Busca hacer respiraciones completas, impregnando todo tu sistema y haciendo un recorrido consciente de toda tu estructura física, sabiendo asentarla, posicionarla, sostenerla y proyectarla. Siéntete ahí, profundamente en ti. Siéntete.
Siente más, siente que eres ese cuerpo de luz espléndida, capaz de proyectar todo lo que eres, toda tu fuerza, toda tu integridad y toda tu intención, hacia lo que Es.
¿Qué sería lo que Es?
Y puede que aún, ante tanto,
confundas lo que el Principio es y,
te hayas creído todo esto.
Respira haciendo que cada célula sepa de ti y sepas tú, de ellas. Que sepan exactamente la intención de tu respiro, de tu funcionalidad y del uso que le estás dando a tu vida.
Hazles saber quién eres,
lo poco o lo mucho que de ti
sepas hoy.
Hazles saber lo consciente que estás,
lo presente.
Hazles sentir tu actitud de vida,
tus razones, tus propuestas y propósitos.
Haz que se hagan sentir en tu conexión, en tu interacción.
No es que haya o exista alguna pertenencia. Ninguna.
Más bien, siente tu sutileza, tu liviandad, tu libertad.
Tu conexión a tu principio etérico. Infinitos filamentos en los que se transporta el principio de Luz.
Respira para tu sistema, el que ahora mismo se siente pretendido por algún otro sistema que quisiera habitarlo.
Respira, de cierta forma, blindándote con tu más pura conexión y extensión, hacia aquellos estadios
en los que la Luz te asiste y es de ti.
Proyéctate y acepta la proyección que la Luz hace en ti, hasta que resplandezcas.
Respira pronunciando tu fuerza y
tu energía.
Tu real y pura conexión
con cada partícula que eres.
Ni siquiera te permitas invadirte con densos pensamientos, confusiones, desánimo y, mucho menos, temor, incertidumbre o desasosiego.
Establécete firme en este trance
que te ha sabido impactar.
Es lo que se busca, es lo que se quiere,
es lo estimado.
Respira en confianza
porque hay algo que no saben,
hay algo que ignoran:
estás en ti,
sabes de ti,
confías en ti.
Y, desde ahí, sabes del otro,
confías en el otro y estás en el otro. Porque ya te has establecido
en el Principio Único,
habiéndote reconocido.
Y, contra eso, nadie.
Haz un esfuerzo por demás consciente, respirando así,
a conciencia pura, sin temor alguno, sin precipitarte, considerando el presente, sabiendo lo que viene.
Porque ahí estarás firme en tu Ser.
En la medida, vacíate.
Que, como vestigio,
no encuentren nada.
Que ya has dispuesto tus circuitos para ascender y trascender de estos planos oscuros, condenatorios, turbios, de fácil dominación. Repítete, para que en tu mente resuene como una letanía consciente:
Soy, Estoy, en mi Ser.
En la más perfecta y profunda proyección del Ser.
Solo reconozco la Luz y el Amor,
como la presencia infinita que me llevará a lo que la Nada, es.
Respira profundo hasta que vuelvas a sentirte en cuerpo y en presencia, sabiendo y aceptando donde estás y el momento que vives. Permaneciendo ahí, con los que estás,
en comunión, en comprensión, en aceptación.
Haz fuerza, haz fuerza, haz fuerza.