tu práctica, por sostener un ímpetu,
por la necesidad de conocerte,
de extenderte y reconocerte un poco más.

Respira pausada y profundamente,
tomando solo lo que necesitas.
Permitir, dejar, que lo que inhalas,
te experimente y, después, suelta.
Suelta.

Es tan profunda la acción
de saber tomar y soltar,
lo que existe y es tan libre.
Y, así, deberías sentirte, más contigo.
Respira.

Suelta hasta la acción de creer, pretender,
sentir, tratar, incluso forzar,
lo que entiendes es meditar.
Suelta el concepto, suelta la idea.
Haz que tu mente no piense en eso.
Que, si quiere pensar, sea libre.
De tanto y todo lo que piensas,
Lo que crees sabes pensar,
Lo que piensas sabes.
Permítele que suelte.

No sería prudente
que tu mente crea que sabe meditar.
Ya ese mismo razonamiento,
invalidaría toda tu intención.
No existe forma única de estar en ti,
de saberte en ti, de amar lo de ti.
Así que, simplemente respira,
con todo lo que eres.

Que se haga un juego libre, espléndido, infinito.
Que tu Ser se exprese,
en la libertad que el silencio es.
Respira.

Ante tanto escándalo visible,
tanto vacío incontrolado,

tanta negación de todo,
percibe lo poderoso.
La naturaleza que habla,
la resonancia de la Luz,
el estruendo de lo auténtico,
la hermosura de las capacidades humanas,
el concierto, la sonoridad del cosmos.
Y tú, esa criatura viva,
que respira, que se encuentra, que late
y, se decide por obtenerse, tras su olvido.
Sin queja, sin culpa.

Te muestras sin verte,
no habría nada, ni una sola sensación.
Quizá un íntimo sentimiento,
ni tan propio ni tan ajeno.
Expansivo, que se integra sin resistencia
y, a su vez, se entrega sin resistencia.
Se resume en ese respiro,
en ese silencio, en ese gozo.

Eres solo tu respiro.
Dirás ¿acaso todo lo demás no existe?
Existe como quieras que exista,
bajo limitantes, con estragos, padecimientos,
dolores, rencores, culpabilidades.
O, por el contrario,
resoluciones, decisiones,
voluntad conjunta con lo que sabes, Es.
Correspondencia, alineación, afinidad.
El Ser, Aquello, el Uno, Tú.

Haz tu respiro libre.
Libre, de ti.
Hasta que no lo necesites,
ni necesites nada.
Respira breve, respira nada.

¿Crees que exista un espacio,
un lugar, una forma,
en la que no haya nada que respirar?
Decide eso.

Entiende las claves.
No temas más.

Respira y ve retomándote,
sintiéndote nuevamente aquí y ahora
Aceptando tu decisión y tu voluntad de estar.
Revisando sobre tus fuerzas, las ganas de vivir.
Respira profundo y agradécete.

Sé fuerte.
Sé firme.
Sé coherente.
Ámate más, siempre más, mucho más.

Om Namaha Shivaya