Soy Todo. Sé Todo
MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA
31 de enero de 2018
Asegúrate de no guardar tensiones. Para eso respira profunda y conscientemente. Visualiza tu rostro, tus ojos cerrados sin tensión. Visualízate. Y lo que siempre te pregunto ¿eres capaz de verte así? ¿Puedes, desde tu interior, percibir tu exterior? Esa, tu forma. Además de sentirte así, gratificado.
Así que respira con toda la serenidad que crees contener, la que puedas lograr. Y observa tu respiración para serenarte, para estabilizarte, para saber situarte y permanecer ahí, en ti. La pregunta, ¿sabes permanecer en ti? ¿Sabes estar en ti? Y sigue respirando, prestándote toda tu atención. Es tu momento, es tu espacio.
Observa con toda tu atención, tu respiración. Céntrate ahí, buscando que sea continua, sosegada. Busca respirar tan fluidamente, que no te provoque toser. Controla eso. Si mantienes el rostro un poco altivo, tampoco tendrías que salivar.
Es como si todo se detuviera, en ti. Y el respiro se hace breve, conscientemente breve, imperceptible. Es como si establecieras un compás, entre tus pulsaciones, tus latidos, tus respiros. Una perfecta armonía que poco a poco va organizando tus pensamientos, para que no existan, para que no se detengan en ti.
Respira.
Te pregunto ¿cuánto te nutre tu respiración? ¿Consideras tu respirar un alimento? ¿Cómo dirías que te nutres más? ¿Qué sientes? ¿Sientes tu respiro? Y permite que en este momento lo sea, sea tu alimento. Haz que sustancialmente sea tu alimento.
Pregúntate ¿qué crees necesita ser alimentado de ti? ¿Qué? ¿Sientes algún debilitamiento? ¿Alguna deficiencia acaso? ¿Alguna carencia? ¿Por qué sería? ¿Por descuido, por desvelo, poco entendimiento, desconfianza?
¿Qué crees debería alimentarte? ¿Cuál sería la cualidad que le buscas a tu alimento? Y lo otro sería ¿qué quieres alimentar? ¿Y cuál sería tu estado?
¿Estás lleno o estás vacío? Entonces, ¿qué te llenaría?
Respira.
Y desde alguna parte de ti, siente tu plenitud, tu alcance, tu real estado. Y que cuentas además, con toda la posibilidad de mantenerte así, a plenitud.
Pregúntate ¿qué necesitarías, en este mismo instante, como alimento? Ahí donde estás, siendo quien eres ¿qué necesitarías aparte de esta íntima sensación de estar en ti. ¿Necesitas algo, necesitas a alguien?
Respira.
Respira sintiendo y consintiendo en ti, tu plenitud. Esa manera en que te llenas de ti, siendo en ti. ¿No es una delicia? ¿Acaso no eres una delicia?
Y si te atreves, explora más. Podría existir alguna pulsación de inquietud, de duda, algún latir que te hiera, que te angustie.
Respira.
¿Detectas algún vacío? ¿Sería acaso inconformidad, recelo, temor? Respira. ¿Traducirías ese vacío en desamor? ¿Será? Respira. Y como si en ti operaras con vasos comunicantes, recurre a tu plenitud. Y moviliza hacia tus vacíos esa constante. Esa constante que te dice:
Soy Todo. Sé Todo. Tengo Todo. Soy Todo. Sé Todo. Tengo Todo. Soy Todo. Sé Todo. Tengo Todo.
Respira confiando en ti. Si me preguntas, te contestaría una y mil veces: confío en ti. Confío en ti. Confío en ti. Pero sé que lo que vale, es tu respuesta. La que tengas para ti. ¿La tienes?¿La conoces? ¿Te la dices? ¿Te la crees?
Respira.
Y quédate ahí, con tu alimento, en tu plenitud, con tu respuesta, en comunión. Eso eres.
No llenes tu plenitud de nada. Ni un reclamo, ni una pregunta, ni una duda, ni un temor.
De nada. Que el respiro sea tu vacío, hasta que te suspendas con aliento y sin respiro, en tu vacío. Llega ahí.
Poco a poco ve retomándote con respiros profundos, conscientes. Ve llenándote de todo cuanto sabes eres. Respira profundo, haciéndote presente, estableciéndote aquí y ahora, sin precipitarte. Recordando lo que eres, quien eres, qué crees necesitar, qué buscas, qué has encontrado. ¿Te amas?
Agradece lo que te has brindado, este extraordinario momento, en ti.
Te agradezco. Respira prometiéndote algo. Prometiéndote algo, lo que sea.
Respira confiando, aquí y ahora.
Respira y vuelve en ti, a lo que eres, a lo que crees eres.
Respira.
0 comentarios