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Meditar es un acto de libertad

MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA

22 MAYO 2019

Que sean profundas tus respiraciones, serenándote, dándote cuenta dónde estás, qué quieres hacer, por qué eliges esto. Así que respira, haciendo que la respiración te brinde esa información.
Y, como puedas, visualízate, hazte una imagen propia, contémplate ahí.
Visualiza tu rostro, imagínalo. Imagina tu cuerpo en esta posición, en esta postura. ¿Cómo te gustaría verte? Y lo más seguro es, tal y como te percibes.
Revisa tu intención. ¿Cuál sería la idea de permanecer ahí, en tu estado de quietud, silente?
Respirando calmadamente, atendiendo tu mente y aspirando a que ella te atienda a ti. Todo lo que concibes, de alguna manera, transita por tu mente, así que hazla que se sienta serena, así como estás.
Y confíale el momento. Hazle saber que confías en que va a saber vivir el momento.
¿Es un momento la meditación? ¿Qué es lo que se produce en relación al tiempo y al espacio? Y te aseguro que no es tan solo un momento. No lo es.
Respira.
Y en cierta forma te preparas para vivir este momento y, a la vez, hacer que se produzcan otros. ¿Cuál sería la acción de este momento preciso? ¿Crees que ocurre alguna acción? Igualmente serían tantas.
Respira.
Y, concédele al momento,
toda la libertad que crees contener. ¿Sabrías en qué consiste tu libertad?
Y en principio es, concebir este momento. Es un acto de libertad,
es un acto de libertad.
Preguntarás ¿cómo se siente la libertad? Y en parte te lo hará saber,
te lo hará sentir tu respiración.
Tu acto más libre.
Luego sería lo que eres capaz de pensar en un momento así.
¿Cómo se manifiesta tu pensamiento? ¿Lo sientes libre?
Tan libre que ni pensamiento es.
Tan libre que no procesas
los pensamientos,
de tan libre que respiras,
no los distingues, no los elaboras,
ni siquiera los retienes, no están, no son, parecieran perderse dentro
de tu libertad.
Respira.
¿Creerías que la libertad es una sensación, un sentimiento,
una condición, un estado?
Y si te dijera que es un principio,
tan inherente a ti.
¿Ejerces tu principio?
¿Te sientes libre de pensar, de sentir,
de saberte, de entregarte, de recibir,
de experimentar?
Y esta libertad de meditar,
¿cómo la percibes?
Y este momento libre,
¿cómo lo sientes?
¿Guardas tus principios?
Grandioso momento,
en el que todos tus momentos se juntan y te brindan la sensación de sentirte libre. Percíbelo.
Que no exista en ti ningún momento que te atrape ni te condene, ni que te produzca dolor ni duda, ni cansancio ni desaliento, ni rencor ni temor.
Respira breve.
Y, si te encuentras con algún momento que no te brinde libertad, libéralo.
Y, si aparecen seres dentro de ese momento, libéralos.
Si aparece una historia por demás conocida, que ya no es, libérala.
Y, si puedes, suspéndete ahí. Mínimo respiro.
Sería tu forma de evaporar momentos innecesarios. Y de todos, rescata uno, éste. Ahí donde estás, siendo quién eres, tan justo y perfecto, tan presente, tan elegido, tan vivido, tan libre. Desde donde tu libertad te lo permita, siente tu amor, tu profundo amor. El mismo que te mantiene ahí, donde estás, siendo quien eres.
Y agradécete, por lo pronto,
este momento.
Y en lo sucesivo,
agradécete todo acto de libertad,
para que la sientas más,
para que crezca y para que alcances
tu más sublime principio.
Respira.

 

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