momentos de acción interna.

Meditación con Mataji Shaktiananda

17·03·2021

Respira pausada y profundamente, atendiéndote.
Coloca toda tu atención en ti, en tu respiro,
buscando habilitar lo único que debería,
en este momento, operar para ti.

Tu mente, llevada a este ejercicio.
Y lo que sería tu sentir hacia esta expresión de ti.
Todo lo demás, que se ajuste a eso.
Tu cuerpo, tu valioso cuerpo,
que sostenga, amorosamente,
tu propuesta de interiorizar.
Así que, respira calmadamente.

Tienes que reconocer lo valioso de este momento
sin mayor exaltación.
Al contrario, sintiéndote en tu humildad,
por saber y querer establecerte en tu contacto.
Alentándote por tus razones,
más que actuales, presentes.
Estos tiempos. Estos tiempos.

Mantén cada respiro consciente,
disfrutando, extasiándote,
en lo que serían tus plenitudes y tus vacíos.
Sabiendo, además, que esta es la forma.
Que has dado con la acción consciente
más precisa, para permanecer, para sostenerte,
para soportar lo que se vive.
Y, por encima de todo,
extender, expandir, tu principio.
Así que respira, criatura.

¿Qué estarías buscando con esta acción?
Que, para muchos, todavía no es considerada,
tal y como tantas, una necesidad.
De las más básicas, además.

Hoy, cuando todo se mueve distinto,
cuando todos, nos movemos distinto,
cuando todo esto que fue y es, nos sustrajo

alguna que otra condición tan propia.
Y nos quedó sujetarnos

a lo que somos, a lo que eres.
Y ahí estás. Respira.

Observa todo este tiempo,
todo este movimiento,

toda esta aparente inercia,
aunque lo superficialices, te ha depurado,
te ha descubierto, te ha desnudado.
Y, aunque te afanes,

nada puedes ocultar, menos a ti.

Observa, obsérvate.
Es como si encontraras

y te encontraras en lagunas.
No solo mentales, espaciales.
Es como si el juego varió,
y quisieras acordarte y juegas a acordarte,
de lo que crees se te olvidó.
Personas, situaciones,

encuentros, propuestas… ¡tanto!

Tendrías que valorar,
todo lo que se te precipita,
todo lo que se te adviene.
Y es cuando, en momentos así, debes vaciar.
Debes vaciar. Debes vaciar.
Sobre todo, por lo que falta.

Por eso, sabiamente, respira presente.
Ya no te atormentes.
Descarta este revés.
Lo que se ha vivido, ya fue.
No te confundas, no retrocedas.
No revivas sin sentido,

no te reclames ni a ti, ni a nadie.
No vuelvas a sufrir.
No esperes nada de lo que ya no fuiste,

ni de lo que nadie fue, ni es, ni será.

Estás ahí, aquí, en respiro propio.
En lo que en tu logro eres hoy,
en lo que sabes quieres,
y en lo que quieres saber, de ti.

¿Cómo vas?
¿Cómo te atiendes? ¿Cómo respiras?
¿Cómo escucha tu mente?
¿Cómo te acepta? ¿Cómo te libera?

Son momentos de acción interna.
Observa tu respiro.
Tan sutil, tan fluido, tan silencioso,

en fin, tan amoroso.
Justo, para este, tu momento,

en el que ya sabes,
dónde y para qué habitas.
Y, lo mejor, quien te habita.

Es quien te habita, quien respira.
Acuérdate de eso, siempre.
Es lo que más y mejor,

deberías recordar siempre.

Observa tu estado,
tu capacidad, tu conexión, tu entrega,
tu sutil pronunciamiento, tu exquisita bondad.
Así como agradécete, tu gesto de amor.
Es infinito. Deberías saberlo.
Respira.

Delicia.
Prolonga hasta donde puedas,
y hasta donde quieras,
tu sabia observación.
Agradécete.

Perdóname por interrumpir.
Respira profundamente y retorna a tu presente,
a tu espacio humano, a tu forma.
Respira.

Om Namaha Shivaya