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Editorial|Newsletter Nº30

Octubre 2019

Experiencia Navaratri

El pasar de nueve noches de peso cósmico

POR SRI MATAJI SHAKTIANANDA

 ¿A veces la acción se podría dar por un toque de queda? Y aunque suene contradictorio, para nosotros fue la pauta de tarea. La Experiencia Navaratri nos dejó como consecuencia una revuelta continental en respuesta a lo que los vientos se llevaron hace ya un tiempo, si es que alguna vez hubo: el sosiego y el bienestar social.

 Por lo que “quedarse quieto”, mientras las turbas humanas desataban sus furias existenciales por reclamos, demandas y reivindicaciones, fue parte del ritual concebido para accionar lo interno, sabiendo que desde ahí lo que se obra es muchas veces inestimado.

Cada manto diario de la Shakti, en sus manifiestos de Durga, Kali y Sarasvati, durante sus nueve días, vistió el panorama del matiz adecuado para desnudar las realidades que se confrontan en el insondable vacío social, cada vez más socavado y evangelizado en una potente munición que a la más mínima agitación, combustiona.

Ese inconsciente colectivo tan maleable, dúctil e inocuo se ha convertido en la pólvora necesaria para el enfrentamiento social que se ha ido fraccionando para que, desde sus partes opuestas, venguen las desventuradas razones existenciales que ya no se sostienen más. Es cuando se sabe de la vulnerabilidad de sus entrañas, por un lado, una especie de egregor frágil, nulo en su manifiesto de luz pero, por el otro, indomable y ensombrecido por sus padecimientos ancestrales. Fluido latente en la genética infalible que nos enraíza a todos a este sistema.

Asunto: Experiencia Navaratri, a templo cerrado o abierto, dependiendo del caso, nos arrojó una historia que se viene escribiendo distinta, no por eso distante y menos ajena a las circunstancias humanas, que han ido mermando nuestra cualidad innata hacia el intercambio y la empatía con el entorno, considerando esa circunstancia espacial, asimismo, como una elección para nada circunstancial, forzada o cómoda. Es perfecta.

Nuestros karmas personales y colectivos han hechos estragos y, cada vez más, están haciendo su tarea de disociarnos, distanciarnos y reducirnos a esto tan anodino y disperso que hoy somos como familias, colectivos y sociedades que no encuentran acomodo en medio de tantas divergencias. Nuestra humanitaria actividad de convivir todos dentro del planeta, en tránsito –además-acotación que nunca sobra es ardua, y quien lo sabe lo va llevando, sin apelar a sentimientos de fuga o escape, menos de aferramiento y apego, más bien de sabia y madura aceptación. Todo es acción y consecuencia de todo. 

Que la Shakti-Acción inunde hoy toda parcela propia y la de aquel, el otro, aparte como está, aparte como se siente, en ese otro cuerpo, con su mundo tan extraño como el nuestro, foráneo por antonomasia, inabarcable desde ese interior único, al que cuesta convencer que la sustancia es la misma y que el fuego cósmico nos incinera igual.