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Editorial|Newsletter Nº20

MARZO 2018

 Tanda arbórea

Ha sido una real y verdadera tanda de experiencias. ¿Arbórea? Por lo fértil, digo. Sumidos por lo demás en la elección del alma en tiempos de espesor humano. Rondar por lo que el espíritu guarda e intercambia con quienes se deslastran de temores, así como configuran pronunciamientos de luz tan variopintos y dinámicos. Ya nadie ni nada produce ni susto ni espanto.

 

El Monte Shasta , como siempre, un monumento para la aventura interior. Sin distanciarnos ni un instante de la estampa dimensionada del paisaje y su horizonte interior, lo que se experimenta es un contubernio existencial que revierte e invierte el tiempo y el espacio, es decir, tanto pasado solo revitaliza el presente y acerca el futuro y ocurre, al mismo tiempo.

 

De allí pasamos por Los Angeles y la Expo Vida Consciente, algo cercano a encuentros de cualquier tipo. Literal. Turba de individualidades ganadas a obtener a toda costa alguna certeza ¿a qué? ¿importa? No, realmente. Al parecer la intención es reavivar las bataholas contemporáneas en los que conjuros y menjurjes pueden sostenernos en la habitabilidad, ayudarnos, al menos, a sobrevivir, con especímenes, mutantes, extraterrestres, complots, conspiraciones y demás.

 

El Mahashivaratri único, confluido y experimentado. Bastante más de centenar de almas nos unimos sin vacilar para potenciar el evento cósmico, por demás irrepetible. Ni nosotros. Solo por eso hay que disponerse y reactivarse como sea. Las cuatro pujas dispensadas al lingam fueron in crescendo hasta el clímax del amanecer, ese mismo que se produce en el ashram Caminantes.

 

Indetenibles seguimos con jornadas de comunión entre aquella estela naranja para alcanzar todo rastro existencial. Todo bajo la habilidad del respiro. Nutrirse casi que por osmosis, combinado lo elegido: lo tribal por encanto, lo ritual sin protocolo ni pompa, menos por costumbre, que por puro gusto.

 

Se viene de vuelta y de vuelta se va, así, sin escala ni alcabala posible ya entre predios de avance en sentido propio, recorridos por conciencia. Todo visto en redes –incluso- para quienes se monitorean el hecho en vivo, en el más directo presente.

 

Ha pasado de todo ¿y cuándo no?. Esperando como respuesta otro adverbio, o tal vez una conjunción o una preposición. Y es que el punto, el grano, lo resolutivo no está en la espera, los que más importan: aquí y ahora. Ya todo lo demás pasó. Estamos de vuelta, como siempre.

 

Mataji Shaktiananda

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