Madre Divina, fecunda Tu Amor en mí
MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA
17 octubre de 2018
Primeramente, concéntrate en la respiración, céntrate ahí, atendiendo sólo eso, cómo respiras, lo que respiras. Que te haga sentir bien.
Bríndate esa serenidad que da respirarse, de manera sosegada, tranquila.
Recuerda que estás creando este momento para ti. Que supuestamente has dejado otras cosas por hacer y te ha provocado estar aquí, contigo, respirando así, confiando en que puedes.
Así que respira serenamente, combatiendo un poco tus pensamientos, tus falsos impulsos. Calma todo, respirándote.
Se habla hoy tanto de esta acción, de esta acción de meditar, de establecerte por un momento en tu conciencia. Indagarte, buscándote, averiguando sobre ti, sobre lo que realmente eres capaz de pensar, de sentir, todo lo que contienes. Qué se muestra, qué se esconde, qué brota, qué quiere surgir, emerger.
Asimismo revisarte qué tan insondable eres, cuántos espacios dentro de ti contienes,
cuáles conoces, cuáles no. Si estás lleno de ruidos o más bien de silencios.
Anda, respírate poco a poco, atreviéndote cada vez más.
Ni siquiera te preguntes qué ganas o qué pierdes con esto.
Respira
Y sólo hazte consciente de tu respiro, de tu hermosísimo respiro y siéntete así.
¿Crees que cuando respiras estás resolviendo algo? ¿Crees que resolvemos algo mientras respiramos? ¿Crees que respirar es una manera de resolver? y de ser así, ¿qué estaríamos resolviendo? ¿Qué es lo que se resuelve?
Respira.
Porque hay quien cree, que la vida misma es un problema por resolver. Y no sería
¿Por qué deberíamos confinar la vida? Y no es así, no podría, no debería ser así.
La vida, no es un problema. Ni estamos aquí para respirar un problema. Ni estamos aquí para resolver un problema, que sería la vida.
Respira.
Porque lo ideal sería –ciertamente- resolver, sin problema alguno. Desmontar, desmitificar,
lo que cada día ves o sientes como un problema.
Ve respirando
Pasan cosas, pasa gente, tomas decisiones, eliges por aquí y por allá. Y se crean situaciones, tantas. ¿Las llamarías a todas acaso, un problema? ¿Verdad que no? Lo serían si creyeras no saber respirar todo aquello y ajustarte ante cada una, aceptar, sin desconfiar de ti.
Respira.
Y ahí sí tendrías que ir resolviendo, sobre todo, aquello que con toda conciencia, has decidido.
Pero principalmente irías resolviendo lo que tus temores son, lo que te inhibe, lo que te anula, lo que te bloquea, lo que te reprime. Más, aquello que te desactiva.
Y si estás resolviendo, no podrías.
Respira.
Y mantente así, respirando, es mucho. Respirar resuelve.
¿Y qué estarías resolviendo, estando ahí, tan profundamente en ti? Y aunque no lo creas, estás resolviendo, estas disolviendo. Es tu propia alquimia, es la comunión entre tu materia y tu éter.
Y vas respirando tan conscientemente, sin ningún problema, más bien, con esa resolución de encontrarte en ti, de saberte. Y lo que podría ser más maravilloso: sentir tu amor.
Mi amada criatura, ten confianza. Siempre sabrás resolver.
Respira. Profundamente respira, restableciéndote en tu cuerpo, sintiendo tus conductos, recubriéndote nuevamente en tu piel.
Estás aquí, presente. Respira profundo y agradeciéndote por crear un momento así, para ti.
Respira.
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