Al cierre de un año indómito
Diciembre de 2017
Como pocos y ojalá que como ningún otro. Pero vivido y bien vivido, sin ninguna duda. No queda otra que seguir los tiempos así como lo siguen a uno, sin reversa posible, instalados igualmente en el más puro presente. Todo dispuesto en piezas claves, sin bascosidades ni impurezas.
Se van llevando estos años con la dignidad original, así como aquel pecado inadvertido pero concienzudamente incrustado. Se va retribuyendo lo que íntimamente se contempla sin necesidad de melindres ni aspavientos.
El recorrido fue casi completo por las zonas en las que el Ser que nos alienta respira y sí se pudo: respirar en comunión así como disolver asperidades que no buscan esos principios tan accesibles como comunes. Espacios del ser que existen en cada uno y sólo vale el esfuerzo de darle alcance y cabida en lo que tan expeditamente buscamos como colectivo espiritual: un poco de paz en una tierra en crisis. Como ejercicio, propiciárnosla como tarea propia. De allí el valioso trabajo interno y esas ganas de sanar lo que se trae, lo que se prenda, lo que está ahí inamovible ante nuestra ignominia.
Queda, como siempre, la sana y justa reflexión, propia de estos finales de año dentro de este conteo de segundos para todo lo que se avecina. Feliz y consciente vida!
Mataji Shaktiananda
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