Allí donde el respiro no existe

Meditación con Mataji Shaktiananda

21·04·2021

Ve acercándote,
buscando llenar tu propio espacio,
con lo que eres.
Y, en principio, eres ese respiro
Podría ser tu respiro, quien llena tu espacio.

¿Qué tanto sabes de tu propio espacio?
¿Cómo lo habitas?
¿Qué se mueve y qué se detiene ahí?
Te toca imaginar, por momentos,
¿cómo está, cómo es, toda tu energía?
¿Cómo sabe, cómo siente, el espacio que ocupa,
en el que estás respirando?

Lo que más debería ocuparte,
es estabilizar, aquietar,
todo aquello que, dentro de tu espacio,
te puede parecer agitación.

Si respiras profunda y serenamente,
sabrás como todo se va aquietando,
ocupando su lugar en ti.
Espacios que ocupan espacio.

Respira sabiendo el espacio que ocupas.
Asimismo, lo que ocupa tu espacio.
No podrías conformarte
con tu volumen, con tu masa,
ni tampoco confundirte pensando, creyendo,
que eso es lo que realmente -o lo único-
que ocupa tu espacio.

Más que preocuparte por ocupar un espacio,
siente el espacio que te ocupa
y hazlo sutil, hazlo leve, hazlo consciente,
con tu respiro.

¿Qué tanto te habita?
¿Qué tanto te ocupa?
¿Cuántas emisiones produce tu mente
para intentar ocupar tu espacio

y manejarlo todo?

Vamos, respira
¿Qué espacio ocupa tu sentir?
¿Quién se encarga ahí, de emitir eso?
¿Qué parte de tu sistema es capaz de producir
lo que verdaderamente sientes?

¿Qué existe ahí, en tu adentro?
que pueda manifestarse
para que lo que tu espacio es, sea lo propio,
sea lo que eres, lo que sientes, lo que crees,
lo que intuyes, lo que quieres,
lo que pronuncias, lo que haces.

¿Cuál es realmente el instrumento, el órgano,
que te crea la facultad, la virtud,
de crear, de producir lo que eres?

Dado que ocupas un espacio,
en la linealidad del tiempo, tú tiempo,
en el que te define tu acción.
Vamos, respira.
No te esfuerces ni te distraigas en sentirlo.

Dirás ¿qué tan posible, qué tan real,
qué tan constante es sentir mi espacio?
¿Cuál?
Porque, cuando de verdad seas capaz,
ya no estás.
Apenas, apenas, eres.
Tal y como te percibes ahora.
Estando y no. Siendo y no.

Todo esto va, más bien por una disolución.
Es como si apenas
existiera una sustancia, una esencia,
que como momentánea decisión, tiene vivir.
Y para eso y por eso respira.

Respira así,
consintiendo pronunciarse y producirse,
a través de un sistema
que está conectado con Aquello que siente.
Y, se manifiesta en ese leve y sutil latido,
que habita en tu interior

y que ya no desconoces.
Le permites y te alienta y late y pulsa.

Es lo único que habita, es lo único que ocupa.
Es el espacio en el que nada habita.
Tan libre, tan extenso e infinito,
que ni el respiro existe.
Llega ahí, estando aquí.
Te espero.

Y no sabrás más, de agobio y soledad
Ni de dolor ni de recursos vanos.
Menos de sufrimiento o temor,
ni de fantasías humanas.
Ni encuentros o desencuentros.
Simplemente eres y estás,
tan cerca de ti como de todo.

Vuelve, respira.
Recobra aliento, por lo que falta.
Respira profundo, retornando,
agradeciendo y comprometiéndote,
para que cada respiro sea consciente.
Y te produzca y te provoque
amarte, amar más.

Om Namaha Shivaya