Si sanas tus pensamientos, sanas tu karma.
13 de Abril de 2018
¿Qué piensas? ¿Qué estás pensando? ¿Qué se te ocurre? ¿Qué te permites pensar?
¿Qué pensamiento te sobreviene? ¿De alguna forma analizas, piensas, en lo que piensas?
Y deberías. Deberías ya saber en qué orden, qué cualidad, tiene tu pensar.
¿Qué te produce? Si lo haces, si te atreves, podrías saber tanto, tanto de ti.
Y no se trata de que te obsesiones, que ante cada elaboración mental estés ahí.
Pero sí deberías estudiar un poco, sentir además, lo que tu pensamiento te produce.
Y hoy, cuando estamos, nos vemos, tan invadidos de estímulos que te llevan a eso, a pensar.
Porque a eso debería llevarte todo esto, y no al contrario. A anularte la razón, a aceptar todo, a conformarte, ¿por qué?
¿Para qué crees que te serviría tanto esfuerzo?
Ese esfuerzo de estar aquí, de vivir, de establecerte nuevamente en estos predios, en los que indefectiblemente te corresponde estar.
Por eso, lo primero que deberías tratar es, depurar lo que piensas.
Obtener, conseguir en ti, esa hermosa facultad de pensar en bien, ante lo que sientes, ante lo que sabes eres.
Así te provoque otra cosa, o te provoquen tal vez, hacer que tu razón conciba pensamientos plenos, puros, de alcance.
Porque ¿sabes lo que agota?, pensar siempre de manera negadora, sobre todo ante ti:
que si no sabes, que si no debes, que si no puedes, que si no quieres, que si no eres.
¿Y el esfuerzo? ¿El valiosísimo esfuerzo? ¿Cómo pretendes que quede en tu negación?
Y luego, cuando el pensamiento sanes -porque sana-, empieza la liberación, otra condición quizá más libre,
en la que también puedas pensar, pero con alivio, con asertividad, con confianza, con entendimiento.
Y ya no serías tan vulnerable, ni siquiera por ti, cuando pretendas nuevamente desconocerte.
Por eso, tienes que llevar a que tu pensamiento te conozca, y tú a él.
Piensa en bien, piensa en ti, te hará bien.
Om Namaha Shivaya
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