Mantén tu respiración serenamente.
Profundamente, respira.
Obsérvate desde tu interno y,
con la respiración, regula.
Lo que buscas es quietud, sosiego, sostenerte.
Así que respira.
Muchas veces, uno se pregunta:
¿qué te sostiene aquí?
¿Qué me sostiene?
En medio de tanta distorsión,
vacilación, extremos.
¿Cómo se alcanza?
¿Cómo se logra un equilibrio para sostenerse?
¿Qué o quién te lo puede proporcionar?
Y atiende tu respuesta, la única. Créetela.
Y con eso, respira.
Dentro de esa observación que haces de ti,
no busques sentir algo,
ni siquiera para mostrártelo.
Más bien observa,
cómo vas deshabitando tu propio cuerpo.
Y solo respondes a ese pulso mental,
el que atiende, el que te atiende,
el que te sostiene.
Ese pulso, opera, funciona,
a razón de tu respiro, así que manténlo.
Sería la forma en que te conectas.
Te preguntarás mil veces o más, tú y cualquiera:
¿qué haces? ¿De qué se trata?
¿Qué objeto tiene, lleva,
ese ingenuo intento, comedido, sostenido?
¿Qué haces en un momento así?
En el que, contra todo riesgo, decides observarte.
Medida sabia, para todo lo observable. Todo.
Y es que, como sistemas que somos,
la medida, el medio, es conectarse.
Cada respiro sería, lo que moviliza para aquietar.
¿Has visto?
Y es así como desde tu movilización pránica,
te aquietas, te desvaneces y,
se intensifica esa parte de ti, nada visible.
Son muchos circuitos los que se movilizan y,
ante tu evento de conexión, saben abrirse,
a los conductos que conoces y que buscas.
Los que te conectan con tu Ser,
al que, a veces, ni presente tienes.
Es todo eso que permanece en ti, sujetándote.
Si tuvieras que contarte lo que observas y,
si necesitas responderte: solo nada.
Mantienes el respiro ahí,
breve, imperceptible, sutil.
Si acaso la mente empieza a exigir razones
de tu conexión, déjala.
No la atiendas. Que se observe.
Igual dirás -o dirán-
¿para qué sirve observarme?
Asimismo, la conexión sería ¿con qué?
¿Desde dónde me atiende el Ser que es,
el Ser que soy?
¿Cómo qué sería, además, esa conexión?
¿Con qué lenguaje, código, clave,
vibración, atención, sentido?
Respira.
Dirás, ¿qué se establece?
¿Qué se comparte? ¿Qué se conecta?
Y cada respiro, te responde.
Respiras conectando para desconectarte,
de todo aquello, observado ya,
que no sientes de ti ni para ti.
El acto, el evento, la disposición a voluntad,
está sujeta a tu necesidad de Ser.
Existen demasiados circuitos y conductos
ya distorsionados, excedentes, de lo creado.
Y no lo haces por negación o rechazo.
Es necesidad.
Observa cómo te sostienes.
Observa cómo te conectas.
Observa cómo te desconectas.
Observa cómo aceptas.
Experimenta eso.
Sostén el respiro, observa cuán suspendido.
Nada que observar, nada sujeto a nada.
Y tu inmensa confianza en ti, en tu breve respiro,
en tu mínimo espacio habitado,
al que vuelves, respirando profundamente,
aceptando el momento presente,
en el que estás, en el que sientes, en el que eres.
Respira más.
Respira hasta sentirte
y puedas agradecerte tu profunda conexión.
Tu necesaria conexión.
Sé que lo sabes, es lo que más necesitas. Lo único.
Respira, atiende tu cuerpo, agradécele,
establécete nuevamente,
Respira profundo en tu aquí y ahora.
Respira.
Om Namaha Shivaya