Produce conscientemente cada respiro. Asimismo, acéptalo.
Imagina quién eres, que produces tanto,
que sabes abastecerte, nutrirte.
Haz que tu respiración conlleve la intención de estabilizarte.
Es decir, mantenerte, sostenerte, estable en ti.
Sabiendo todo lo que se mueve, lejana, cercanamente,
mientras que tú, decides aquí, ahora, estar así, estable en ti.
Permitiendo que todo este sistema, este aparato, sepa estar.
Haz que cada respiro sea un logro, porque lo es.
Que todo ese logro sea un aliento propio.
Que todo ese aliento propio, sea tu mecanismo de amarte.
Y que todo ese amor, sea lo que eres, mi amado.
Mira cuánto hemos pasado y seguimos respirando.
Sabiendo hacerlo, queriendo hacerlo, pudiendo hacerlo.
Si no te has dado cuenta de la razón, hazlo.
Porque, de una forma u otra,
hemos establecido circuitos de amor.
Tú, en tu búsqueda; y, nosotros, en nuestro encuentro.
Mira, observa este tiempo que hemos producido, para tanto.
No sé tú, pero nosotros, hemos comprendido
que se trata de nuestro principio de amor puro.
No lo decimos para que lo sientas como una proclama,
ni mucho menos una promesa.
Es lo que es. Es nuestro sentido del Ser.
¿Cuánto acomodo sientes hoy?
¿En medio de toda esta circunstancia,
en lo que todavía resta de esta situación,
has podido encontrar tu acomodo? ¿Te lo crees?
No se trata tampoco de que generes más incomodidad,
pero te debes un balance. Es lo que más se necesita.
Respira profundo, haciendo presencia consciente,
en lo que ejercitas ahora, una manera sutil,
de establecer conciencia. Respira acomodándote.
No tendrías por qué buscar ni la más mínima manera
de desarrollar incomodidad. Respira expandiéndote.
Y es porque desde estas formas, estas extensiones,
estos ejercicios del Ser, hay que producir el pronunciamiento
de conciencia estable, activa, viva
y conforme con la Esencia propia,
que sabe y puede resplandecer en Luz.
¿Por quién nos toman?
Que sepan también, que estamos establemente conscientes,
atentos, dispuestos, confiados, en la divina reverberancia
de nuestro aliento consciente.
Respira profundamente, pronunciando ese aliento y,
esa hermosa capacidad de saber estar en lo que eres.
¡Cuánto aliento!
Desde toda esa estabilidad, pronuncia tu respiro.
Si supieras cuánto dice, cuánto hace, cuánto proyecta,
cuánto atiende, cada uno de tus respiros conscientes.
Sabidos, aceptados, asumidos.
Amado Ser:
Mantén este impulso consciente de saber estar en ti.
Quizá sabes, cuán importante es, eres.
Así que valórate, sostente, aliéntate, respirando.
Extasíate, confía.
Respira profundo.
Respiros que te alcancen, que te llenen profundamente,
que te pronuncien y que te duren,
en esa estabilidad que tanto necesitamos
y que solo tú puedes producirte.
Respira profundamente agradeciéndote y aceptando,
esta valiente permanencia que sostienes aquí,
en tanto lo creas necesario para ti.
Te agradezco.
Om Namaha Shivaya