ACEPTA TU DOLOR

Meditación con Mataji Shaktiananda

31·03·2021

Hazte acompañar por tu respiración. Siéntela.
Haz que te sosiegue, que te calme.
Básicamente eso, que te acompañe bien.
Cada meditación,
tómala siempre como una ofrenda propia.

Haz, logra, que cada respiración,
te lleve a tu plenitud.
Si lo necesitas,
visualízate brevemente desde tus formas,
las que también te acompañan.
Hazte imagen y contémplate.
Seguramente te encontrarás con tu belleza.
Y, si no es así, concilia-reconcíliate contigo.

Dime si no es hermoso ver a alguien
en su quietud consciente.
Atreverse a estar ahí, solamente consigo,
para alcanzar, además,
estar con todo y no perturbarse.

Lo más seguro, porque siempre surge,
siempre aflora, es el dolor.
Mucho o poco, cierto dolor.
Existe tanto.
Dirás, ¿por qué?
¿Es acaso inevitable?
¿Es acaso una persistencia en mi existencia?
Y, si algo o mucho conoces el mundo, sabrás.

Existe, hay, se ve, se siente, mucho dolor.
Y sería un poco soberbio no sentirlo.
Respira.
Te podría decir,

respira en tu dolor, no lo niegues.
Aunque creas no conocerlo,
no descifrarlo, ni siquiera ubicarlo.
Pero tendrías que respirarlo.

Y que sea ese dolor, cualquiera,
que te deje, que te permita identificarlo.
Y, así, saber, poder, identificarte en él.
Aunque te cueste, lo niegues,
te creas capaz de prescindir,
insinúate valientemente:
Respiro mi dolor.
Respiro el dolor que siento.
Respiro el dolor que veo.
Profundo. Profundo. Profundo.

Que también sea él, el que me identifique.
Es necesidad.
Quédate ahí, con toda tu quietud,
respirando breve, consciente,
en atención, sin resistencia mental.
No te entretengas ni busques a nadie, a nada,
proceso, suceso, persona.

Extiéndete en ti, respirando.
Que sea la respiración, la que diluya ese dolor.
No te irrespetes ni lo disfraces
ni lo entregues ni lo deposites en nadie.
Mas bien asúmelo con tu respiro,
tan hermoso, tan consciente.

Entiende algo:
el dolor, es eso, casi que un sentir, que no duele.
¿Sabes lo que duele?
El sufrir.

Respira y haz un breve sondeo,
para saber si identificas tu sufrimiento.
¿Qué dolor los produce?
¿Cuántos dolores has pretendido
concederle a tu sufrir?

Y, si bien te exploras ahora mismo,
no encontrarías ninguno.
Es elección sufrir.
Incluso, es como una motivación.
Respira e identifica.

¿Qué te hace, qué te genera,
qué te produce querer sufrir?
¿Cuál dolor es ese?
Que no has sabido, no has podido, subsanar.

Respira y entiende igual,
puede que haya dolor, ¿por qué lo sufres?
¿A quién crees le gusta el sufrimiento?
¿Quién persiste en eso?
¿Quién se nutre, quién se regodea,

quién se beneficia?

Llámalo como quieras.
Sé que sabes.

Respira y observa ese respiro.
Atiende el latido en tu interno.
No pasa nada.
No te hagas drama.
Considérate.
Ni te obvies ni te expongas ante ti.
Busca plenitud, fuerza y constancia, para ti.

Te siento bien.
Te amo tanto.
Confía en ti.
Ábrete a tu luz.
Clama por todos, por este mundo,

de tanto dolor.

Respira profundo, agradécete.
Respira bien.
Hazte presente, estás aquí.

Om Namaha Shivaya