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Tu anhelo de ti

MEDITACIÓN CON SRI MATAJI SHAKTIANANDA

8 de noviembre de 2017

Asegúrate de no guardar ninguna tensión, revisa tu rostro en expresión relajada.

Respira profunda y conscientemente, mantente en tu propio estado de quietud, aquietando tu mente, igual sin generarle tensión, porque de alguna forma sabe, que tu concentración, tu introspección, depende de cómo esté tu mente, cuán dispuesta, cuán sosegada.

¿Crees que cuando meditas o tratas, de alguna forma te elevas? ¿Qué se elevaría?

Confiarás en tu respiro, en tu intensión, en tu disposición, en tu fuerza interior.

Combinarás tu respiración con lo que sientas por ti, al sentirte así, aquí. Disponte profundamente para ti, ante esto que haces, brindarte tus respiros, tratar de aquietarte, de prescindir un poco de tus sentidos.

Te preguntaba… ¿acaso elevarte, acaso alcanzarte más, acaso llegar ahí donde sientes estás, en lo que sientes eres? No deberías dudar, estás haciendo, estás logrando todo eso y más. Uno se preguntaría ¿elevarse? ¿Y dónde se está entonces?

¿Dónde estamos? Lo que deberías responderte es ¿cómo sientes vibra este planeta? ¿Ves, sientes, formas elevadas de comportamiento, conducta, armonía y entrega? ¿Ves eso, sientes eso? 

Es como si algunos, tal vez muchos, están en otras tantas cosas y no se acuerdan, no quieren, no ejercitan esa innata condición, esa naturaleza de infinita luz. Prefieren detenerse, retenerse, distraerse en otras cosas.

Mientras que otros buscan sentir lo que el Ser es, lo que esta conciencia activa y creadora, mueve y promueve en y para nosotros. 

Y estás ahí, entre aquellos que se respiran, que se concentran, que habilitan esas formas internas de obtener, de concebir, de pronunciar, de alcanzar su luz, ese encuentro, ese silencio, esas ganas. Son ganas, lo sé. ¿Tienes ganas? Ganas de ti. Y eso no se explica, a veces no se entiende, tampoco se acepta, pero son ganas. Ganas que se mueven a tu voluntad.

Respira esas ganas, siéntelas, son tan reales, tan firmes, tan vitales. Respira tus ganas, al producirse en tu íntimo anhelo de alcanzarte. Es que cuando dan esas ganas, no importa nada ni nadie, ni uno mismo. No importa.

Importa ese aliento indescifrable, indescriptible. Es el más elevado aliento, el del Ser, el de la conciencia. 

Existe a quien no le da la gana, encontrarse ahí, situarse ahí, establecerse, reconocerse. ¿Te has preguntado por qué? Y lo más seguro es, porque no sabe. También porque no quiere.  Sé indulgente, sé amable, sé bondadoso, sé generoso.

Respira ahí, en tu condición ganada, en tu claridad ganada. Respira elevándote.

Me preguntarás ¿cómo? Y es tan simple…Es tan simple. Es tan sólo sostener tu respiro, tu amoroso respiro, transformado en aliento, en silencio, en comunión. Te vas quedando en ese estado, en el que tu conciencia, elevada está.

Son instantes que ignoran el ruido, que transforman las vibraciones, que expiden esperanzas, que agotan dolores, que manifiestan amor y ejecutan tribulaciones.

 Amado mío, respira. Cada respiro consciente eleva la frecuencia, amplifica las bandas de conciencia, regenera los circuitos, te acerca al Ser. Son instantes eternos, no los midas por aquí. Ama esos instantes. 

Respira convirtiendo este instante en infinito gozo, considerando tu retorno. No lo veas ni lo sientas ni lo llames como tu descenso hasta ti, mantente elevado en tu sentir, en tus acciones, en tus formas, en tus acciones, en tus anhelos, en tus ganas.

Respira atendiendo el aquí y el ahora, tu presente, en tu forma de ser, en tu forma de estar, en tu forma de amarte. 

Respira.

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