Ofrenda tus componentes de luz

MEDITACIÓN CON MATAJI SHAKTIANANDA

Concéntrate en el tono, mantén ese fondo ahí, para que termines de armonizarte, serenarte, entregarte. Respira con toda tu serenidad y revisa siempre tu intencionalidad, tus ganas de estar ahí, en ti, contigo, proporcionándote un espacio propio, explorando lo que tu mente es y conciliando con todo lo que tu energía produce.

Así que respira con toda tu atención colocada ahí y ábrete a ese espacio tan interno, tan necesario. Porque puede que todos estos días hayas estado ahí, sintiéndote desde todas tus partes y a la vez, sintiéndolo todo, y al mismo tiempo esa profusión desmedida de pensamientos, tan encontrados como tus sentimientos.

Y ves tanto y te ves tanto.Respira sin objetarte, haz que tú, como objeto de ti, como objetivo propio, se disuelva y se distancie un poco. Respira y te repito, sin objetarte nada. Que seas como estás y que estés como seas. Y respírate ahí, procurándote ese sostenimiento, consintiéndote en esa voluntad y desde ahí sí permite más acercamiento, estableciéndote en tu confianza, en tu certeza, en tu pronunciamiento, en tu manifiesto, en tu estado, en tu conciencia, en tu pensamiento, en tu sentimiento.Respira.Y que no se te de ninguna dificultad, que no se te atreviese temor alguno, que respirando mantengas ese ímpetu de libertad ganada y extiéndelo, extiéndelo respirando.

Que, si se quiere, lo más valioso que hoy posees, y que al mismo tiempo que respiras, ese respiro, lo ofrendas al Ser. Tal y como te he dicho, al Ser que te respira.

Y que con cada uno de tus respiros, sepas estar, sepas pensar, sepas contenerte, sepas aceptar, porque es tan importante que sepas bien dónde estás, haciendo qué, y asimismo sepas lo que estás haciendo.Atiende tu respiro. En principio, conversa con él ¿Qué te traduce? ¿Qué te dice? Y que ese diálogo sea calmo, responsable, atento, amoroso, y que cualquier pronunciamiento desde tu silencio, parta desde un entendimiento profundo de tu estado del Ser.

Mantente ahí, respirando con placidez, en medio de tanta alteración, respira con placidez. Una placidez que te amplifique, que te sensibilice, hasta el extremo de que puedas comprender y aceptar toda realidad presente.

Respira.

Mantente, porque solo desde esa forma que bien ganas en ti, es que podrías ser capaz de proyectar, de generar y de expandirte desde lo que son tus componentes de luz y ofrendarlos a quien hoy no respira en sosiego, más bien, resiente el caos, la negligencia, la devastación y esa indefensión, ante tanta demanifestación.

Respira en tu serenidad, acoplando tus circuitos, conectándolos con la Fuerza Uno.

Y si puedes pensar en bien, piensa en por y para aquellos, que no tienen paz.

Y si quieres sentir, siente por ellos, porque se restablezcan y se guarden en su fe.

Y si te atreves a amar, respira amando a todos los que aún no creen en la genuina capacidad humana de amar al Ser.

Respira a profundidad, respira en calma, retornando a ti, respira profundamente, sintiéndote en tu momento presente, considerándote, prometiéndote y comprometiéndote a ser cada vez más, más tú, más de ti.

Respira para agradecerte, sintiendo y presintiendo que cada vez que quieras, podrás, sobre todo eso, agradecerte.

Respira.