El amor no se negocia.
08 de Octubre de 2017
Lo primero que te diría es: ¿qué tan presente te sientes?
Porque se esté donde se esté, hay que estar presente.
Es decir, sentir tu presencia, sentirla en ti, para ti, así como crees eres, con todo lo que crees eres.
No sabes cuánto necesita este planeta de nuestra presencia consciente.
Porque existen quienes están, son, permanecen aquí, sin el mayor sentido de lo que la presencia es.
Y no se trataría de algún esfuerzo mayor, es tan solo asentar nuestra condición del Ser.
Eso, Aquello que nos ha facilitado esta forma, todo esto que somos.
Te preguntarás por qué te digo esto, si a lo mejor te sientes profundamente presente y capaz de ser y estar donde sea.
Y te puedo asegurar que, ante tantas tensiones, existen muchos seres que han decidido,
han renunciado incluso a ser más, a sentirse más, a estar.
Es como si se hubiesen entregado, pero no a lo que estipulado está -Aquello, Eso, que todo te permite-.
Más bien a esta vorágine inconsciente de fuerzas ocultas, que solo quieren que permanezcas sin saber estar.
En cierta forma te necesita, pero más te necesitas tú y deberías saberlo.
Deberías considerar tu presencia, tus formas, tu estado de conciencia, tus ideas, tus inquietudes y proyectarlas.
En otras palabras o en las mismas: ser más tú.
Capaz que, por la misma estrategia, por la que te ocupa, por la que pretendes, por la que buscas,
no te das suficiente cuenta de que has perdido alguna facultad de permanencia consciente, de acción consciente,
Y te mantienes, te llevan sobre corrientes ambiguas, quizá fáciles y cómodas.
Y te entregas, no ofreces resistencia alguna, todo te parece que está bien
¿Qué está bien? ¿Cuántos están bien? ¿Cuántos se saben en bien? ¿Qué sería el bien?
¿Es todo esto el bien? ¿El bien de quién? ¿De cuántos?
Por eso es que te necesitas, para sentirte profundamente bien contigo mismo, pero de verdad.
También te preguntarás: ¿qué tanto de bien contengo?
¡Tanto! ¡Tanto!
Por eso te digo: considera por lo menos estar bien, sentirte bien, estando.
Y que esa, tu forma de estar, genere bien. ¿Qué sería?
Que no se hable tanto de la paz si la paz no es real.
Que no se medie ni se negocie sobre formas de entendimiento humano.
Entiende bien, el amor no se negocia. Es una contradicción.
Es más simple: se da, se ofrenda, se crea, se busca, se encuentra, se produce, pero por encima de todo, se siente.
Tienes que atreverte internamente a decirte: sí quiero el bien, sí sé amar.
Prométete eso, por lo menos eso.
Om Namaha Shivaya
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