El presente se precipita, siempre
MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA
25 de julio de 2018
Respirando profunda y pausadamente y como quien no quiere… pregúntate ¿cómo estás? Si no te atreves a decir bien, sigue respirando hasta que sientas lo bien que estás.
¿Qué mejor que estar así? ¿Qué mayor bendición que este tiempo que te das? Qué hermosura tu Ser, atento a sí mismo. Qué alegría tu intención de conocerte, de saberte.
Respira.
Estudiándote, haciendo breve lectura de tus pensamientos y cómo se van diluyendo. Tratando de entender tu quietud, tu silencio. Y al no poder, se rinden. Y eso te beneficia inmensamente. Y cada respiro, una forma de nutrirte de ese alimento vital. Es como si te acomodaras en ti, en el espacio que sabes, en la forma que debes, desde la voluntad que obtienes al quererte, al hacerte presente.
Que corra todo alrededor, todas esas imágenes del día. Palabras que van y vienen, oídas o dichas, instantes, miradas. Considera que ya todo está en ti, en tu registro, tal y como lo has querido.
Respira.
¡Cuánto encuentro! Todo bajo ese programa existencial en el que cada minuto, cada fracción de tiempo, ocurre en ti. Estás presente, respiras presente, contienes presente, eres presente. Presencia.
¿Cuánto has aprendido a manejar de todo esto? ¿O por el contrario eres manejado? Estas presente. Y entre tantas formas, tantos contenidos, reconoces el propio.
Respira.
¿Cómo se está entre millones? ¿Cómo se es? ¿Qué se tiene, qué se contiene? ¿Qué es lo propio? ¿Qué es lo único? Ya no atiendas si respiras o no, abstráete en lo que sientes único, en lo que es propio, en lo que Es.
¿Cuántos de esos millones se sienten presente?
¿Presente en dónde, presente en qué, presente ante quién? Creen en el tiempo. ¿Y si no existe? ¿Dónde queda el presente? Si apenas es lo que sientes, en principio de ti. Y parecieras perderlo, acordándote de lo que ya no es, de lo que pareciera ser tu memoria muerta y de lo que has olvidado.
Entonces finges y sabes que no se puede, que no se debe, que eres lo que eres. Te toca seguir. ¿Quién marca la línea? ¿Quién se programa? ¿A quién obedece?
¿Quién crea el designio? ¿Quién lo habilita, quien lo habita, quién lo vive?
Se precipita el presente en dónde estás, siempre, en el que eres, siempre.
¿Entiendes el siempre o se te olvidó?
Respira, acordándote de lo bien que estás, de lo bien que te sientes. Respira profundo, atendiendo cada respiro. Limitando las sensaciones, no cabrían, no aquí, no ahora, en este breve presente que te has brindado y del que siempre obtienes un poco más de lo que realmente eres.
Gestiona el alivio, considera la libertad, proponte siempre el juego y el alcanzar pensamientos más nobles, más puros. Resume todo en tu verdad, esa que habitas desde lo que eres.
Respira y recuérdate aquí en donde hoy permaneces.
Respira y agradece tu humilde propuesta de encontrarte más, de habitarte más, de ser más.
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