Si te dijera: respira con normalidad, ¿cómo sería? Asimismo, con naturalidad ¿cómo sería? 

¿Qué tan normal respiramos? ¿Qué tan natural respiramos?

Y lo que encontraríamos es, la necesidad, por supuesto. Entonces, sería necesario, normal, natural, respirarnos. Entonces sería ¿qué es lo que respiramos? Desde ese cómo, ¿qué respiras? 

¿Respiras acaso tu dolor, tu sufrimiento, tu incomprensión, tu apego?  ¿Qué respiras?

Cuando lo haces, ¿cuál sería tu sensación? ¿Respiras más tu interno o acaso lo externo?

¿Qué habría que respirar? Si de ser un acto tan vital, ¿a qué nos hemos acostumbrado a respirar? ¿Qué fórmula existe para ese acto? Y por supuesto que químicamente lo sabes,¿pero te conformarías con eso? ¿Podrías anexar otra cualidad a lo que respiras?

Piensa.

Porque básicamente es desde lo que pienses, que podrías inducirte a ese otro estado. Sería el ducto para ese otro alcance, hasta que finalmente puedas extasiarte, en medio, dentro de tus corrientes, tus fluidos. Así que respira tan profundamente como quieras, sientas, necesites.

Asimismo modificando, imprimiéndole, alguna otra cualidad al elemento que respiras y que le permites fluir por tu interioridad.

Ve disfrutándolo, regodeándote en tu alquimia posible. Y haciendo que lo que respires, sea lo mejor de ti. ¿Sabes acaso qué es lo mejor de ti? Y no apeles a lo que te hayan dicho, sino lo que tú sientas de ti.

Hazte de tu compañía, que aunque no lo creas ni lo sepas, es la mejor. Y considérate ahí, en ti, amorosamente en ti. De alguna forma descifras tu amor, el que sientes por ti.

Respira eso, sin que te sientas soberbio, egoísta, distante de todo. Es este tu momento,  el que te dimensiona para saber querer, poder, actuar, con el resto.

Siente, acepta, lo fluido que es, lo plácido. Sin ninguna pretensión, sin ninguna restricción, sin nada que buscar, nada que encontrar, nada que decirte, más que expandirte, liberar.

Así como sueltas, sostienes todo tu Ser, el que respira, el que se sabe respirar, el que quiere, el que puede y el que sabe, debe. Contienes sin retener y retienes sin poseer. No sería posible ¿Tener qué, tener a quién? ¿Quién sería, quién serías? ¿Serías quién? ¿Quién es quién? ¿Quién Es?

 Haz mudo tu respiro, que ni pregunte ni responda.  Ante tanto silencio, nada.Y es ese estado, ese espacio. Respíralo sin vértigo, sin temor.  Es un espacio tan vacío y un vacío tan espacioso, en el que ningún pensamiento se está cómodo, ningún sentimiento cabe, ninguna duda acecha, ningún temor se cuela. Ahí eres, ahí eres.

Aunque te impactes contra ese espacio, resístelo. No necesitas nada, ni respiro. Y ahí estás, en tu sutil permanencia, en tu sutil impermanencia, en tu sutil Ser.

Mi Amado…

Respira

Respira sutilmente, desde la forma que sabes tienes, desde el espacio que sabes ocupas, en el tiempo que sabes juegas.

Respira.

Que no te alcancen todavía tus pensamientos. Retrásalos.

Que nada te apure, respira con aliento, con fuerzas, con vitalidad, con alegría.

Respira firme, atendiéndote, agradeciéndote y comprometiéndote en tu aquí y ahora.

Profunda y pausadamente, respira.

Respira.