TU MENTE
ES UN REFLEJO DE TU ALMA
MEDITACIÓN CON MATAJI SHAKTIANANDA
El dominio, el control de la mente, es el principal objetivo de la meditación. La mente es el lugar donde se reproducen los programas de nuestro karma, y es por ello que a partir de la guía de la Madre Shakti podemos comprender primero, la importancia de disociar lo que ella dice acerca de nosotros mismos y lo que realmente somos y queremos ser. La mente, a su vez, es el instrumento, que nos permite generar una conexión superior si logramos aquietarla, si logramos que funcione en propósito de luz. La mente es la puerta para que los estados de conciencia más elevados puedan ser alcanzados
Reconócete ahí donde estás, siendo quien eres.
Reconócete en tu respiración.
Reconócete en esa conciencia que respira y en esa respiración que se hace consciente.
Reconoce cada inhalación, qué tan profunda, qué tan sosegada, qué tan abierta y si -en cierta forma- te da una sensación de expansión, igual cuando expiras.
Qué tan fluido, qué tan liberador y si logras obtener un ritmo, un equilibrio, una constante.
Reconoce si haces esto para disfrutarlo.
No somos quien te dice que medites para que te tranquilices, no podrías, en tanto tu esfuerzo no sea para conocerte y reconocerte. Así que respira.
Lo primero que tendrías que conocer es esa, tu forma de respirar,
con la cruda y sana advertencia que le imprimes a tu mente:
estoy aquí para conocerme,
para saber quién soy,
sabiendo quién eres.
No se trata de que cada vez que medites, tengas una preparación previa. Pero sí deberías sentir que te preparas, te estableces, te introduces en ti. Bastaría que te sientas sutil, en confianza.
Respira.
No creas que no me pregunto a qué o a quién dirijo.
Y mi premisa es simple: a nadie.
Me guío a mí.
De alguna manera hacia ti, tras lo que me produces:
un sentir, una filiación, un encuentro breve,
sabiendo que si a algo me enfrento es a tu mente.
¿Por qué digo enfrentarme? Porque no sé cómo se dispone, desde lo mucho o poco que te conoces y reconoces todo esto.
La mente guarda tantos aspectos, tendrías que comenzar por determinar cómo es tu mente. ¿Es inquieta, acaso débil, posiblemente abierta, a veces sucia? Y me detengo ahí.
¿Has oído eso, te lo has dicho, te lo han dicho?
¿Sucia de qué, por qué? ¿Qué es sucio?
¿Qué se entiende por lo que sucio es?
¿Un pensamiento, una sensación,
una emoción, un deseo acaso?
¿Sucio por qué? ¿Cuándo ocurrió?
¿Quién ensució qué?
Respira.
¿Cuándo se ensuciaron las cosas?
¿Cuándo se ensució la gente?
¿Cuándo te ensuciaste tú? ¿Por qué verte así?
¿Por qué permanecer así? ¿Por qué creer eso?
¿Hubo algún evento, alguna confusión, alguna negación, algún desencuentro?
¿Qué te ensució? La razón, la acción.
¿Cuándo creíste, cuándo sentiste que tu mente se ensució? Un reclamo, un atropello, una mentira, un acoso.
Respira para que nada te inquiete. Respira para que ningún mal recuerdo aflore. Respira para resolverlo todo. Respira para disolverlo todo.
Haz que tu mente respire y
se apacigüe, se descubra,
se acepte y se limpie,
tal y como sabes es.
Porque lo que es,
es un reflejo de tu alma.
¿Cómo podría permanecer sucia?
¿Cómo puede creer que es sucia?
¿Cómo puede hacer que te sientas así?
En tu propio rechazo.
Respira para vaciar lo que crees es soberbia, desatino, inconstancia, manipulación, apego.
Respira limpio, libre. Puedes hacerlo.
Ni siquiera se trata de que tu mente
esté en blanco,
mucho menos lavada.
Si es tuya y en cierta forma te pertenece, con todo lo que es y lo que tiene,
con todo lo que guarda,
con todo lo que piensa y quiere.
Y es preciosa, es valiosa,
es de ti, para ti ¿sabes para qué?
Para que se sienta tú y
para que puedas sentir
el esplendor de tu alma.
Así que respira en confianza plena, sintiendo tu verdad, la que sea, limpia como es, pura como es, única como es.
Respira con tu bondad, con tu gratitud.
Respira. Aceptando igual, que en cada una de tus meditaciones, estará tu observación, tu precisión, tu realidad y tu firmeza para depurar, para ampliar y para trascender.
Hermosa mente, hermosa alma.
Respira.
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