Tu juego de luz
MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA
6 de diciembre de 2017
Que cada respiro te haga sentir presente. Hazlo conscientemente, cada respiro, que no se te escape y no te escapes de ninguno. Ve produciendo este presente con esa, tu presencia, que respira conscientemente y sentirás otra forma de habitarte.
Es como si tu peso, en todo sentido, no existiera. Es como si lograras sumergirte en otra forma de ti. Y desde ahí vas activando tu conexión y por otro lado, te vas desconectando de este cuerpo, pleno en sus sentidos.
Es como si te habitaras en otro cuerpo. Y es que así es. Vas haciéndote consciente en ese otro cuerpo, formado, conformado, por otra sustancia que te va alcanzando y a la vez, tú alcanzas. Es el que realmente se alimenta con tu respiro. Es el que hace esa fusión con el elemento y el que a su vez produce, reproduce y conduce los fotones que te permiten tu resplandescencia. Tu visión más certera de ti, tu juego de luz.
Siente de alguna forma que te instalas en ese tu cuerpo más sutil y que estás ahí. En este momento estás ahí, aunque te sientas aquí. Conéctate con esa vibración que tu ser emana, ante el respiro consciente que elaboras y la resplandescencia que produces.
Te habrás preguntado una y mil veces, ¿todo esto para qué, todo esto para quién?
Los más escépticos habrán dicho ¿qué valía tiene detenerse así? ¿Qué beneficio reporta mantenerse así? Y entiendo que sabes que es la mejor manera, la más óptima que tienes para movilizarte. Lograr que tus fluidos se aceleren, así como se aquieten y puedas y sepas, expedir para ti lo que contienes y eres, ahí, así como estás, casi sin sentirte, ni falta te hace. Más bien, te sienten.
Cuando logras eso, como te he dicho, te suspendes. Hasta el respiro se suspende. Prueba, atrévete, extasíate, vacíate.
Amado, si te sobreviene un susto, respira. Podría ser natural. Más que tu abandono o tu escape, se trata de tu más íntima condición, es tu conexión con tu Ser, el que habitas, el que te habita.
Y se trata de alcanzar eso, tu nada. Así como nada que sentir, nada que escuchar, nada que ver. Se trata como de un momento anónimo, inédito y cada vez que lo logres, nunca será igual. Primero, porque nunca serás el mismo, siempre será otro momento y poco a poco, tu logro será mayor. Es el alcance.
Respira retomándote, restableciendo poco a poco tu presencia más física, reincorporándote a lo que sabes y sientes tu cuerpo es, respirando ya en él. Respira.
Respiraciones profundas, muy profundas, aceptando tu momento, tu aquí y ahora. Prometiéndote sostener, mantener, resguardar todo ese resplandor que sabes alcanzas. Y dirás ¿para qué me sirve? Y en principio para saber que eres y también para saber actuar conscientemente, amorosamente.
Respira.
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