
que tus silencios se encuentren
MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA
20 MARZO 2019
Respira silenciosamente, haciendo inhalaciones profundas, que te hagan sentir que estás ahí, respirando para ti.
Haz que tus respiraciones, poco a poco, vayan silenciando tu mente, que se vaya aquietando, con cada respiro. Y con cada respiro obsérvala, qué tan tranquila se siente.
¿Crees que tienes una mente tranquila
o por el contrario es inquieta?
¿Se hace notar o te permite sentirte?
¿Te hace sentir lo que sabe de ti?
¿O más bien sabe, que lo que sabe, es lo que sientes?
¿Te dicta, te ordena o por el contrario te escucha, asiente?
Hay mentes que niegan, todo el tiempo. Que aparentemente se esconden y cuando pueden, te asaltan con sus temores, sus dudas, su incredulidad, su poca convicción. Hay mentes que no creen, que no creen en sí mismas y resultaría tan fácil…
Y observa cómo se siente, cómo alcanza su tranquilidad. Cómo al mismo tiempo, te observa en tu quietud, en tu sano respiro, tu inamovilidad.
En cierta forma,
le teme tanto a tu respiro, esa tu forma,
de posicionarte en ti,
de permanecer en ti,
de buscar tu contacto.
¿Con qué o con quién sería ese contacto?
Y si supiera que es con ella.
Respira. ¿Por qué tu cuerpo sabe permanecer ahí, así? Sabe encontrarte, sabe que estás ahí, con todo lo que contienes, y cómo tu respiro lo alimenta.
Respira libremente, silenciosamente, imperceptiblemente.
Haz que tu cuerpo,
también recuerde su silencio.
El silencio que nada produce y
que a la vez produce todo lo que eres.
Haz alcance, haz logro,
entre tu cuerpo y tu mente.
Y permite, haz,
que esos dos silencios se encuentren.
No permitas que se teman.
Y haz que esa mente reconozca su silencio,
lo disfrute, lo contemple y lo considere su mejor estado de ser.
¿Quién habita entonces? ¿Quién ocupa ahí?
Respira plácidamente, con extrema fluidez, al no encontrarte ni tropezarte con nada.
Ni el más mínimo pensamiento negador.
¿Qué tendría que negar?
¿Acaso el silencio?
Si no existe nada ¿qué se niega?
Respira confiando,
ante lo que te das, tanto de ti.
Ni noción, ni revisión, ni reclamo.
Un éxtasis.
Aunque si prefieres, no le coloques cualidad a tu silencio puro. Pero si surge, agradece, ¿por qué sabes quién le adjudica algo? Ella misma, la mente misma. Y sería un logro, un hermoso logro, un arrebato de confianza, una genuina gratitud.
No hay distancia, no hay umbrales, tampoco pérdida alguna. Se trata de valiosos encuentros contigo. Y digo valiosos, porque lo son. También por tu valor, por tu capacidad y voluntad, de ampliarte en tu silencio, de consentirte en tu mente y de extasiarte.
Sin quiebre, sin ruptura, único ahí donde eres, donde estás.
Respira, sabiendo ya, lo que has hecho, este potente recorrido.
Respira profundo, encontrándote aquí de nuevo, sintiendo tu cuerpo, llenando bien tus pulmones, considerando la aventura, tan propia, tan interna, tan útil, tan justa, tan hermosa.
Sabiendo que, aunque te oyes respirar, tu silencio no está roto.
Y que lo estará cada vez menos.
Respira profundo, manteniendo tu aliento vital, reconociendo para qué vives, por qué existes, qué quieres en verdad.
Respira profundo, agradécete profundamente y cobra atención ante todo y ante todos.
Estás aquí, vives aquí.
Respira.

0 comentarios