Plan de Vuelo 2018
La odisea interna
Lo siguiente, sentir que se puede respirar y saber hacerlo. El aliento vitaliza lo suficiente para que acontecimientos pasados, presentes, futuros nada produzcan, ni el más mínimo respingo, ni tampoco sobrecojan. No aquí, no ahora. Justo cuando mides el esfuerzo de replantearte desde el ser.
¿A razón de qué, qué estás haciendo, quién eres, dónde estás? ¿Es un balance, un recuento, un cierre o un principio de ciclo, una linealidad, un ajuste, un reconocimiento? Sería todo eso y más, mucho más. Si evitas hacer este ejercicio no podrías ni planear el más mínimo arranque, no en serio. Obviar lo pasado, negarlo o bloquearlo no ayuda a descubrir la fuerza que se resiste, el aliento nuevo y, por ende, encontrar razones. Si te propones el despliegue es necesario revisarte, el despegue vendrá luego, si cuentas con la intención, la voluntad y la fuerza. Es ley.
Emprender un nuevo año porque sí, marcado así, por pausa laboral, presión social, costumbre ancestral e intereses varios, tiene que darte reflejo -cercano o lejano- de dónde estás en tu territorio personal. Ese espacio que habitas siendo quien eres ¿lo ocupas o lo invades? Y sí, aunque te parezca extraño, puede que no estés siendo suficiente en lo que eres y estás.
Es muy fácil, en estos tiempos determinar tu real procedencia y tus más íntimas vivencias. ¿Sabes el por qué de tu vida, en lo que ha derivado tu existencia? De sentir todo pesado, cargado, resistido, ambiguo o temible, deberías considerar lo elemental: profundizar tu respiro, jalarlo desde donde esté, hasta asegurarte que tan propio es.
* Créelo: es tu vida. Tal y como te la propusiste hasta que le diste alcance. Aquí estás. Eres tú. Reconócete en conciencia de eso. Es lo más importante. *
¿Existe un plan, lo tienes? Pregúntate si crees que puedes elaborarlo o acostumbras improvisar, es decir, sobrellevar vivencia tras vivencia, el consabido “como vaya viniendo vamos viendo” y te refiero una vulgaridad existencial, una bagatela que es común en nuestra realidad -sobre todo- en quienes cual replicantes se dan a la tarea de llenar su existencia con la insustancialidad de la desventura, estas vidas revueltas e inmundas en lo que se ha convertido -para muchos- encarnar.
Entonces, sobre el plan, ésta máquina programada que tipea mi consciencia dice: procedimiento, regla, técnica, método, régimen, propósito, designio, intento, programa, intención. ¿Te resuena algo? ¿Te formularías un plan a partir de ti o estás esperando que algo te toque o se dé?
Y que no te abrumen las interrogantes, más si no encuentras respuestas. Las hay, en ti están y son. La vida es tal y como la vives. Siendo tal y como eres. ¿Te agobia? Haz que no, gánale al intento.
* Aclara situaciones de cualquier índole, desde tu pensamiento, revisa lo vivido como una escena removible, no te empeñes en fijarla, si es que acaso dejó una tensión que te resulta incontrolable, es precisamente por eso que debe convertirse en algo destituible.
* Libera tensión, desde donde venga. Si sientes un rezongo interior ubica el origen y disuelve, si te es posible desde ti, nada esperes del otro.
* Intuye tu plan más que descerebrarte elaborando ideas o supuestos, de sentirlo imposible llévalo a lo posible, si lo es. Si te lleva a pensar en contratiempos y desventuras, revisa entonces si te has disipado o desmedido. Guarda mesura, es parte del poder de intuirte. No podrías sobre excesos o insuficiencias, más bien sobre una plenitud que te alcanza cuando ganas certeza y seguridad, jamás desde la ansiedad y el temor.
* Escoge vivir, sea lo que sea. Inhibirte es restarte ante la tarea de lo elaborado en ti, por karma o dharma, es cuestión de fluir, no sobre corrientes –incluso- visibles, más bien ese torrente interno de sensaciones, emociones, sentimientos que se van destilando de tus razones.
* Recoge, una vez más, lo que por experimentar has producido. Allí te verás en las circunstancias, los lugares y la gente que te rodean. Eso es -te guste o no-, eso es tu realidad. Entonces del acopio llega al balance y a partir de allí lo que emprenderás, como acción de ajuste y logro mayor. ¿Quieres eso?
* Porque si te vale madre pues continua como eres y estás. No pasa nada. Entiende de una vez que este juego lo programas a tu antojo y semejanza, dios humano, dios mortal. Y no se trata que existe otro Dios, enmayusculado a quien debas temer por tu insignificante insignificancia de signicarte como algo o alguien. Entiende: no pasa nada. La transcendencia es para quien así la concibe, la crea, la recrea, la cree, la aspira, la busca y la encuentra. Lejos de dogmas, pugnas paganas o sagradas ¿diferencias? Ninguna.
* Atiende el momento presente como si no existiera nada más. No existe nada más, aunque por ignorancia, empeño y costumbre creas lo contrario. Ríete ahora de ti y de todos para que los dioses de todos los tiempos y todos los espacios, creados y creídos por ti, al creer en su poder desciendan en ti. En lo único que eres. Tan hoy como ahora y tan ahora como siempre.
* Incorpórate en cualquier plan o proyecto que sientas se ajusta a tu esencia, así como desincorpórate sin reparos de los que no. Sal, borra, tacha, bloquea, ignora, prescinde, suprime, desenrédate. Eso sí, si puedes, valora lo que te lo produce: la acción o la reacción. Acuérdate que dentro de la ética cósmica existe sólo lo que amor produce, nada menos, nada más. Y el amor es acción, si tu ego lo disfraza, lo mal traduce, atente a lo que como consecuencia originas y no hagas de esto tu constante. Sólo lo que alcanza inmutabilidad, firmeza e invulnerabilidad puede parecerse y alcanzar el campo dinámico de lo divino. Y no te confundas, hablo de aquello que no es de este mundo dual, artificial y efímero.
* Decide entre experimentar o no el amargo sendero de la incon-formidad, la envidia y la transgresión, ejes de los desmanes humanos actuales, así como dañar a otros por tu soberbia. Recuerda la ley.
* Atrévete y hazlo las veces que así lo consideres y lo sientas necesario y más que justo contigo mismo. Arriesga ¿qué más da? Ya lo dijo Jorge Luis Borges en su lúcida insensatez: «Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores.»
* No pierdas rumbo de ti aunque el vuelo se te dificulte, aunque no remontes todo lo que esperabas, aunque las corrientes adverse y atente lo que no termina siendo así. Haz alquimia, transforma la energía. Recuerda lo que expresó Cerati -para seguir por el Sur- manejando ya su información: “Todo me sirve, nada se pierde, yo lo transformo. Sé, nunca falla, el universo está a mi favor, y es tan mágico“. Lo es. Todo va a tu favor, incluso lo que aparente no, no es posible, ya te has trazado tu vuelo interno y eterno. Eso, inmortal, porque sólo me dirijo a ti, todo se desvanece en la nada. Allá nos vemos.
* En fin, fin del plan, fin del vuelo. Tú eres tu odisea. Amor siempre. No hay nada más. Pisa firme es la única forma de volar. *
P.D: Como ejercicio -y algunos ya han podido realizarlo- haz tu lista de “¿Por qué merece la pena vivir?, inspirado en el valioso segmento de Manhattan de Woody Allen.
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