Busca respirar con serenidad, pausadamente,
atendiendo cada respiro.
En principio, revisa todo tu proceso,
la forma en que respiras,
lo acabado que lo haces o, si te atropellas.
Aprende a brindarte
todo el espacio-tiempo requerido
para un momento así,
en el que tu decisión es tan valiosa,
permanecer en ti, observarte, aquietarte.
No intentes mayores reflexiones,
siempre la mente querrá tomar un poco
de ese espacio-tiempo.
Y puedes dárselo, pero que sea así,
bajo un sutil rigor de lo que sabes tu Esencia es:
quietud, silencio, respiro.
Y, la más hermosa condición: ser y servirte en ti.
Así que respira.
Te estás mostrando.
Te estás introduciendo
a lo que conoces y no, de ti.
En cierta forma, tendrías que saberte,
pero no como piensas, más bien,
en lo que íntimamente contemplas de ti.
Es mucho el tiempo en el que afuera estás,
observando, ocupándote,
proyectando lo que crees eres,
y lo que tu mismo, misma, crees necesitar,
así como el otro.
Entonces, arriésgate a contemplarte.
Que las luces o las oscuridades,
se sostengan con tu respiro.
Dirás, ¿cómo distingo lo que mi Luz es?
Respira.
Porque son partículas que te configuran,
que están ahí, en lo que ves y no.
Y se expresan y relucen y acompañan y proyectan
y reciben y dan.
Es un circuito poderoso, interconectado a su vez,
con todo lo que Es.
Dirás, ¿es que acaso todo es Luz también?
Respira.
Respira potenciando tu propio circuito de luz.
Alquimia de tus fluidos,
tus vapores, tus dispensaciones.
Y todo lo que expresado esté en esa vibración,
es también de ti.
Respira.
Porque igualmente dirás:
¿Cómo registro, distingo, lo que mi oscuridad, es?
Respira.
Haz que te provoque respirar consciente,
libre y sutil.
Porque, si algo nos estimula
y nos permite presentirnos, es todo lo denso.
Aquello que igualmente sientes, percibes
y te inquieta, te incomoda, te resta,
también busca expresarse ¿cómo?
Y tendrías que saber ya
identificar los matices de tus temores.
¿Cómo deducirlo?
Y no se trata de inhibirte.
Más bien, el juego es abrirte
en toda tu manifestación,
porque si no, ¿cómo sabrías?
Respira contemplándote.
Muchas veces, tanta oscuridad abruma.
Más, si igual sabes, conoces y adviertes,
tus otros mecanismos que buscan disuadirte,
disfrazándote el sentir.
Respira, más si te asusta,
contemplar lo que percibes son, tus oscuridades.
Que se vuelcan en tensión.
Porque, ¿qué serían realmente?
Falsos temores que logran tensionarte,
restarte, negarte.
Respira abriéndote tanto,
que lo que sea tu Luz y cuánta,
se permita arropar cada uno de tus miedos,
hasta que, en alivio, en reconocimiento y pureza,
vayan disolviéndose, en lo que tu Esencia es.
¿Sabes lo que tu Esencia es?
El más deslumbrante propósito divino.
Una luz inextinguible,
así como infinita, profundamente poderosa
y capaz, asimismo, de extinguir oscuridades.
Ahora respira reposando más relajadamente,
agradeciéndote, confiando en que estás y eres,
en lo que finalmente
te has permitido contemplar de ti.
Aquello que, por momentos no quieras,
haz un esfuerzo, gana voluntad, estímate más
y busca rodearte de quién como tú,
quiere eso y quiere más.
Respira profundo,
congráciate profundamente con tu Ser.
Prométete seguir siempre en ti.
Om Namaha Shivaya