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En el vacío, los pensamientos no caben

MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA

01 agosto de 2018

Contente en tu espacio, ese que sabes habitas. Haz presencia ahí, donde crees estar, donde sientes que estás y realiza tus respiraciones conscientes, pausadas, profundas, sintiendo así tu vitalidad, ésta, la forma en que vives.

Toda tu atención en la respiración, estabilizando pulsos, latidos, estabilizando tu mente.

Haz, asimismo, que te contenga tu vacío, experiméntalo, sin pensar, sin sentir. Afinando, refinando, tu capacidad de escuchar tu silencio.

¿Crees que si piensas cualquier cosa, producirías algún ruido? Te aseguro que sí.

Te preguntarás ¿cómo se pronuncian los pensamientos? ¿Cuál es la cualidad de la voz?  ¿Quién los articula?¿Escuchas acaso que es tu voz?   ¿Hablas, dices, tal vez murmuras?    Son como ecos de lo alguna vez pronunciado, sentido, pensado, escuchado.

¿Por qué crees permanecen, nos habitan? Usan ese reducto que nuestra mente es. 

Te pertenecen, eso creen. Así como creen que les perteneces.

Se trata de toda nuestra elaboración, en todo sentido, desde todos los sentidos y desde tantos sentidos. Sin ningún temor, respíralos. Están tan acostumbrados a ti y tú a ellos.

Saben que son lo que eres, lo que piensas, lo crees, lo que opinas, lo que objetas, lo que te intriga, lo que te inquieta, lo que esperas, lo que resulta. 

Es más que un dominio. Es tanto poder.

¿Por qué crees que renunciarían a ti y tú a ellos? 

Respira. Y en la medida que respiras, desde ese tu espacio, ve ganando vacío. Ve adquiriendo más control. Utiliza tu fuerza, tus ganas de saber permanecer ahí, aliviándote, aligerándote, disolviéndote, hasta esa posibilidad de desintegrarte, reordenar, molecular-celularmente, lo que hoy estás siendo, valiéndote de qué y cómo respiras.

Obsérvate, percíbete desde ese espacio tan íntimo que eres capaz de crear así. 

Libérate de tus partes salvajes, vengativas. Usa conscientemente esta tregua. 

Que tu respiración sea imperceptible, muda.

¿Qué crees hace que tus pensamientos 

se recojan, se inhiban?                                 

En buena parte, tu esplendor,                 

tu tremendo silencio,                                

tu fantástica suspensión,                          

tu alegre encuentro,                               

tu auténtico palpitar                    

en el Ser todo. 

Magnífico.

Si tan sólo creyeras más, te aliviarías de todas estas escenas cotidianas, redundantes. 

Si pudieras creer cómo fue que te ubicaste, que te atreviste, que estableciste nuevamente un juego extraordinario. Y te pregunto ¿sabrías respirar eso? ¿Podrías? ¿Te valdría para reducir angustia, tormentos?

Agota los respiros, promuévete hacia otro estado en donde el espacio es breve, el silencio es único y el Ser es total.       

En donde ningún pensamiento cabe, ni nadie ni nada cabe en ningún pensamiento, ni siquiera tú.

El respiro cesa. Y ni siquiera habría nada, por y para creer. Es ahí donde se cree en ti.

Todo es gozo, gozo infinito. Extiéndete hasta ahí, trasciende hasta ahí. 

¿Cuánto gozo? dirás. Todo.

Respira y si algo se pronuncia, que sea grato, algo inmenso.

Respira y ve agradeciéndote, por esta, tu forma de servirte en Luz, de crear tanto, de creer tanto, de asistirte, de producir tu presente, de habitarte así.

Respira profundo guardando la promesa de que no permitirás de que todo esto se desvanezca así por así.

Eres quien registra para contener cada vez más. Y que si pensamientos son, que sean eso, más. Respira profundamente, serenamente y hazte presente aquí, ahora, en ti.

Respira.

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