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Recuerda para olvidar.

  10 de Agosto de 2018

¿Qué crees haber recordado ya y qué tanto crees haber olvidado?

No son estos tiempos, los más propicios.

Se prestan para que se nos acumule tanta información, que en algún sentido, de alguna forma,

puede llevarte a recordar y por otro lado, a olvidarte.

Pregúntate ahora ¿qué quisieras? Tendrías que elegir ¿Preferirías recordar o más bien olvidar?

¿Qué tan selectiva es hoy tu memoria? ¿Acaso se entrenó ya para desplazar el dolor?

¿O vienes arrastrando lo que crees son consecuencias?

Espero hayas elaborado tu respuesta. Sería importante.

Y todo cuanto recuerdes y todo cuanto olvides, instálalo aquí, en lo único que eres: tu más constante presente.

Tendrías que confiar en lo que ya has seleccionado, lo que quieres verdaderamente recordar, para no olvidarte de quién eres.

E igualmente haber querido olvidarte para eso mismo, para hacerte presente, tal y como eres hoy,

tal y como tu configuración te traduce y todo va en juego, a cómo interpretas todo esto.

¿Qué crees saber, qué pretendes?

¿Cómo registras lo que tu vida es? ¿Qué sentido tiene? ¿Para qué has venido? ¿Con quién estás? ¿Qué es lo que necesitas?

¿Qué aparece y reaparece por ahí, generándote quizá conflictos, incertidumbre? ¿Qué quisieras abandonar de todo eso?

¿Qué se te antoja dejar? ¿Qué es lo que simplemente valoras, atiendes, te ocupa, te importa?

¿De cuánto engaño has desistido ya? ¿Qué es lo que ciertamente te hace vivir?

Y sé que tienes profundas y hermosas respuestas para ti, que divagas menos, que entre tanta confusión, guardas claridad.

También sé, que algo te has esmerado, que en medio de todo, confías en lo que todo tu encuentro es.

Es así, es por eso que somos nosotros mismos quienes construímos el tiempo que es. Y sabemos y podemos resistir.

Que ya nada pareciera oculto y que ya sentimos alguna valentía que nos permite sostenernos.

El hombre seguirá. Esto no para ni parará.

Ya hemos visto cuántos mecanismos de transfiguración, cómo se producen los acomodos sin importar tanta tensión,

tanta desigualdad, tanta ruina.

Cuándo, –recuerda- escuchaste: sálvate ¿de qué o de quién sería? Cuando te ofrecieron salvación y no creíste

¿Quién sería? ¿Ves por qué tienes que creer, por qué tienes que elegir? Y recordar sin olvidarte.

Bríndale a tu conciencia tus más firmes y precisas respuestas.

Confía en lo que eres, valora lo que haces y por sobre todo, ámate más.

Om Namaha Shivaya

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