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Editorial|Newsletter Nº31

Diciembre 2019

Que la Paz nos alcance

POR SRI MATAJI SHAKTIANANDA

Sí, que la paz nos alcance. No se trata de un deseo, ni siquiera una petición, es una resolución conscientemente íntima. Cero prédica, cero clamor, cero protesta, cero reclamo. Cero nada. 

Retumba dentro todavía aquella antífona, en un sinfín de tonos masculinos: párroco cercano, cura del colegio católico, pastores de toda índole a los que siempre escuché atentamente decir: 

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: ‘La paz os dejo, mi paz os doy’, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. La paz del Señor esté siempre con vosotros.”  Y uno en sentimiento puro y afín: “Y con tu espíritu”, esperando la sutil orden que hiciera posible la ley para la comunión humana: “Daos fraternalmente la paz.” 

Rememoro entonces aquel sacramento entre almas y aún me conmuevo. Era el momento más esperado de todos, previo a la comunión, el irrenunciable acto de tomar en cuerpo al mismísimo Cordero de Dios, el que quitaba todos los pecados del mundo, así como dichosos éramos los autoinvitados a ese festín sabiéndose en Él.

 Era recibirse a uno mismo, con apetito, fe, razón y amor. Toda la panacea de la Unidad, de la comunión hecha, del acuerdo dado, la esperada apacible vida ¿qué más?  Qué utopía en esta realidad tan distinta.

 Este recuerdo, esta sensación la retomo muchas veces, cada vez que respiro esta realidad; irreversiblemente cargada de dogmatismos y, todos los ismos posibles, más aquellos que aluden a las religiones. Fuerzas que han ido in crescendo, pese a los siglos de experimentación que no han arrojado evolución y mucho menos una inviable unificación.

Sólo queda expresar la minúscula verdad interna, la escuchada, entendida y asumida en práctica: “Dominus vobiscum (El Señor sea  con vosotros) Et cum spiritu tuo (y con tu espíritu)”. 

Me reservo el amén, siendo hoy una petición viciada y desatendida por muchos. El “así sea” es un nivel de conciencia que genera el “así es”. No habrá furia evangélica, ni nueva ola cristiana, ni ninguna que se apropie febril y peligrosamente de un término universal que es de todos y corresponde a la paz. 

 Pax Domini sit semper vobiscum. (La paz del Señor sea siempre con vosotros).

Amén, amén y amén.